Sestaoko Naval ontziolaren etorkizuna larri dago. Hilabete barru lan kargarik gabe geratuko direla azaldu dute langileek. 2010eko apiriletik, enplegua erregulatzeko zortzi dosier jasan dituzte, eta bederatzigarrena datorkie orain. Euskal Herria Sozialistatik gure elkartasuna azaldu nahi diegu bertako 240 langileei eta babesa ematen diegu antolatu dituzten mobilizazioei. Aldi berean, gure proposamena egiten dugu borrokaren garaipenean laguntzeko.

 

Los trabajadores de La Naval de Sestao se han visto afectados por ocho EREs consecutivos desde abril de 2010, tiempo en el que han visto como paulatinamente ha ido desapareciendo la carga de trabajo, no solo para los trabajadores directos sino también para los indirectos de las Industrias Auxiliares.

 

Se está ante una situación muy grave que puede poner en peligro el futuro del astillero, el último bastión industrial que da empleo a más de 1.500 personas entre empleo fijo y eventual, con la repercusión a su vez altamente negativa sobre el sector servicios y sobre la Margen Izquierda, zona duramente castigada con el paro.

 

Ante esta situación, los trabajadores han organizado distintas movilizaciones: La concentración del 3 de febrero fue la primera de las protestas programadas. El 12 de febrero se hara un paro de toda la fábrica de 10:30 a 12:30 del mediodía y se llevará a cabo una concentración en el Parque Tecnológico de Zamudio, ante la sede de Ingeteam. La siguiente semana, el 18 de febrero, se realizará un encierro de 24 horas a partir de las seis de la mañana y también habrá un paro de toda la fábrica durante dos horas. El jueves 20 de febrero, los trabajadores se desplazarán en autobuses hasta Gasteiz, para concentrarse ante el Parlamento autonómico. La siguiente semana, el 26 de febrero habrá un paro de 11:00 a 14:00 y un manifestación desde La Naval al parque de Santurtzi. Y el 4 de marzo se realizará un nuevo paro, en este caso, de tres horas, y se desarrollará una concentración en el Museo Guggenheim, donde se celebrará la Cumbre Económica organizada por el Gobierno español.

 

La situación del sector naval

 

El sector naval arrastra problemas desde hace tiempo, pero el anuncio de Almunia de un fallo contra el tax lease puso en primer plano la necesidad urgente de luchar por el futuro del sector. Esta lucha necesita dos requisitos: ser unificada y ser de clase. Hace falta un plan unificado de movilizaciones.

 

Y en la lucha por nuestras reivindicaciones no sólo tenemos enfrente a la Unión Europea, también a los empresarios vascos y españoles y a los gobiernos del PNV y del PP, embarcados en una guerra contra los trabajadores.

 

Claro que la resolución sobre el tax lease amenaza el futuro del sector naval, pero también lo amenazan las privatizaciones (que en todos los casos supusieron la degradación de las condiciones laborales y, en algunos, el cierre de las factorías a los pocos años, como Unión Naval de Levante o Astilleros Españoles de Sevilla) y los propios dueños de los astilleros.

 

¿Van a defender el futuro del sector naval directivos de astilleros privados que eran directivos en esos mismos astilleros cuando eran públicos y que utilizaron su posición para favorecer intereses particulares, empezando por los suyos, como en La Naval de Sestao?

 

¿Van a defender el futuro del sector naval directivos e instituciones que propiciaron cierres para dar pelotazos urbanísticos, como en Naval Gijón?

 

¿Van a defender el futuro del sector naval directivos como los del astillero vigués Barreras, que se embolsaron cerca de 900.000 euros en 2011 y algunos de los cuales están acusados por la justicia de graves irregularidades contables que presuntamente provocaron un concurso de acreedores ese mismo año?

 

¿Van a defender ese futuro quienes tienen un acuerdo para venderle el 51% de Barreras a la petrolera mexicana PEMEX, que ya dijo que su intención es acabar trasladando la producción a México? ¿Va a defenderlo el presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijoo, que orquestó esta deslocalización y que lleva meses engañando con el tema de los floteles?

