Unibertsitateko gatazka garai berri batean sartu da Venezuelan gremioko profesionalek lanuztera deitu ondoren. Unibertsitateko sektorearen hitzarmen kolektiboaren negoziazio mahaiak aurrera jarraitzen badu ere,  langileen soldatak ikaragarri jaitsi dira herrialdeak bizi duen inflazio ikaragarriari esker.

¿Qué papel debemos asumir los revolucionarios frente a la lucha de los trabajadores universitarios?

El conflicto universitario ha entrado en una nueva etapa de agudización, con la convocatoria a paro por parte de los gremios profesionales. Aunque actualmente se está llevando adelante una mesa de negociación para la convención colectiva del sector universitario, los salarios de sus trabajadores y trabajadoras, tanto académicos, administrativos y personal obrero, se ha visto seriamente disminuido por el impacto de la galopante inflación en el país. El aumento final planteado en la convención colectiva está entre el 111% y 135% en enero 2014 respecto al salario de 2011 para los trabajadores académicos. Aunque pareciera un importante ajuste, comparado con la inflación acumulada en estos años y con el comportamiento mostrado por ésta en lo que va de 2013 es fácil ver que dicho ajuste en realidad no logra siquiera mantener los niveles de 2011. En el caso del resto de los trabajadores universitarios, éstos no han recibido ajustes desde 2009 y el ajuste planteado es, respecto al sueldo actual, de entre el 110% y 153% en enero 2014 para el personal administrativo, mientras que para el personal obrero el aumento se ubica entre 133% y 160%.

La burguesía y sus actores políticos están aprovechando al máximo esta coyuntura, como lo han hecho con la inseguridad, la escasez de insumos básicos, la inflación y demás lacras del capitalismo, para intentar movilizar a su base social en contra del gobierno. Demagógicamente, enarbolan la bandera de la autonomía universitaria, la llamada fuga de cerebros y la necesidad de salarios dignos y presupuestos adecuados para las universidades. Todo esto mientras, por ejemplo, la bancada opositora en la Asamblea Nacional, votó a principios de junio en contra de la aprobación de créditos adicionales para el sector universitario.

Desde las filas de la revolución no ha habido una política coherente hacia los trabajadores académicos de las llamadas universidades autónomas o tradicionales. Por el contrario, es común escuchar que se trata de un sector que es asumido como orgánicamente opositor, dominado por la reacción. En la actual coyuntura, a la par que se denuncia el papel que juegan los gremios profesionales (asociaciones de profesores), no se ha impulsado una dirección que a la par que defienda las genuinas reivindicaciones de este sector, enarbole con métodos correctos un programa revolucionario para las universidades.

Universidades y Revolución Bolivariana

De las 28 millones de personas en Venezuela, cerca de diez millones se encuentran actualmente estudiando en los distintos niveles y modalidades educativas en el país. La matrícula de educación inicial ha pasado de 46, 4% en 2001 a 71,4% en 2011, mientras que los porcentajes para la educación primaria son de 90, 7% a 93,2% y en la educación secundaria de 53,6% a 73,3%. Junto a la lucha contra el analfabetismo y las misiones educativas básicas, se ha dado en estos años una importante expansión en la educación superior con la Misión Sucre, las Aldeas Universitarias y la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela, entre otras. Este enorme impulso ha significado pasar de apenas 785 mil 285 estudiantes universitarios en 1998 a una de las más grandes poblaciones estudiantiles universitarias en el continente, que en 2011 ya alcanzaba los 2 millones 340 mil, sólo superados en América Latina por Cuba y ocupando el quinto lugar a nivel mundial. La Revolución Bolivariana ha significado la construcción de más de 20 casas de educación universitaria, 4 institutos universitarios de tecnología, 6 universidades politécnicas y 10 universidades.

La iniciativa de la Universidad Bolivariana de los Trabajadores, que aspiraba a reconocer el conocimiento técnico que por la vía de la experiencia han ido adquiriendo muchos trabajadores en sus años de labores, particularmente en la industria, y complementarlo para otorgarles grados universitarios, es también uno de los aspectos progresistas del planteamiento de la educación superior en el marco de la Revolución Bolivariana. Incluso en los laboratorios de muchas universidades se tiene personal técnico, que con su experiencia de largos años de trabajo, maneja un conocimiento muy superior al de muchos licenciados o ingenieros recién egresados.

