Fabra eta bere Gobernua botatzeko, Greba Orokorra!

 

Azaroaren 28tik 29rako gauean, valentziar Gorteek eztabaidatu gabe Valentziar Irrati Telebista ixtea bozkatzen zuten egun berean, Generalitat-ak Ràdio Nou isilarazi zuen, eta telebistarekin gauza bera egiteko prestatu zen: polizia bidali zuen Nou-eko egoitzetara eta langileei sarrera oztopatu zieten. Hala ere, langileek beren lantokian sartzea lortu zuten, eta eguerdiko hamabiak arte iraun zuten emititzen.

Realizando un especial que demuestra la capacidad creativa de la clase obrera, las posibilidades del control obrero, y la expresión contundente de toda la rabia acumulada durante lustros de dictadura por parte de los amos del PP, de censura, de manipulación, de represión. Fabra ha callado una voz (molesta desde que el 5 de noviembre los trabajadores tomaron el control de la programación), pero no podrá callar la voz de la mayoría de la sociedad, que se rebela contra la dictadura de la camarilla del PP y del gran capital que está detrás de ella. Esa voz retumbará con fuerza el sábado 30, en que hay convocadas de urgencia manifestaciones para echar a Fabra y todo su Gobierno.

Por si no fuera suficientemente grave el hecho de cerrar RTVV, las formas para hacerlo han sido las típicas de cualquier dictadura, al fin y al cabo no olvidemos que el PP hunde sus raíces en las mejores tradiciones del franquismo. Los trabajadores que intentaban cumplir con su labor han sido bloqueados en la puerta de las emisoras, sin ni siquiera haber recibido ninguna notificación, hasta que después, a horas intempestivas de la madrugada, han recibido por el móvil un “permiso retribuido”, o sea, vacaciones forzosas. Así defienden el PP y su policía ese “derecho al trabajo” tan cacareado en los días de huelga… Trabajadores e invitados al programa especial hecho por ellos durante doce horas, incluyendo diputados autonómicos, han debido entrar por ventanas, o puertas traseras, a la carrera. Los empleados han impedido hasta el final el acceso de personal externo (policías y técnicos enviados por la Generalitat) al Centro de Control, para evitar la desconexión. El ambiente era tal que si el Comité de Empresa o alguno de sus sindicatos de clase se hubieran negado a aceptar la amenaza transmitida por la policía, de denunciarles por desacato judicial, y hubieran dado ejemplo impidiendo físicamente la entrada de los ejecutores en el Centro de Control junto a sus compañeros, no hubieran podido hacerlo, al menos sin tomar policialmente todas las instalaciones. Sin embargo, después de doce horas de resistencia de la plantilla, el Comité llamó a la calma y anunció que acataba la decisión de desenchufe.

Los programas informativos y debates de RTVV, desde la toma de control por parte de los trabajadores, han reflejado las enormes posibilidades de una radiotelevisión pública, de calidad, plural, en valenciano… siempre que aquellos mantengan ese control. Como decía un periodista, “hemos demostrado que cuando trabajamos sin presión de los directivos, podemos trabajar muy bien”. O, como declaró el ex hombre del tiempo: “se está demostrando que no necesitamos jefes”. Este mes la voz de esos trabajadores, de tantos y tantos colectivos en lucha, de los sindicatos y organizaciones de izquierda (anteriormente vetados en la televisión pública), de cantautores como Raimon (cuyas canciones, todo un símbolo de la resistencia al franquismo, estaban en la práctica prohibidas), etc., esa voz, se ha escuchado con fuerza. Símbolo de ello ha sido la presencia en el plató, cuatro horas antes del cierre, de Beatriz Garrote, presidenta de la Asociación de Víctimas del Accidente de Metro. Una voz, la de los 43 fallecidos y de los heridos y sus familiares, que nunca jamás tuvo acceso a ningún micrófono de RTVV. También el Sindicat d’Estudiants ha podido expresarse en Nou.

