Sakrifizioek paper garrantzitsua izan dute gizateriaren historian. Antzinatera joaten bagara, espainiarren konkistaren aurretik Mexiko bizi ziren aztekentzat Huitzilopochtli jainkoarentzat egindakoak garrantzi handia zuen: giza sakrifizioen helburua eguneroko borrokari indarra ematea eta 52 egun irauten zituen eguzkiaren irteera zikloa berritzea zen. Horrela munduak existitzen jarraitzen zuen. Gaur egun, kapitalistak dira gure bizi baldintzetan sakrifizioa egin dezagun eskatzen digutenak.

 

 

Los sacrificios no aplacan la codicia de los capitalistas.

 

En la actualidad, capitalistas y sus representantes en todo el mundo, ya sean gobiernos de derechas o socialdemócratas, mantienen que debemos hacer sacrificios en nuestras condiciones de vida de cara a superar la crisis. Nos venden el temor de que el sol capitalista deje de salir al no poder colocar regularmente las emisiones de deuda pública. Aunque evidentemente el sujeto de sacrificio no son los bancos, si no los trabajadores y los jóvenes de todo el mundo que están rebelándose contra esta situación.

El recorte del déficit público y, con ello, del gasto social es el sacrificio que hay que hacer para mantener y aplacar la desconfianza de los “mercados” (léase los grandes fondos de inversión y riesgo) tras los cuales se ocultan las grandes fortunas capitalistas. El patriarca Abraham tuvo más fortuna que la clase trabajadora, pues requerido por Yahvé para sacrificar a su hijo Isaac, en el último momento cuando se disponía a cortarle el cuello, la mano salvadora del espíritu santo detuvo el golpe fatal. Yahvé, dios tan severo como desconfiado, quiso sólo probar la obediencia de Abraham en el sacrificio de su primigenio.

 

El capital financiero internacional y los estados burgueses que los sostienen son tan severos como Yahvé. Exigen sacrificios a la clase obrera que finalmente tendrá que pagar hasta el último céntimo de la deuda pública. Sin embargo, los capitalistas no mandan al espíritu santo en ningún momento para terminar con la sangría a la que se está sometiendo a los trabajadores, si no todo lo contrarío, jalean  para que el puñal entre bien dentro de la garganta.

 

No obstante, la clase obrera no es un niño indefenso y está demostrando que no acepta pasivamente estos ataques, sino que su resistencia está tomando cada vez un carácter más revolucionario. Los trabajadores y sectores de la juventud que engrosan no ya el ejército de reserva industrial (del que hablaba Marx en la época de ascenso juvenil del capitalismo que servía para mantener bajo el precio de la fuerza de trabajo), si no un ejército conformado por desempleados crónicos que en el caso de la juventud obrera, alcanza en buena parte de los países tasas de hasta un 40% y 50% de desempleo.

 

Este desempleo es el reflejo de que el capitalismo como sistema está agotado ya que es incapaz de garantizar un futuro digno para la juventud y con ello un futuro para la humanidad. Yahvé-Capital sí quiere el cuello de la juventud obrera.  Por eso, no es casualidad que tanto en los países árabes la juventud desempleada se haya puesto al frente del movimiento revolucionario, al igual que está aconteciendo en Europa con los indignados en España o los saqueos en Londres (que parecía Caracas hace 20 años). La entrada en escena de la juventud sólo es el anticipo para la entrada en escena de la clase trabajadora que mostrará el camino al conjunto de los oprimidos para salir del callejón sin salida de los capitalistas. 

 

Agosto 1991-Agosto 2011

 

El agitado mes de agosto ha venido marcado por  el empeoramiento generalizado de la economía capitalista mundial profundizándose todos los síntomas de recesión. Los malos resultados de la economía real  impulsaron el descalabro bursátil durante este mes.

 

Curiosamente este mes de agosto coincidió con el 20 aniversario del golpe de estado contra Gorbachov que precipitó la completa desintegración de la URSS. Esta efeméride, lejos de ser  celebrada por todo lo alto por la propaganda capitalista arremetiendo contra las ideas del socialismo y tratando de desprestigiar al marxismo, hubo de rememorarse, por lo bajo, en los medios burgueses debido a que el capitalismo se halla inmerso en la mayor crisis desde la II Guerra Mundial, con una economía mundial completamente incontrolada a merced de la voluntad del capital especulativo.