El presupuesto asignado a las universidades públicas ha ido creciendo desde el año 2000. Para ese año, el presupuesto asignado a las universidades públicas era de 5,33% del Presupuesto Nacional y ya para 2005 llegaba al 7,35% del mismo. Por primera vez en décadas, las universidades autónomas recibieron sus asignaciones presupuestarias (dozavos) a tiempo, particularmente a principio de año cuando sus trabajadores incluso llegaban a pasar varios meses sin poder cobrar sus salarios por la falta de recursos. Sin embargo, aunque el presupuesto asignado a las universidades públicas llegara a un máximo para 2008 de Bs 10.531.066.081 (US$ 4.898.170.270), ha ido retrocediendo, más aún si se toma en cuenta el monto en moneda extranjera. Por ejemplo, en 2009 el presupuesto fue de Bs 9.296.948.788, es decir, US$ 4.324.162.227, mientras que en 2010 fue de Bs 8.647.836.287, es decir, 6,98% menos que el año anterior, pero apenas de US$ 2.011.124.718, lo que implica una reducción del 53,49%. Desde entonces, los montos de los presupuestos no se han ajustado significativamente.

Frente a esta situación, la dirección de la FAPUV, que se ha mostrado siempre presta a defender la “burocracia autónoma” y la corruptela dentro de las universidades, así como defender los intereses de la burguesía en la academia, ha lanzado en estos años básicamente dos consignas: En defensa de la autonomía y ¡Fuera Chávez! Esa ha sido, en dos platos, la actitud que ha defendido su dirección, manipulando los tímidos intentos de impulsar la transformación universitaria por parte de la Revolución Bolivariana para poder así radicalizar a su base social, especialmente a los estudiantes con el llamado movimiento de Manos Blancas y potenciar las organizaciones más a la derecha como el grupo de choque de corte fascista JAVU.

La burguesía, como ha hecho con todas las iniciativas revolucionarias y de impacto social en estos años, ha atacado sin cuartel el crecimiento gigantesco de la matrícula universitaria, especialmente menospreciando a los estudiantes y egresados de la Misión Sucre y de las nuevas universidades, especialmente la UBV. Es común escuchar en los discursos dados por rectores de la Asociación Venezolana de Rectores (AVERU) durante los actos de grado en sus respectivas universidades mofarse de la educación que han recibido los estudiantes de la UBV y demás, minimizando sus capacidades profesionales y endilgándoles todo tipo de epítetos despectivos. A fin de cuentas, se trata de una muestra del desprecio que la burguesía y sus voceros en la academia sienten por las masas, por que éstas puedan acceder a la educación y traten de concretar sus aspiraciones a una vida digna.

La hipocresía y el cinismo de las autoridades de la UCV, ULA y demás universidades tradicionales se expresa también en que mientras hablan demagógicamente de recortes a la universidad pública o de que el gobierno quiere imponer una “universidad socialista” y dicen que defender una “universidad democrática y plural” ocultan que la política que ellos aplican es la de convertir la universidad en un coto capitalista al servicio de la burguesía y regido por las leyes del mercado: explotación de los trabajadores, privatización, elitismo, etc. Si ellos llegaran al gobierno su política no sería la de incrementar el acceso a la universidad o la financiación de ésta –como hoy piden demagógicamente- sino la misma que están aplicando sus amigos burgueses en países como Chile, Colombia o la Unión Europea: recortes, restricciones en el acceso de los hijos de los trabajadores e incluso de buena parte de la clase media a la universidad, privatización de la misma y supeditación de los planes de estudio y políticas universitarias a los intereses de las grandes empresas y el mercado.

Hoy mismo la UCV o la ULA bajo la excusa de la autonomía universitaria son manejadas con criterios capitalistas, como una caja negra o un coto privado, por esta gente. Durante los últimos años, colectivos de trabajadores, profesores y estudiantes universitarios han denunciado en reiteradas ocasiones problemas como el de la tercerización, cobro de determinados servicios, la privatización de espacios pertenecientes a la universidad (establecimiento de empresas y negocios privados dentro de las instalaciones de las casas de estudios públicas, utilización del Aula Magna, Estadio Universitario y otras instalaciones que son propiedad pública para fines privados con ánimo de lucro mientras se restringe el acceso a los estudiantes, etc). Además de tratarse de un manejo capitalista de un bien público, los ingresos así obtenidos no están bajo control de estudiantes, profesores y obreros sino de las elites reaccionarias que manejan las universidades y que los utilizan para financiar sus actividades contrarrevolucionarias u otros fines espurios. Problemas como el de los sin cupo o la falta de democracia en las elecciones de rectores y claustros universitarios- por los que la izquierda revolucionaria universitaria viene movilizándose desde hace años- nunca han sido resueltos.

La lucha por mantener y mejorar el poder adquisitivo de todos los trabajadores universitarios, tanto profesores, empleados y obreros, debería ser una oportunidad para vincular estas justas reivindicaciones y la defensa de una convención colectiva justa con otras reivindicaciones revolucionarias como las mencionadas. Esto desenmascararía los verdaderos intereses de los contrarrevolucionarios y plantearía de un modo claro y concreto la diferencia entre una verdadera política socialista que busque extender el acceso a una universidad pública de calidad a todos los ciudadanos y la política capitalista de convertir las universidades en cotos cada vez más elitescos y cerrados, dominados por los intereses del mercado, que es la que, más allá de sus palabras, defienden la dirección reaccionaria de FAPUV.