Durante este programa especial de doce horas, los locutores, y otros trabajadores, expresaban diferentes ideas que miden bien el extraordinario proceso de toma de conciencia que se está produciendo dentro y fuera de los platós y emisoras. Que esto es un golpe de Estado equiparable al 23-F, que estamos ante una dictadura pura y dura, que quieren que volvamos al franquismo, que Fabra debe dimitir, que este cierre es sólo parte del ataque general que se está produciendo, que el PP es responsable del despilfarro (se está investigando judicialmente cuánto dinero de RTVV se ha llevado la trama Urdangarin)… A raíz del anuncio de que TV3 retransmitía en directo la señal de Nou, los locutores saludaron “al pueblo valenciano y al catalán, hermanos de lengua”, y explicaban que siempre han intentado dividirnos, para así poder dominarnos mejor; de esta forma el principal canal para la transmisión de prejuicios anticatalanes, para el Govern, se convertía en el denunciante de esos prejuicios, gracias al control obrero de la radiotelevisión pública. Se repetían los llamamientos a la movilización general, a echar a Fabra, a no votar más al PP. Los trabajadores también explicaron el “ambiente de matonismo”, cómo la mitad de la plantilla (eventuales) eran conminados a obedecer todo tipo de órdenes arbitrarias, manipuladoras, bajo amenaza de no renovación; incluso el contacto con miembros del Comité era motivo de persecución; los periodistas con plaza más díscolos eran relevados a tareas administrativas…

No hay negociación posible: es el momento de la huelga general

Este mes, mientras los trabajadores controlaban la programación y en especial los informativos, el Comité intentaba por todos los medios negociar con el Consell. Incluso ofrecieron una alternativa al cierre que implicaba una importante reducción salarial y el despido mediante prejubilaciones, bajas incentivadas… de 600 trabajadores, para no superar el presupuesto que ya estaba programado para este año y 2014 (es decir, para que el reingreso por sentencia judicial de 1.100 empleados no supusiera ninguna carga adicional). Pero desde el primer momento Fabra avisó de que la decisión era innegociable. La razón no es económica: el PP quiere ahorrarse de esta forma 76 millones de euros anuales (lo cual no está nada claro). Una cantidad que para cualquier trabajador es un mundo, pero que es una minucia comparada, por ejemplo, con el pago de la deuda pública del Govern (este año, 4.200 millones), con la deuda del propio RTVV (1.300 millones) o, simplemente, con el reciente donativo de la radiotelevisión, de 500 millones, a los clubs de fútbol valencianos (empresas privadas en crisis). No, la razón de fondo es que les ha salido mal la prevista privatización de RTVV; su ERE chapuza ha sido anulado por los tribunales, y ellos no podían aceptar la readmisión de los despedidos, porque para el PP hubiera sido una muestra de debilidad… Y a este Govern, como al Gobierno de Rajoy, está cada vez más aislado.

El cierre y los métodos policiacos para llevarlo a cabo (denunciaron a los trabajadores como “ocupantes ilegales”, aunque la denuncia no fue admitida) ha causado un enorme impacto. Las masivas manifestaciones del 9 de noviembre contra el cierre (en Valencia fuimos 60.000 manifestantes) demostraban las enormes posibilidades de extender el conflicto, especialmente enlazando este grave ataque con la continua agresión a la educación y sanidad públicas, y en general el sector público. El Comité y cada uno de los sindicatos de clase (CCOO, Intersindical, UGT y CGT) tienen una nueva oportunidad para organizar una respuesta contundente a la altura de la agresión brutal que se ha perpetrado contra los trabajadores de RTVV. Por el drama que supone quedarse en la calle para 1.700 familias que viven directamente de RTVV y para las 10.000 que lo hacen indirectamente. Por la falta de futuro de los trabajadores audiovisuales valencianos (el 85% de ellos, actualmente en paro). Y por la desaparición del único medio importante que transmite (en gran parte) en valenciano, y por tanto que ayuda enormemente a la normalización lingüística. Como denunciaban los periodistas, los medios privados, el capital, no están interesados en emitir en valenciano, ni en cubrir las necesidades de información de muchas comarcas, sólo están interesados en el negocio. El capitalismo y la promoción de las lenguas oprimidas son como el agua y el aceite.

Esto no ha acabado, acaba de comenzar. Una enorme marea de indignación recorre el País Valenciano. Para que esta marea se convierta en un tsunami y desalojar a Fabra y a su Gobierno del Palau de Manises, es necesario, además de la inmensa fuerza de la clase obrera, una dirección a la altura. ¿Cómo es posible que en esta situación los dirigentes sindicales estén desaparecidos? Lo único que han dicho es que Fabra ha acabado con el diálogo social. ¡Es urgente poner fecha ya a una huelga general en todo el País Valenciano! ¡Para mantener Canal Nou con todos los puestos de trabajo –y bajo control de los trabajadores-, para defender la educación, la sanidad y todos los servicios públicos, para acabar con la sangría del paro, hay que desconectar a Fabra y fundir en negro al PP! Y la clase obrera puede dar el último puntapié a estos personajes de pesadilla…