 

Toda la propaganda creada por la burguesía y  sus acólitos en el movimiento obrero acerca del fin de la historia, el fin de la lucha de clases y del triunfo definitivo del capitalismo que se lanzó tras la caída del estalinismo, se nos muestra con la perspectiva de  20 años  como una farsa ante la inestabilidad y la crisis profunda  del modo de producción capitalista. La historia finalmente ha dado su veredicto y nos está diciendo que el capitalismo tampoco sirve.

 

La irracionalidad y anarquía del sistema capitalista se está poniendo de manifiesto frente a los ojos de millones de trabajadores que ya vivieron durante el boom anterior, la sobre-explotación que  generó un enorme malestar en todo el planeta.  El problema es que todos los sacrificios, despidos  y recortes sociales en nombre del bienestar común y o para “dar señales de confianza” a los mercados, lejos de aplacar su codicia, están empujando a la economía mundial hacia una nueva recesión, tal y como hemos visto durante las últimas semanas.

 

Los especuladores, como ya hemos señalado más arriba, no se han aplacado con los sacrificios, ni siquiera con el último paquete de ayuda del BCE y el FMI a Grecia, la penúltima ayuda para enviar un país a la indigencia y garantizar el cobro de la deuda. Alimentados  por esa avidez  se desató de nuevo una ofensiva de los especuladores sobre la deuda de Italia y España que situó a ambos países al borde del impago. Lo más peligroso para la burguesía europea  dentro de esta nueva escalada de desestabilización es que la avidez financiera  golpeó a economías que parecían fuertes como la belga o la francesa.

 

Para empeorarlo todo y al mismo tiempo como reflejo de la época,  la rebaja de calificación de la deuda norteamericana realizada por Standard & Poors ha descubierto, para el que no lo supiera o imaginase, que la mayor potencia capitalista del planeta no está a salvo del problema de la deuda. El detonante de la rebaja de calificación de la deuda fue consecuencia del agrio debate entre republicanos y demócratas y particularmente dentro del partido republicano con el sector del tea-party que  evidenció  las fuertes divisiones dentro de la burguesía norteamericana, situando al país al borde de la suspensión de pagos, algo insólito en la historia del capitalismo internacional moderno.

 

Estas divisiones de la clase dominante fruto de la profunda crisis del capitalismo norteamericano se ha reflejado tanto en la política exterior como en la política interior norteamericana en los últimos años y reflejan en profundo cambio en la conciencia de las masas que se está dando en el país y que es preludio de grandes acontecimientos revolucionarios que están quebrando el equilibrio social que la burguesía norteamericana ha conseguido mantener los últimos 60 años tras la II Guerra Mundial. El despertar del sueño americano no es más que una pesadilla para millones de trabajadores y jóvenes. El malestar acumulado estallará de un modo explosivo y revolucionario más pronto que tarde.

El secreto de la impotencia capitalista para salir de la crisis reside no en el Olimpo de la Bolsa o los fondos de inversión, si no en terreno concreto, en la economía real, en la evolución de la industria, el empleo y el comercio. Los datos económicos en Estados Unidos, principal potencia capitalista del planeta,  muestran como la crisis de sobreproducción golpea al coloso norteamericano.

 

Expresión de ello es el aumento de desempleo, reflejo de que se siguen destruyendo fuerzas productivas por un lado y, por otro, que las medidas de recorte del gasto público lejos de impulsar la economía la está hundiendo.  Como señalaba el diario El País en un artículo titulado “EE.UU miedo a la recesión” del 7 de agosto “Hay 25,1 millones de estadounidenses para los que la recesión no ha terminado. Son en concreto 13,9 millones de parados (el 44,4%, de larga duración), 8,4 millones de empleados obligados a trabajar a tiempo parcial y 2,8 millones que en la situación actual ni se molestan en buscar trabajo. En julio, la tasa de paro se situó en el 9,1% y lleva 30 meses por encima del 8%”.