Lamentablemente, no es esto lo que se ha hecho ni desde el gobierno ni desde muchos colectivos de la izquierda universitaria. La respuesta a esto de parte de voceros del Gobierno en muchos casos no ha sido la más acertada. Se han centrado en divulgar cifras y estadísticas con una interpretación que generalmente no es la más correcta y más que combatir los prejuicios y la influencia reaccionaria en las universidades autónomas, han terminado por el contrario ayudando a los objetivos contrarrevolucionarios de sembrar confusión y demagogia entre sectores de trabajadores universitarios y estudiantes.

Por ejemplo, los voceros del reformismo y la burocracia e incluso elementos reaccionarios dentro de las filas de la revolución, como Alberto Nolia y su programa de chismes Los Papeles de Mandinga, atacan y desinforman sobre la justa lucha reivindicativa de los trabajadores universitarios. José Sant Roz, seudónimo de un asiduo articulista del portal APORREA y aparentemente matemático y profesor de la ULA, se ha dedicado a lo mismo, con un método que poco aporta al debate y que en lugar de presentar una alternativa revolucionaria para los trabajadores académicos, pretende hacerse eco del “todo está bien” de la burocracia y los reformistas.

Muchas veces se ha usado el hecho que la Inversión por Estudiante en las llamadas universidades autónomas es mucho mayor que en las universidades experimentales, en particular que en la UBV. En 2006, la Inversión por estudiante para el caso de la UCV era de Bs 6.039.936 (US$ 2.809) mientras que en la UBV era de Bs 1.593.639 (US$ 741). Sin embargo, un hecho innegable es que hasta el momento justamente las llamadas universidades autónomas, incluyendo la Universidad Simón Bolívar (USB), son las que principalmente aportan en lo que se refiere a producción científica en el país y las que han dedicado hasta el presente más recursos a este fin. Una de las tareas de la revolución debe ser precisamente la de dedicar más fondos en la UBV, la UNEFA y otras universidades al desarrollo de la investigación, tanto básica como aplicada, ampliar la contratación de profesorado capacitado, etc. así como la introducción de carreras que hoy no existen y a las que sólo se puede en las citadas universidades. Hace poco, durante la graduación de la primera promoción de Médicos Integrales Comunitarios, respondiendo a las inquietudes manifestadas por una estudiante acerca de las perspectivas de futuro para estos egresados de las universidades desarrolladas por la revolución, el Presidente Nicolás Maduro explicaba de manera correcta que el compromiso del gobierno era implementar postgrados y favorecer que estos profesionales formados por la revolución pudiesen seguir desarrollándose, investigar, etc. Hay experiencias como la de la revolución cubana, que convirtió la lucha por construir una universidad de calidad y al mismo tiempo accesible a todos en una de sus banderas y trajo profesionales de todo el mundo para dar la mejor formación posible a su población. Como parte de ello mimó especialmente la investigación. El resultado de ello se ve hoy: Cuba, a pesar de su volumen de población inferior al de otros países, es un ejemplo en formación y capacitación de médicos, científicos, etc. El único modo de demostrar que el socialismo es superior al capitalismo es ofreciendo condiciones salariales y laborales dignas a los profesores, recursos suficientes para la investigación, etc e introduciendo mecanismos de control por parte de la clase obrera y el pueblo para garantizar que dichos recursos son efectivamente destinados a esos fines.

Las cifras de publicaciones en revistas científicas del Science Citation Index, que sirve como medida de la producción e investigación desarrollada en los países, ha mostrado una abrupta caída en Venezuela en los últimos años. La llamada “fuga de cerebros” se ha agudizado en el último quinquenio y muchos departamentos en las distintas universidades han visto mermar su plantilla, particularmente de su personal más joven. Esto se debe en parte a la avanzada de la campaña contrarrevolucionaria de la derecha que he tenido un eco importante en la clase media profesional, apelando a todos los prejuicios de la pequeña burguesía pero también al estancamiento y evidente depreciación de los salarios de los trabajadores académicos y a las trabas que han supuesto los procesos burocráticos detrás del control cambiario.

Esta campaña no ha tenido la respuesta necesaria de parte de la revolución. La falta de una política coherente y revolucionaria hacia este sector de los trabajadores académicos universitarios se ha visto además magnificada con los planteamientos de algunos sectores del movimiento que, al estilo de Nolia o Sant Roz, terminan de reventar cualquier puente posible.