 

¿Va a defender el futuro del sector naval el gobierno del PP y el PNV, que si pudiesen privatizarían todos los astilleros que todavía son públicos y cuya política económica está hundiendo la industria?

 

Por una lucha de clase

 

No, defender el sector naval no significa lo mismo para todos. Para los empresarios y la derecha, defender el sector naval significa defender un mecanismo (el tax lease) que los beneficia a ellos, pero no a los auténticos constructores de los barcos, que somos los trabajadores, que sufrimos precariedad, recortes sala riales, abusos patronales de todo tipo, despidos, etc. El tax lease está diseñado para que los empresarios obtengan beneficios a costa de los contribuyentes.

 

Por eso empresas como Mango, El Corte Inglés o Inditex entraron en el negocio naval a través de las Agrupaciones de Interés Económico (por ejemplo, Inditex desgravó en 2010 medio millón de euros).

 

La lucha de los trabajadores tiene que ser de clase, por nuestras propias reivindicaciones, que en el fondo son las mismas para todos: un empleo estable y un futuro digno.

 

Esto es aplicable a los trabajadores de todo el sector naval y a los del resto de sectores. Por eso la unificación del sector naval en torno a un programa reivindicativo de clase y una movilización independiente tiene que servir también para contribuir a unir todos los conflictos laborales en un único movimiento general de lucha de la clase obrera, con el objetivo de acabar con los recortes e impedir que nos hagan pagar a los trabajadores la crisis del capitalismo. A organizar esto es a lo que se tienen que dedicar los dirigentes sindicales, no a impulsar frentes comunes con empresarios y gobiernos, ni a suplicarles que vuelvan al mal llamado “diálogo social”. El camino no es confiar en la “posible buena voluntad” del PNV y los empresarios vascos.

 

Los trabajadores necesitamos independencia política

 

No podemos aceptar el discurso ideológico de la derecha y la patronal, cuya idea central es que hay que ayudar a los empresarios para que les vaya bien y así creen empleo. No, los empresarios no están creando empleo, sino destruyéndolo masivamente. No son parte de la solución, son parte del problema. Su único interés es saquear el dinero público, que es el dinero de los asalariados porque somos los únicos que pagamos impuestos. El objetivo de todos los recortes que estamos sufriendo es precisamente transferir ingentes cantidades de dinero de los bolsillos de los trabajadores a los bolsillos de los empresarios.

 

La derecha y la patronal despotrican continuamente contra todo lo público, piden continuamente privatizarlo todo argumen tando que el Estado no debe intervenir en economía. Pero esto es una gran mentira. Quieren que el Estado intervenga en economía, pero exclusivamente en beneficio de ellos.

 

¿Qué están haciendo todas las empresas? Pedir subvenciones públicas. Pero si las empresas necesitan ayuda del Estado, esto significa que la iniciativa privada no funciona.

 

Si una empresa necesita dinero público, lo que hay que hacer es expropiarla para convertirla en pública y para darles participación a los trabajadores en su gestión. Darle dinero a los mismos que son culpables de llevar una empresa a la ruina no sirve para salvar la empresa, sólo para garantizar beneficios a costa de todos y para que la empresa acabe por cerrar igualmente, como la experiencia demuestra repetidamente.

 

Los trabajadores no podemos ser marionetas de los empresarios ni del PNV y del PP para seguir ahondando en políticas que nos perjudican y que agravan la crisis. Hay que poner punto final a la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas. No podemos aceptar el chantaje de que hay que darle dinero público a las empresas con la excusa de salvar los empleos.

 

En toda esta situación hay un problema de fondo, y es el propio capitalismo. La clase obrera sólo encontrará una solución definitiva a nuestros problemas acabando con este sistema, acabando con la propiedad privada de los medios de producción, acabando con el control de la economía por parte de una minoría de parásitos que viven de la explotación de los trabajadores, a los que sólo preocupan sus privilegios y que para defenderlos están dispuestos a llevarnos a una esclavitud capitalista propia del siglo XIX, cuando el único derecho de los trabajadores era el derecho a callar.

 

Los trabajadores no tenemos nada en común con los empresarios. Necesitamos pensar en nuestros propios intereses de clase y organizarnos para luchar por un programa socialista de transformación de la sociedad.