 

 A todo esto, se suma el desplome del precio de la vivienda  donde se había refugiado buena parte del ahorro de las familias que se ha  volatilizado y que fue el principal motor de la economía norteamericana. “El desplome del precio de la vivienda en donde en algunos estados se ha desplomado el 50% como Arizona, Nebraska. Para dar dimensión al desplome, el valor de las propiedades inmobiliarias de las familias cayó de 13,5 billones de dólares en 2006 a 5,3 billones en 2009, según la Reserva Federal”. Según el citado artículo, el desplome del mercado inmobiliario ya supera al que se dio durante la Gran depresión y el precio de la vivienda en EEUU, según el economista, ha caído ya más de un 26% desde junio de 2006. Este porcentaje supera en una décima el desplome de 25,9% que registró el sector inmobiliario durante los años comprendidos entre 1928 y 1933.

 

La situación del sector bancario lejos de mejorar con las ayudas, ha conducido a una nueva crisis y a los rumores de una nueva quiebra de Bank of América (BoFA) y su posible compra con ayuda del gobierno estadounidense. Warrent Buffet invirtió 5.000 millones de dólares y eso calmó temporalmente los mercados, por lo que fue presentado como el gran rescatador de bancos. La verdad es que todo es una clara maniobra especulativa que puede llevar al moribundo BoFA  a la tumba, al igual que sucedió con Lehman Brothers. “Los gestores de Bank of America esperan que la intervención del multimillonario ponga fin al desplome de la entidad, que en apenas un mes había perdido un 37% de su valor en bolsa. La caída se había recrudecido en los últimos días a rebufo de los rumores de que el banco necesitaba una inyección de capital de unos 140.000 millones de euros y se disponía a ser rescatado por JP Morgan”. (El Mundo 25-08-2011). Bank of America es el banco más grande de Estados Unidos y su caída significaría  un recrudecimiento de la crisis bancaria en EEUU. Buffet al igual que cuando Jesús le dijo a Lázaro, levántate y anda, le dice lo mismo BofA. Y los crédulos que creen en milagros mientras sus depósitos son desplumados, esperan que los muertos resuciten.

 

El País, en un artículo titulado Impotentes ante la recaída, señalaba cuál era el panorama de la principal potencia capitalista del planeta: “En EE UU, el panorama es aún peor que en Europa. La primera economía mundial ha crecido en los últimos seis meses apenas un 0,8% en términos interanuales, un ritmo claramente insuficiente para crear empleo. El consumo sigue sin remontar y la producción industrial está estancada. La tasa de paro, que lleva 30 meses por encima del 8%, está en el 9,1%. Este dato, difundido el viernes, fue algo mejor de lo esperado, pero ayudó poco a rebajar el pesimismo. El semanario The Economist cifra en un 50% las probabilidades de que EE UU entre en zona negativa en los próximos seis meses”.

 

A la zaga le sigue la economía de la zona euro que refleja la tendencia hacia una nueva recesión, con el añadido de que Alemania que había conseguido permanecer inmune debido a la potencia de su comercio exterior y la sobreexplotacion de la clase obrera se ve arrastrada hacia la recesión. “Alemania registra el peor dato de crecimiento desde la Gran Recesión:  Entre un tren de alta velocidad y uno de vapor hay diferentes categorías. Sin embargo, Alemania ha pasado de ser uno a otro en tres meses sin pasos intermedios. En el primer trimestre del año registró un incremento de su PIB del 1,3%, pero en el segundo la locomotora de Europa anotó un leve aumento del 0,1%. La crisis de deuda de la eurozona y la debilidad de EE UU frenaron a la economía germana.” (El País 17-8-2011). Y si se frena Alemania se frena el resto de Europa: “La recuperación se frena en Europa. El crecimiento de la zona euro se limita a un avance del 0,2% entre abril y junio - El parón de Alemania y Francia hace retroceder la tasa interanual del 2,5% al 1,7%” .  (El País 17-8-2011).

 

La sacudida en las bolsas.

 

La crisis de la deuda y los malos datos económicos empujaron las bolsas hacia abajo. El mes de agosto comenzó con un seísmo generalizado en los mercados de valores  y el ataque contra la deuda española e italiana, que sólo se pudo contrarrestar cuando el Banco Central Europeo empezó a comprar deuda de ambos países y frenar la especulación. Pero no fue el amor a Italia o España lo que empujo al BCE a comprar deuda.  Ante la extensión de la crisis y la posibilidad del rebaje de la deuda francesa y rumores sobre la viabilidad de los bancos alemanes es cuando la burguesía alemana se decidió a actuar. Sólo el inicio del ataque especulativo contra la moneda alemana y cuando se dispararon los CDS  (seguros contra impago de la deuda alemana), se impulsó a que el BCE empezará a comprar deuda española y italiana.