Aunque se trata de un sector muy susceptible de adolecer todos los prejuicios pequeño-burgueses, tal como hemos señalado en varios documentos respecto a la clase media en general, la revolución los puede ganar principalmente por la vía de los hechos, mostrando en las cuestiones concretas la superioridad del Socialismo. Pero adicionalmente, siendo un sector de asalariados, es también importante hacer el trabajo político y sindical; es un crimen dejarlos a la deriva de su actual dirigencia fascista y reaccionaria. En este sentido, Lenin respondía a la pregunta de si los revolucionarios debemos actuar en los sindicatos reaccionarios de manera tajante “No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras, insuficientemente desarrolladas o instruidas, a la influencia de las ideas reaccionarias, de los agentes de la burguesía”.

En las circunstancias concretas de Venezuela ni siquiera sería necesario actuar dentro de organizaciones como FAPUV para combatir a sus direcciones reaccionarias ya que realmente la autoridad de estas entre los trabajadores académicos es escasa y sería mucho menor con una política desde el gobierno en las líneas anteriormente comentadas que diese respuesta a las justas reivindicaciones económicas y salariales de profesores e investigadores y pusiese en evidencia el carácter hipócrita y reaccionario de los dirigentes contrarrevolucionarios. Junto a ello, si las organizaciones de trabajadores y estudiantes que se identifican con la revolución se pusiesen al frente de la lucha por una universidad pública con la financiación adecuada, recogiendo las reivindicaciones de los trabajadores (empezando por las salariales, etc) y vinculándolas con la lucha por una universidad pública, de calidad y al alcance de todos sería perfectamente posible variar la actual correlación de fuerzas en muchas universidades públicas y fortalecer en el seno de las mismas el apoyo a la revolución.

Cultura, Ciencia, Tecnología y Socialismo

La burguesía y sus voceros insisten en que la revolución es contraria a la universidad, la educación y la cultura en general; que lo que busca el Gobierno Bolivariano es destruir las universidades autónomas. De hecho, en las declaraciones antes comentadas de la presidenta de FAPUV, esta decía que “Este conflicto va por recuperar la universidad que hemos ido perdiendo poco a poco por la intención del Gobierno de aniquilarla y someterla al escarnio cuando descalifica a sus autoridades y hace acusaciones falsas”. Es claro que estas acusaciones son simplemente ridículas, no sólo viendo el impulso que se ha dado en estos años a la educación universitaria, sino además si revisamos un poco la historia.

Si algo demostró la URSS, a pesar de las deformaciones y crímenes del estalinismo, es la superioridad de una economía nacionalizada y planificada. El gigantesco crecimiento y desarrollo en la URSS, que transformó en apenas un par de décadas a un país atrasado semifeudal, sumido en el analfabetismo y la ignorancia, en una potencia económica y científica es apenas una muestra de las posibilidades de desarrollo de la Humanidad bajo el Socialismo.

Contrario a lo que han pretendido vendernos los defensores del capitalismo, la cultura en general y en particular la ciencia, sobre todo la matemática, tuvieron un desarrollo espectacular en la URSS. Si uno revisa los más grandes matemáticos del siglo XX es fácil encontrar nombres como Kolmogorov, Sobolev, Bogoliubov, Gelfand, Dynkin, Drinfel'd, Tychonoff, Naimark, Manin, Novikov, Kac, entre otros muchos, todos soviéticos. En la física, igualmente se puede encontrar grandes aportes de nombres como Landau, los hermanos Lifschitz, Kurchatov, Cherenkov, Fomin, Novikov, Polyakov, Zeldóvich, Zavoisky, Ginzburg, Belavin, entre otros.

El socialismo no es enemigo de la cultura o de la ciencia. Por el contrario, incluso con las gigantes deformaciones y horrores del estalisnismo, la URSS produjo varias generaciones de brillantes científicos, fue pionera en grandes avances científicos y tecnológicos. Su programa espacial, que consiguió importantes triunfos como la puesta en órbita del satélite Sputnik en octubre de 1957, el primer viaje espacial de un ser humano, con Yuri Gagarin en 1961, incluso en la cuestión de género fue más abierta a la inclusión de la mujer en 1962, con Valentina Tereshkov como la primera mujer cosmonauta en 1963 en el Vostok 6 junto a Irina Baiánovna Solovieva y Valentina Leonídovna Ponomariova. Mientras, en EEUU la NASA permitió a la primera mujer astronauta, Sally Ride, apenas en 1983, 20 años más tarde que la URSS. Ya antes, Svetlana Yevguenievna Savitskaya formaba parte de la tripulación del Soytuz T-7 en 1982 y en 1984 fue la primera mujer en realizar una caminata espacial en la estación espacial Salyut 7. Vale recordar también que la primera estación espacial de investigación habitada de forma permanente fue justamente la soviética MIR, cuyo ensamblaje en el espacio comenzó a principios de 1986. Antes de ello, el Programa Salyut colocó en órbita siete estaciones espaciales de menor tamaño.

