Maiatzaren 28an Manuel Zelaya Hondurasko presidente ohia bere herrialdera itzuli zen estatu kolpe baten ondorioz bi urtez erbestean egon eta gero. Gertakari honekin borroka iraultzaile berria hasten da masa hondurastarrentzat.
El regreso de Manuel Zelaya no se debe a un gesto de buena voluntad del régimen de Porfirio Lobo, sino que se lo han impuesto las masas a traves de su movilización y empuje. La respuesta del pueblo hondureño al golpe de estado de la oligarquía ha sido tremenda. Han desafiado los toques de queda, la brutal represión estatal, persecuciones, encarcelamientos, torturas y asesinatos selectivos. Y a pesar de lo que todo eso significa la burguesía no ha podido aplastar ni adormecer de nuevo a las masas. Ellas han perdido el miedo y es ahí donde el sistema capitalista entra en profunda crisis. Toda la vieja sociedad se estremece en sus cimientos ante el avance incontenible de los trabajadores y el pueblo. Hay miedo en la burguesía porque la situación se les salga totalmente fuera de control. Sobre todo en los ultimos meses el movimiento de masas ha ido creciendo pese a la represión criminal, agrupando cada vez más a otras capas sociales oprimidas, despertándolas a la lucha y uniéndolas al movimiento. Ha sido la fuerza y el enorme impacto del movimiento revolucionario de las masas en Honduras, que como un gigante martillo ha golpeado (y golpea) causando fisuras en el seno de la clase dominante, lo que se manifiesta en divisiones tácticas entre sectores de la burguesía, es decir entre bandidos. Es sobre este contexto que Lobo ha firmado el acuerdo. El país se le hace ingobernable. El primero de mayo fue tremendamente masivo con 2 millones personas en las calles del país.
El regreso de Zelaya es una victoria del pueblo hondureño. La oligarquía pedirá borrón y cuenta nueva, lo cual es inaceptable. La vuelta de Zelaya no puede significar eso, porque dejaría impune la muerte, persecución y tortura de muchisimos hombres y mujeres anónimos del pueblo que se han enfrentado al golpe de estado, y los cuales han luchando entre otras cosas por el regreso del propio Mel. No puede haber justicia y siempre habrá impunidad mientras siga existiendo el estado burgués. Mientras la clase dominante tenga a su disposición los jueces y los organismos de represión. A esto debemos oponernos mediante la lucha por tribunales revolucionarios de los trabajadores que investiguen y castiguen los crrímenes cometidos desde el golpe de estado por la oligarquía hondureña. Esta medida debe ir vinculada a la sustitución de toda la estructura del estado burgués por un genuino estado revolucionario dirigido por los trabajadores y el pueblo.
El acuerdo de “reconciliación” y la revolución permanente
Manuel Zelaya desde ya, con su regreso a Honduras, está en el medio del huracán, es decir en medio de las presiones de dos fuerzas contrapuestas e irreconciliables. La presión por parte de la burguesía para tratar de usarlo como instrumento que lleve al movimiento revolucionario por el camino de la democracia burguesa, esto es por el camino del engaño a las masas y de envolver los deseos de éstas en la maraña de las instituciones burguesas, que no es otra cosa sino las leyes creadas por la clase dominante basada en miles de subterfugios, que preparen la base para ir de nuevo a la ofensiva y darle una lección al pueblo. En cuanto puedan la clase dominante dará la orden de mandar el “acuerdo de reconciliación” al cubo de la basura. Por el otro lado, estará la presión revolucionaria de los trabajadores, jóvenes, campesinos y pobres, que son las fuerzas vivas de la sociedad. Estos últimos se seguirán movilizando por resolver los problemas sociales y empujando en dirección de la transformación revolucionaria de la sociedad.
Los trabajadores y el pueblo luchan por un trabajo digno y vivienda en buenas condiciones, salud, educación, en otras palabras por mejores condiciones de vida. Todo esto choca con los intereses de los capitalistas hondureños y los intereses del capital financiero internacional. Las tareas de la revolución democratico-burguesa (como la reforma agraria, la soberanía nacional en los países coloniales, semicoloniales o ex coloniales) son imposibles de conseguir bajo el capitalismo. Las burguesías de estos países nacieron subordinadas al capital financiero mundial, nos referimos a las grandes potencias capitalistas del globo. Incluso en los países más industrializados el capitalismo ha entrado en una crisis tan profunda que estamos asistiendo a un periodo de quiebras de estados y ataques contra los derechos elementales de las masas trabajadoras. La burguesía no está en condiciones de hacer concesiones (y más en el período que estamos viviendo al nivel mundial) y se resiste a perder sus privilegios. No los entregará sin lucha y al precio que sea necesario. Sus privilegios se basan en la explotación y opresión de la clase obrera. Cuando las masas se organizan para luchar para transformar sus condiciones de vida al mismo tiempo los burgueses no tardan en organizar las conspiraciones, desapariciones forzosas, represión y muerte, imponiendo de este modo la violencia para garantizar su dominio y perpetuar las explotación de los trabajadores. Es utopico pensar que la burguesía renunciará a su dominio sobre la sociedad donde esclaviza a millones de hombres y mujeres, enriqueciéndose cada vez más a costa de condenar a millones de seres humanos a la miseria y pauperización.El motivo por el cual Manuel Zelaya fue derrocado y enviado al exilio fue precisamente porque intentaba consultar al pueblo si quería una Asamblea Constituyente, y por su acercamiento a la revolución bolivariana. Medidas básicas como mejores salarios, sanidad y educación chocan con los intereses de los capitalistas de mantener sus tasas de beneficio, de saqueo y explotación. Esto genera alarma en la clase dominante y les empuja a actuar en consecuencia enfrentándose e intentan aplastar el movimiento de las masas.