 

Las pérdidas por la crisis bursátil obligaron a no permitir en la Bolsa de varios países, las operaciones en corto. Los precios de las bolsas mundiales han caído una media del 15% desde el mes de julio. “En siete días de agosto las bolsas de EE.UU y Europa perdieron 930.000 millones de euro . Los índices de EEUU pierden un 7% de media, mientras que en Europa, tan sólo el Ftse 100 británico consigue frenar su castigo por debajo del 12%, en la que se ha convertido en la peor racha de las bolsas mundiales en ocho años. El Dax alemán, hasta entonces el más resistente a las embestidas del mercado por su alto carácter cíclico, se ha desplomado un 17,35% en 10 sesiones consecutivas en rojo”. (Expansión 10-7-2011).

Así, lejos de resolver el problema, durante la aprobación del segundo paquete de ayuda a Grecia , los mercados no dieron ni un solo respiro y  arreciaron sus ataques.  La ira divina no había sido aplacada. En una semana, la propia existencia del euro se puso en juego.

 

El nivel de endeudamiento de Grecia no es superior al de California, sin embargo la UE a diferencia de EE.UU no es un mercado unificado por una sola burguesía. El caso es que en Europa no hay una única burguesía unificada si no, como predijimos los marxistas, cuando la crisis arreciara predominarían los intereses de la económica más poderosa - la alemana- que utiliza el BCE a su antojo. El BCE presta al  1% a los bancos mientras no regatea un euro  a los estados más débiles.

Desde sectores de la burguesía se está pidiendo que se instauren los eurobonos que servirían para frenar la especulación. Esto significa que los países de la UE no emitieran deuda pública a título particular , sino a través del sistema de bonos que emitiría el BCE. En un principio,  Alemania que es el estado que más aporta a la UE, no quiere Eurobonos: según cálculos costaría 47.000 de euros anuales según el instituto IFO, unos de los más prestigiosos de Alemania. En su comunicado el citado organismo señala: “"Para Alemania, una convergencia artificial de los tipos de interés mediante una transferencia de pasivos generaría unos costes adicionales importantes a largo plazo", destaca el organismo alemán en su comunicado”.  (Cotizalia 17-8-11)

 

Sin embargo, esta crisis de agosto ha demostrado que Alemania no puede dejar a los socios más grandes como España o Italia caer en un default o aproximarse a él, porque el futuro del euro estaría muy comprometido y la economía alemana se vería seriamente afectada. Así que quizás intenten llegar a algún tipo de acuerdo temporal e inestable que espante el fantasma del default para los países más grandes de la UE. Sea como fuere con Eurobonos o no, cualquier acuerdo será sobre la base de un posicionamiento mejor, en una situación más dominante de la burguesía alemana en el continente. La burguesía alemana ha estado utilizando la crisis de la deuda, como un medio de  meter en cintura a los países que no cumplían los limites de deuda, y con su dominio junto a Francia  del BCE presionando en la política interior de todos ellos. Sea como fuere el poder de la burguesía europea saldrá reforzado frente al del resto de naciones de la UE. Un ejemplo de ello es la reciente propuesta de reforma de la constitución española con el fin de fijar un tope de deuda. Es un caso claro de cómo los intereses de las burguesías nacionales se anteponen a los del conjunto en la UE. La integración económica se subordina a los intereses de una burguesía nacional.

 

La burguesía en decadencia: ni aprende ni olvida.

 

Tal como nuestra tendencia política señaló en anteriores escritos los paquetes económicos de recorte del gasto público lejos de resolver el problema del capitalismo recrudecería la crisis existente. Durante la Gran Depresión de los años treinta la reserva federal dejó caer el sector bancario de tal modo que en 1936 buena parte de la banca privada norteamericana había quebrado. En la actualidad, la burguesía norteamericana se decidió por no permitir que la banca siguiera el camino de los años 30,  entregando miles de millones de dólares para tapar la estafa bancaria,  provocando, como señalamos, la quiebra de los países y que la crisis y la depresión mundial sea más aguda y estalle con más virulencia en el futuro.