La burguesía y sus historiadores y voceros dentro de la Academia intentan desprestigiar el desarrollo científico y cultural de la URSS destacando con el cinismo que les caracteriza los crímenes y las trabas que impuso la burocracia estalinista. Se suelen destacar figuras como la de Andréi Zhdánov y su infame decreto de 1948 que implicó la persecución y el acoso a grandes artistas y particularmente a compositores como Dimitri Shostakovich, Serguei Prokofiev, Aram Jachaturian, entre otros. Igualmente, es común escucharlos mencionar al ingeniero agrónomo Trofim Lysenko, quien atacaba la teoría genética basada en los trabajos del autríaco Gregor Mendel y defendía su propia teoría basada en los trabajos del horticulturalista ruso Iván Michurin, basados a su vez en los principios de hibridización del biólogo francés Jean-Baptiste Lamarck. Lysenko gozó del apoyo expreso del propio Stalin y sus trabajos seudocientíficos representaron un enorme atraso en los campos de la genética y la biología para la URSS y los países de Europa del Este, bajo su influencia.

Sin embargo, como ya hemos señalado, los avances en la URSS fueron impresionantes e incomparables a lo vivido en un período de tiempo tan corto y partiendo de las condiciones de miseria e ignorancia en las que estaban sumidas las masas bajo el Imperio Ruso. Adicionalmente, estos sesudos denunciadores de los horrores del estalinismo guardan silencio ante los horrores y las trabas que representan la burguesía y su sistema de explotación. No sólo el secreto industrial en áreas como la industria farmacéutica impide un desarrollo más rápido de medicamentos para importantes enfermedades frente a lo que sería un esquema de investigación abierta y colaborativa, sino que además dichas empresas dedican pocos recursos a importantes enfermedades sólo porque no les resulta rentable.

La supuesta “libertad intelectual” bajo el capitalismo, al igual que las demás libertades que supuestamente defiende la democracia burguesa, no es sino una ilusión. A fin de cuentas, la burguesía restringe el desarrollo de la ciencia y el conocimiento por métodos sutiles pero efectivos, de la mano de la religión, el misticismo y la superstición, execrando a millones de seres humanos de poder aprovechar su potencial por estar sumidos en la embrutecedora lucha por la supervivencia diaria.

Convención Colectiva para el Sector Universitario y los sindicatos y gremios profesionales

La mesa de discusión de la Normativa Laboral Unitaria de los Trabajadores Universitario se instaló finalmente el lunes 20 de mayo de 2013. En ella están participando la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores Universitarios de Venezuela (FENASTRAUV), Federación Nacional de Sindicatos de Profesores de Educación Superior (FENASINPRES) y la Federación de Trabajadores Universitarios de Venezuela (FETRAUVE), además de ocho asociaciones de profesores adscritas a la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV), que participarán en calidad de invitados, con voz sin voto. Estos últimos participan a pesar de la negativa de la directiva de la FAPUV, que se niega a reconocer la discusión de una Convención Colectiva Unificada e insiste en el ajuste salarial vía las Normas de Homologación (NH), implementadas en 1982 y ratificada en 1990 por la entonces Corte Suprema de Justicia.

Vale señalar que FAPUV fue invitada por el MPPEU a participar en las discusiones con derecho a voz pero sin derecho a voto. Esto debido a que se trata de un gremio profesional y no de una federación de sindicatos, como lo requeriría la LOTTT. A pesar de que dicha ley fue aprobada hace más de un año, las asociaciones de profesores decidieron no reestructurarse como sindicatos.

Resulta interesante revisar parte de lo que defiende FAPUV respecto a las NH. En su artículo 13 éstas establecían que “Las tablas de sueldo serán revisadas por el Consejo Nacional de Universidades cada dos años y se tomará en cuenta como criterio para su modificación el índice promedio [Nacional] del costo de la vida durante los dos años anteriores, según los datos del Banco Central de Venezuela. Los beneficios adicionales serán revisados también cada dos años. A tales fines, se consultará la opinión de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (F.A.P.U.V.)”. Es decir, los trabajadores académicos tenían derecho, a través de la FAPUV, tan sólo de dar una opinión respecto a los ajustes salariales.

Es claro que el mecanismo de discusión de una convención colectiva unitaria es superior a lo planteado en este artículo de las NH. A fin de cuenta, lo que realmente defiende la dirección de la FAPUV es su posición y sus privilegios como también los de la AVERU, además de los intereses de clase de la burguesía.

Otra de las críticas contra la convención colectiva unitaria es la declaración del carácter socialista de las universidades en Venezuela. Con todo el cinismo y la hipocresía que les caracteriza hablan de la necesidad de la “libertad de pensamiento” y de la supuesta confluencia de corrientes de pensamiento en la academia. Pero la realidad es muy distinta, nunca nada es neutral. “La cultura dominante es la cultura de la clase dominante” señalaban Marx y Engels. La burguesía defiende su ideología de maneras muy sutiles y otras no tanto. En muchas ocasiones cuenta con la propagación inercial de su ideología a través de la educación y de la cultura. No en vano, en el Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels escriben “Y vuestra educación, ¿no está también determinada por la sociedad, por las condiciones sociales en que educáis a vuestros hijos, por la intervención directa o indirecta de la sociedad a través de la escuela, etc.? Los comunistas no han inventado esta ingerencia de la sociedad en la educación, no hacen más que cambiar su carácter y arrancar la educación a la influencia de la clase dominante.”

Al igual que ha sido su campaña desde el inicio de la Revolución Bolivariana, FAPUV y AVERU han presentado a la convención colectiva unitaria como una nueva amenaza a la autonomía universitaria y un intento de retomar el proyecto de Ley de Educación Universitaria, destacando incluso, con todo el cinismo que esto implica, que ésta fue “vetada por el propio Chávez” en enero 2011.

Un punto álgido es la cláusula que involucra a los consejos comunales de la zona en la discusión de los ascensos de escalafón de los trabajadores académicos. Mientras FAPUV y los voceros de la burguesía hablan de autonomía, esto en realidad tiene un fondo mucho más importante, que es la cuestión del Estado en la revolución y el modo de organizar el Estado socialista.

Los marxistas defendemos que la clave para poder conformar un Estado revolucionario es destruir el actual Estado capitalista y sustituirlo por uno basado en delegados elegibles y revocables en todo momento por parte de los consejos de trabajadores, consejos comunales y estudiantiles, etc. Un Estado constituido de este modo debería tener entre una de sus prioridades velar porque el dinero destinado a la universidad sea el necesario para garantizar todos los objetivos que hemos mencionado así como para gestionar de un modo revolucionario la universidad y acabar con la gestión con criterios capitalistas de ésta que llevan a cabo los rectores reaccionarios. Cuestiones como los ascensos de escalafón deberían ser abordados partiendo previamente de una transformación en las líneas comentadas en el carácter del Estado, vinculando esta además a otras medidas revolucionarias que acaban con el capitalismo y eleven el nivel cultural del conjunto de la población y tomando en consideración de forma importante criterios académicos como el nivel de conocimiento de los implicados en su materia, etc.

Salarios y beneficios del sector universitario

En los últimos años, los salarios de los trabajadores académicos universitarios han sido ajustados en 2008 y luego en 2011. En ese período, con una inflación acumulada del ~80% entre 2008 y 2010, el aumento fue de apenas 40% a partir del 1 de mayo de 2011. El aumento planteado en estos momentos con el tabulador aprobado, implica un aumento retroactivo a enero de este año de entre 35% y 50%, esto mientras se tiene una inflación acumulada en 2011 y 2012 de casi el 50%. El segundo ajuste, planteado para septiembre 2013, es del 25% respecto al salario de enero de este año, con una inflación que apenas hasta mayo ya acumula 19,4%. El tercer ajuste salarial planteado en la convención colectiva es para enero 2014, donde el porcentaje es de otro 25% respecto al salario de septiembre 2013. Esto implica que respecto a los salarios de 2011, el ajuste total a enero 2014 que se ha aprobado en la mesa de negociación es de entre el 111% y 135%. Respecto al salario para enero 2013, el ajuste en 2014 representa un 56%, pero la perspectiva de inflación para 2013, con el comportamiento actual mostrado, se ubica en al menos 50%.

En el caso del resto de los trabajadores universitarios, éstos no han recibido ajustes desde 2009 y la inflación acumulada desde entonces hasta diciembre 2012 es del 100%. A pesar de esto, el ajuste planteado es de entre el 110% y 153% en enero 2014 para el personal administrativo, mientras que para el personal obrero el aumento se ubica entre 133% y 160%. Es claro que dicho ajuste, en los casos del máximo aumento, apenas servirá para recuperar los salarios de 2009 con el nivel de inflación que se vislumbra para este año.

Voceros de la burocracia y el reformismo en las filas bolivarianas pretenden presentar el ajuste salarial acordado en la mesa de negociación como una importante conquista reivindicativa. Como ya hemos indicado, lo que a simple vista parece un aumento sustancial, en realidad en la mayoría de los casos no mantiene el salario real en el nivel de 2011 ó 2009, mucho menos en el de 2008.

La dirección de los sindicatos y la lucha universitaria

Como ya hemos señalado anteriormente, una de las cuestiones que le permite a la FAPUV mantener la posición de dirección de los trabajadores académicos de un sector importante en las universidades, especialmente en las de mayor tradición de calidad académica y de impacto científico, es justamente la falta de una política consecuentemente revolucionaria hacia este sector que vincule sus intereses y reivindicaciones con el impulso de la revolución y la construcción del socialismo.