 

En un artículo en Rebelión, el premio nobel de economía Stiglitz refuerza esta idea “¿Cómo evitar el prolongado letargo de la economía? A comienzos de la recesión, escuchamos muchas amables palabras acerca de que habíamos aprendido lecciones de la Gran Depresión y del prolongado letargo japonés. Ahora sabemos que no habíamos aprendido nada. No se ha obligado a los bancos a volver a prestar. Nuestros dirigentes han intentado camuflar las debilidades de la economía, temiendo tal vez que hablando francamente se corría el riesgo de destruir totalmente una confianza ya demasiado frágil. Pero la partida ya está perdida …  Ahora la amplitud del problema ha salido a la luz y ha surgido una nueva certeza: la certeza de que cualesquiera que sean las medidas que se adopten, las cosas van a emporar. Un prolongado letargo parece ser de ahora en más el escenario más optimista”. (Rebelión 17-8-11)

 

Como economista burgués keynesiano, Stiglitz piensa que el estado burgués está por encima de los intereses de la clase que domina la sociedad, la clase capitalista. Propone que se premie a las empresas que invierten productivamente y que se obligue a los bancos a prestar para así salir de la crisis.

 

Pero la crisis no es para todos: esta crisis está siendo un gran negocio para los capitalistas, para el capital financiero que es el que domina la economía mundial; en su búsqueda de beneficios genera esta inestabilidad, anarquía y desequilibrio. Y esto lo hacen los capitalistas, aunque se desbarate el aparato productivo y se reduzca la capacidad de consumo de las masas. Son los grandes negocios a corto plazo lo que propulsa esta turbulencia económica fruto de la fuerte corriente descendente del capitalismo como modo de producción social.

 

En un reciente artículo del diario El País, titulado “Las manos que mecen los mercados” del 4-8-2011 se mostraba cual es el mecanismo por el cual un sector clave del capital financiero, a través de los hedge funds introducía el pánico y el desorden  apostando a la caída de un activo. Una muestra más del carácter parasitario del modo de producción capitalista.  “…El cuarto actor del mercado es el más pequeño por tamaño pero quizás el más influyente: los hedge funds o fondos de alto riesgo. Al cierre del primer semestre de 2011 esta industria manejaba activos por valor de un billón y medio de euros, aunque el uso de apalancamiento (deuda) y derivados multiplica por varias veces su impacto real en el mercado. Las mayores gestoras hedge del mundo son la británica Man Group (50.000 millones) y la estadounidense Bridgewater (44.000 millones). El presidente de esta última, Ray Dalio, advertía recientemente que las políticas monetarias expansivas de los mayores bancos centrales "provocarán un colapso de las divisas y de los mercados de bonos" en 2013. El desarrollo de la ingeniería financiera ha puesto al servicio de los hedge funds un amplio abanico de productos que les permiten apostar por la caída de un activo. Estas estrategias suelen lograr su objetivo: causar el pánico en el resto del mercado”.

 

La enorme montaña de deudas acumuladas  contra la que están apostando los especuladores y el mecanismo de las CDS, por los cuales se aseguran contra pérdidas es una bomba de relojería para la economía mundial. Se gana mucho dinero apostando a la de quiebra países o bancos con lo que la enorme masa de capital que no se puede valorizar fruto de la sobrecapacidad en la industria  (sobreproduccion) van a estas actividades especulativas. En la época moderna el sueño capitalista de generar dinero sin pasar por el proceso productivo se ha transformado en realidad, pero este sueño es para la economía productiva y, sobre todo, para la clase trabajadora y las masas pobres de todo el mundo, una pesadilla. La pesadilla engendrada por un sistema que ha sobrepasado su límite, en donde las fuerzas productivas hace tiempo se rebelan contra la propiedad privada de los medios de producción, acaparados por una élite financiera que los pone al servicio de la especulación,  la estafa y frena el avance de la sociedad.