Pero en los sindicatos de otros sectores de trabajadores universitarios también se ha desarrollado en las últimas semanas una dinámica interesante. Un ejemplo de ello es lo sucedido recientemente en la Asociación Sindical de Trabajadores Administrativos y Técnicos de la Universidad Simón Bolívar (ATAUSIBO). Cabe recordar que el actual Coordinador General de FETRAUVE, Carlos López, viene justamente de las filas de este sindicato y fue un importante y combativo dirigente quien incluso participó de la dura lucha adelantada los trabajadores uesebistas en 1995 y junto a otros dos compañeros del sindicato participaron en la huelga de hambre mantenida en Noviembre de ese año. El actual presidente de ATAUSIBO y suplente del Coordinador General de FETRAUVE, Leonardo Caraballo, fue de los fundadores de la FSBT, luego Coordinador Regional de la UNT Caracas Miranda antes de su rompimiento y la fundación de la CSBT.

En la asamblea general extraordinaria que se inició el pasado 12 de junio, convocada por iniciativa de 472 trabajadores afiliados, se ha rechazado la propuesta salarial aprobada en la mesa de negociación por FETRAUVE y exigen que se defienda la propuesta de 100% para enero 2013 y 60% en enero 2014, lo que implica un aumento total de 220% respecto a los salarios actuales (vigentes desde 2009). La situación ha derivado en que en la sesión del lunes 17 de junio, ante la aprobación por mayoría de rechazar el aumento acordado y emplazar a FETRAUVE a que renegocie los montos, Leonardo Caraballo decidió abandonar la asamblea alegando que “la junta directiva no se haría partícipe de acciones basadas en intereses partidistas”. Durante la asamblea rechazó las propuestas aprobadas por mayoría pues según él “afectan las reglas de juego de las mesas de negociación de las federaciones sindicales con el Ministerio de Educación Universitaria”. A pesar de ello los trabajadores han mantenido activa la asamblea e incluso han planteado activar el Tribunal Disciplinario contra la Junta Directiva y pedir la renuncia de la misma.

Una situación similar se ha vivido en la ULA, donde el Sindicato Regional de Profesionales Universitarios y Técnicos Superiores de la Universidad de Los Andes, para los Estados Mérida, Táchira y Trujillo (SIPRULA), afiliado a la Federación de Asociaciones de Profesionales de la Educación Superior de Venezuela (FENASIPRUV), federación ésta que junto a FAPUV defiende las NH pero que participa en la mesa de negociación de la Convención Colectiva, ha decidido en asamblea realizada el viernes 21 de junio rechazar igualmente la propuesta de ajuste salarial aprobada en la mesa de negociación. Dicha asamblea incluso ha aprobado el retiro de su sindicato de la mesa de negociación. Previo a ello, el martes 18 de junio, una asamblea de los Trabajadores Universitarios de la Facultad de Ingeniería de la ULA, que agrupaba al personal obrero, administrativo, técnico, profesional y docente de dicha facultad, aprobó rechazar las propuestas salariales de la convención colectiva y desconocer a la mesa de negociación.

El Paro de FAPUV y el derecho a la educación

En la lucha por las reivindicaciones salariales pero también las necesidades presupuestarias de las universidades, se han desarrollado distintas movilizaciones y paralización de actividades parciales que han terminado en un “paro indefinido” liderado por FAPUV. Esto, ante la negativa de sectores sindicales vinculados a la revolución a reconocer que efectivamente existe una problemática universitaria y que los reclamos de sus trabajadores son más que justos. Esto ha dejado el campo abierto a que la dirección de FAPUV pueda darle el contenido que le interesa, que a fin de cuentas es una orientación contrarrevolucionaria y que en el fondo no defiende realmente los intereses de los trabajadores académicos agremiados.

Con las tácticas heredadas de la atomización del movimiento obrero adelantada durante el Puntofijismo por AD y su burocracia sindical en la CTV ante el abandono de los cuadros sindicales comunistas de la CUTV y su desmovilización y dilución en los diferentes frentes guerrilleros que organizó el PCV, la FAPUV sigue implementando métodos de lucha que apelen a los prejuicios pequeño burgueses de su base. Por ello, la actual paralización en las universidades se denomina Paro Indefinido y no Huelga General. Al no ser un sindicato sino un Gremio Profesional, FAPUV y las diferentes asociaciones de profesores que la conforman no tienen las prerrogativas para introducir pliegos conflictivos ante el Ministerio del Trabajo y no puede convocar huelgas según lo establecido en la LOTTT.