 

Las políticas de recorte del gasto público merman aún más la capacidad de consumo de la clase trabajadora, restringiendo aún más el mercado y exacerbando la crisis de sobreproducción. Del mismo modo la crisis está siendo utilizada como chantaje para recortar derechos históricos de la clase trabajadora, como es la sanidad, educación, etc. La crisis está significando la caída de la participación de la renta de todos los países de la clase trabajadora y un trasvase de fondos de los trabajadores a la clase capitalistas. El desmantelar del Estado del Bienestar forma parte de este proceso por el que se recorta también el salario social de la clase trabajadora a través de las privatizaciones.

 

En una entrevista al Economista Nouriel Roubini a Wall Street Journal Americas, titulada Marx, Bush y otra recesión  del 15 agosto, explica esta idea.

 

WSJ: Usted pinta un cuadro sombrío. ¿Qué pueden hacer los gobiernos y las empresas para hacer que la economía vuelva a crecer?

 Roubini: Las empresas globales no están haciendo nada, no están ayudando... Afirman que hay un exceso de capacidad y por eso no contratan, porque no hay demanda final. Pero hay una paradoja y eso crea un círculo vicioso, si no contratan trabajadores no hay ingresos por trabajo, no hay confianza por parte de los consumidores, no hay suficiente consumo, no hay demanda final.

Y en los últimos dos o tres años esto ha empeorado porque ha habido una redistribución masiva de los ingresos del trabajo al capital, de los salarios a las ganancias, las desigualdades entre los salarios y los patrimonios han crecido, y la propensión marginal al gasto por parte de un hogar es mayor que la de una empresa, porque las empresas tienen una alta propensión marginal a ahorrar comparadas con un hogar. Esta redistribución de ingresos y patrimonio hace que el problema de la excesiva falta de demanda agregada empeore.

Karl Marx tenía razón, llegado un punto, el capitalismo puede autodestruirse, porque no se puede seguir trasladando ingresos del trabajo al capital sin tener un exceso de capacidad y una falta de demanda agregada. Y eso es lo que sucedió. Pensamos que los mercados funcionaban. No están funcionando. Y lo que es individualmente racional es que cada empresa quiere sobrevivir y prosperar, y eso significa recortar costos laborales aún más. Mis costos laborales son los ingresos laborales y el consumo de otros. Por eso es que es un proceso de autodestrucción”.

Hacia la profundización de la crisis capitalista.

Sea como fuere, la perspectiva para los próximos meses, una nueva profundización de la crisis económica se está preparando, y paralela a ella el panorama de inestabilidad y estallidos sociales en todo el mundo va a continuar, a una escala superior. El intento infructuoso de equilibrar la economía capitalista sobre la base del mayor ataque a los trabajadores desde la II Guerra Mundial está significando una sacudida en todo el continente europeo. Los  huelgas generales en Grecia, Portugal, Francia, los saqueos en Londres, las manifestaciones del 15M en el estado español son una muestra de que la clase obrera y la juventud no está dispuesta ser la sacrificada al altar de los mercados, del capital financiero.

 

Los economistas burgueses neokeynesianos como Stigliz se lamentan de que actualmente hay una secta económica neoliberal que domina el capitalistmo que se caracteriza por  tener fe ciega en los mercados y en la necesidad de aplacarlos a cualquier costo. La aristocracia financiera que domina el mundo y que no duda - cual plaga bíblica- en tumbar y llevar a la miseria a países enteros y, por lo tanto, a millones de personas, hombres, mujeres, niños y ancianos a la miseria con tal de que se garantice su inversión no se frena ante beneficios multimillonarios.

 

La clase dominante no ve las consecuencias de sus actos en el callejón sin salida hacia el que empuja a la economía mundial. En la medida en que la anarquía domina más el escenario económico, la misma, es decir la ley de la selva se traslada a todos los ámbitos de la sociedad.  La propia burguesía en decadencia desarrolla una conciencia enajenada que la ciega y conduce hacia ese callejón sin salida. Al mismo tiempo los ataques contra los trabajadores, los choques cada vez más frecuentes y virulentos entre las clases, conllevan a un proceso de maduración del proletariado y que el malestar acumulado entre los trabajadores vaya adoptando un programa político definido. La burguesía enloquece, se divide y pierde fe en sí misma, mientras que la clase obrera en los diferentes choques con la burguesía  y con los elementos burgueses dentro de sus filas va madurando y tomando más consciencia de sí misma, de las tareas que tiene por delante: en palabras de Marx la clase obrera pasa de “clase en si” a “clase para si”.