De hecho, mientras durante una huelga los trabajadores no cobramos los salarios, sino que en el marco de una lucha militante apelamos al fondo de lucha de nuestras organizaciones de clase, los trabajadores académicos en el Paro de FAPUV siguen cobrando sus salarios y en sus movilizaciones principalmente participan los estudiantes, particularmente sus sectores más a la derecha, los llamados Manitas Blancas.

Pero, como ya hemos indicado en otras partes del presente artículo, hay que diferenciar entre la dirección del movimiento y lo que subyace en esta acción. Aunque lo diga con todo el cinismo del caso, en declaraciones recientes, Lourdes Ramírez, presidenta de FAPUV declaraba que “Nuestra Federación agrupa a 40 mil docentes (...). Yo no creo que en el país haya 40 mil profesores golpistas”. Esto es cierto. Es la dirección de la misma quienes están usando los justos reclamos de los trabajadores académicos para sus propios fines contrarrevolucionarios. No hay absolutamente ninguna contradicción entre el desarrollo del fortalecimiento de la revolución, de la lucha por el socialismo, y el fondo de las reivindicaciones salariales y presupuestarias que defienden los trabajadores académicos. Lo que hay es que desarmar los argumentos de la derecha, que a fin de cuentas vela por sus propios intereses y no la de los agremiados, y darle el contenido revolucionario.

En lugar de esto, como ya hemos señalado repetidamente, voceros del movimiento revolucionario se han empeñado en desconocer la problemática de fondo y extendiendo la caracterización de la dirección al resto de los agremiados lo han catalogado simplemente como reaccionario. A esto hay que recordar que el hecho de que se convoque a un paro trae el recuerdo del paro patronal y sabotaje petrolero de diciembre 2002. De hecho, en los recientes hechos violentos acaecidos en la UCV se pudieron observar pintas con consignas como “Profesor Parao = Carro Quemao”. Esto es justamente producto de esa mala caracterización de la lucha de los trabajadores universitarios que hemos comentado. Es un error atacar a los profesores en general, quienes a fin de cuentas no son nuestros enemigos de clase.

Adicionalmente, tanto en la UPEL como más recientemente en la UCV, se ha utilizado la vía judicial para detener el paro. Al igual que como se usa el “derecho al trabajo” de sectores de trabajadores, generalmente de cuello blanco, para romper una huelga obrera en tribunales por la vía del amparo, se ha usado el “derecho a la educación” para conseguir amparos que obligan a las asociaciones de profesores respectivas a cesar en la acción de paro y reactivar las clases.

No se puede luchar contra la utilización reaccionaria de las reivindicaciones salariales y sociales de los profesores por parte de la contrarrevolución, utilizando las mismas tácticas que nuestros enemigos de clase utilizan contra una huelga de trabajadores revolucionarios. Los medios que se emplean en la lucha condicionan el fin. Basarse en la represión o en métodos administrativos, lejos de ayudarnos a poner en evidencia los fines espurios y contrarrevolucionarios de los rectores de AVERU o de los dirigentes contrarrevolucionarios de FAPUV, ayuda a éstos a seguir desviando la atención de las masas y culpando al gobierno y a la revolución de los problemas, muy reales, que existen en la universidad. No se le hace ningún favor a la revolución al separar este sector de asalariados del resto del movimiento obrero e incluso profundizar la distancia que actualmente separa a amplios sectores de los trabajadores “profesionales” y académicos de la revolución.

El único camino, si queremos fortalecer el apoyo a la revolución en las universidades públicas, es que todos aquellos que luchamos por una universidad revolucionaria y socialista nos organicemos y movilicemos en torno a un plan de lucha que, partiendo de la reivindicación de una subida salarial que garantice el mantenimiento del poder adquisitivo de todos los trabajadores universitarios, plantee al mismo tiempo un programa que entre otros recoja los siguientes puntos:

-Convención colectiva que garantice una subida salarial que mantenga y mejore los niveles salariales reales de todos los trabajadores respecto a años como 2007 y 2008, corrigiendo la pérdida de poder adquisitivo de los últimos años.

-Incremento de los presupuestos destinados a funcionamiento de las universidades públicas y en particular a la investigación pero bajo el control de comités revolucionarios en los que participen los todos los trabajadores universitarios, tanto académicos como los demás, y estudiantes de las propias universidades junto a delegados elegibles y revocables de los consejos de trabajadores y consejos comunales y el propio gobierno revolucionario.

-No a la gestión capitalista de la Universidad pública. Control de la financiación global de la misma (incluidos los fondos que hoy manejan sin control los rectores) por parte de esos mismos comités.

-Garantizar de manera efectiva el derecho de los hijos de los trabajadores y sectores populares a acceder a todas las carreras y universidades y que no haya más personas sin cupo y sin acceso a la educación superior.

-Democratización de la universidad garantizando el derecho de todos sus trabajadores, profesores contratados, estudiantes y obreros a elegir a las autoridades y participar en la gestión de las universidades.

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