 

La crisis de sobreproducción sólo se puede resolver sobre la base de la destrucción de fuerzas productiva, mostrando que las fuerzas productivas han entrado en contradicción con las relaciones sociales de producción: ¿Cómo se expresa esto hoy en día?. En la destrucción de fuerzas productivas por la crisis que se refleja en el desempleo crónico, en el nivel de deuda pública y privada que señala que durante décadas la sociedad capitalista ha vivido del trabajo futuro, del crédito. De cómo la propia existencia de los estados nacionales guardianes de los intereses mezquinos y egoístas de cada burguesía nacional,  como vemos en la actualidad en la crisis de la UE, no son más que un obstáculo para el desarrollo y la prosperidad de la mayoría de la población. El hecho mismo de que el interés mezquino de la burguesía entra en colisión con los intereses generales de la sociedad, de cómo este interés mezquino pone en peligro el propio dominio de la burguesía que aparece cada vez más a los ojos de las masas como carente de sentido e injusto.

 

En definitiva, como el orden social establecido, tolerado por las masas por el papel traidor y adormecedor a la par de la socialdemocracia, es visto como injusto por sectores cada vez más amplios de las masas y que debe ser cambiado. En palabras de Hegel, “todo lo real es racional y todo lo racional es real “, pero como señalaba Engels cuando lo real pierde su racionalidad,  pierde su necesidad de existir, se vuelve irracional: ese es el caso del capitalismo en la actualidad. En estos momentos, el orden social existente pierde su legitimidad, su racionalidad a los ojos de millones y con ello estamos a la puerta de grandes estallidos revolucionarios, que veremos  en toda Europa y que más pronto que tarde también sacudirán Estados Unidos.

 

Una perspectiva histórica.

 

Todas las reformas que, tras la II Guerra Mundial, tuvo la burguesía que conceder a la clase trabajadora y que la socialdemocracia se jactaba de haber conseguido, fueron el fruto del miedo de la burguesía mundial a la revolución socialista y la victoria  de la Unión Soviética frente al nazismo. El miedo a perderlo todo,  expresión de la fuerza  del proletariado hizo a los capitalistas de los diferentes países coordinarse en sus políticas económicas bajo la batuta norteamericana  y hacer concesiones a la clase trabajadora en los países capitalistas avanzados. Este equilibrio fue posible sobre  la base del papel traidor del estalinismo que frenó el movimiento revolucionario de postguerra, a cambio de repartirse con el imperialismo el mundo  en áreas de influencia. Las reformas a veces son la consecuencia de una revolución inacabada o desviada. Esas concesiones que se concretaron en  la redistribución de la renta a favor de la clase obrera en los países capitalistas avanzados, sentó las bases el dominio en el movimiento obrero de la socialdemocracia en Europa y el partido demócrata en EE.UU. El predominio  de EE.UU como única potencia capitalista dominante creó las condiciones de estabilidad económica, político y militar  para esta estabilidad.

 

La caída del estalinismo condujo a un estado de euforia de los capitalistas principalmente en los Estados Unidos: los sectores decisivos  de la clase dominante, se emborracharon  de éxito y  perdieron el miedo a la clase trabajadora, midiéndola a través de sus dirigentes tanto socialdemócratas como estalinistas. La secta neoliberal de la que habla Stigilz  consolidó su poder en esos momentos  y desde entonces maneja libre de toda atadura la economía mundial conduciéndola al desastre.

Se ha abierto, tras la crisis del 2008, la época de revolución social en EE.UU y Europa y con ello la de todo el mundo. Los próximos meses y años ante el empuje revolucionario de los trabajadores,  más fuertes que nunca numéricamente y bajo los golpes de la crisis capitalista y el brazo represor del estado burgués reaprenderán las lecciones del pasado: entonces del panorama cambiante de potencias mundiales surgirá, dando un aldabonazo que resonará en todo el mundo,  la que de un modo latente y persistente ha ido construyendo, desde Argentina  hasta China la propia clase capitalista, la potencia organizada del proletariado mundial.

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