Kostas Karamanlisen eskuineko gobernuak erakutsi du bere benetako aurpegia gizarte greziarraren aurrean. Martxoaren 8an polizia greziarrak bortizki erasotu zuen Atenasko 30.000 unibertsitarien manifestaldia.

Docenas de estudiantes fueron golpeados en la cabeza y 61 de ellos fueron detenidos. Miles de estudiantes sufrieron problemas respiratorios después de una “tormenta” de bombas de gases lacrimógenos desatada por las fuerzas especiales de la policía.
Muchos jóvenes tuvieron que ser llevados al hospital con heridas serias. Los representantes del sindicato de trabajadores del Hospital Erithros Stavros denunciaron públicamente que muchos estudiantes estaban internados en el hospital con vigilancia policial.
Por si todo esto no fuera suficiente, los estudiantes arrestados estuvieron totalmente aislados durante tres días sin poder contactar con sus familias o abogados. Todo esto ocurre en un país “europeo civilizado y democrático”, en Grecia, un país utilizado como ejemplo de crecimiento económico dentro de la Unión Europea durante los últimos años.
Después del brutal ataque contra los estudiantes, el primer ministro y presidente del partido gobernante Nueva Democracia, Kostas Karamanlis, hizo una breve declaración absolutamente cínica: “¡Todo está bien!” Esta declaración llegaba dos días después de otra declaración provocadora por parte del ministro de “Orden Público”, Vyron Polydoras. Sus comentarios fueron sobre un incidente anterior en el que estaba implicado un policía que disparó contra los manifestantes el 28 de febrero. ¡Era el primer caso en veintisiete años de un policía disparando contra una manifestación en Grecia!
En sus comentarios, en los que admite abiertamente que es admirador de Maquiavelo, dijo que el policía abrió fuego para aterrorizar a los manifestantes “estaba actuando dentro del marco de la legalidad”.
Todo esto es una indicación del callejón sin salida del capitalismo griego. Necesitan atacar a los trabajadores y jóvenes en todos los frentes. Su sistema ya no puede ofrecer concesiones como en el pasado. Estos ataques brutales van de la mano de las contrarreformas llevadas a cabo por el gobierno. En el pasado podían intentar alcanzar algún tipo de compromiso, pero lo que ahora se ve es una brutalidad cada vez mayor.
Hay claros síntomas de un régimen que cada vez recurre más a los métodos policiales. Después del arresto de los estudiantes, en lugar de intentar calmar la situación, lo que tenemos es más represión. Después de las detenciones el fiscal general, Isidoros Dogiakos, visitó inmediatamente el cuartel general de la policía y en un tiempo récord presentó los cargos contra doce de los estudiantes detenidos. También emitió una orden para impedir que el presidente del partido Synaspismos, Alekos Alavanos, pudiera visitar a los detenidos. Y por último, pero no menos importante, el domingo pasado aparecieron artículos en la prensa burguesa discutiendo “la posibilidad de utilizar balas de plásticos de nuevo en las manifestaciones”, por primera vez desde la caída de la odiada dictadura de los coroneles en 1974.

Radicalización del movimiento juvenil

Todos estos acontecimientos, junto con la “atmósfera” política general, reflejan la tremenda preocupación de la clase dominante ante la escalada del movimiento juvenil. Casi un año después de que estallara el movimiento estudiantil éste ha continuado movilizándose. Primero fue la lucha de los universitarios y el pasado otoño siguieron los estudiantes de secundaria.
La primera oleada de lucha fue de mayo a julio de 2006. Después de manifestaciones de masas, ocupaciones de facultades, el gobierno tuvo que retrasar sus planes de aprobar una ley en el parlamento que prepararía el terreno para la legalización de las universidades privadas.
La segunda oleada llegó en octubre cuando los estudiantes de secundaria ocuparon más de 1.000 institutos por todo el país, una lucha contra la política del gobierno de reducir el número de plazas universitarias para los estudiantes de secundaria. Además de las movilizaciones de los estudiantes en solidaridad con los profesores que estuvieron dos meses en huelga.
Después de unos seis meses de lucha militante el movimiento estudiantil sufrió una retirada debido a la presión de una campaña sucia de calumnias y rumores. Por ejemplo, los medios de comunicación burgueses relataban historias fantásticas sobre estudiantes organizando “orgías sexuales” durante las ocupaciones y otras cosas por el estilo. Pero la responsabilidad también recae sobre los hombros de los estalinistas en la dirección del movimiento que demostraron ser incapaces de hacer nada para responder a esta campaña, tampoco hicieron nada para conseguir el apoyo activo de la clase obrera.
La tercera oleada del movimiento juvenil se convirtió en el punto crítico. Esta vez el objetivo del movimiento universitario, después de haber ganado confianza el verano pasado, fue detener los intentos de revisar el artículo 16 de la constitución griega que abriría la puerta a la creación de universidades privadas.

Una gran victoria con consecuencias políticas

Desde el 10 de enero en adelante, cada semana el centro de Atenas se ha llenado con miles de universitarios manifestándose en defensa de la educación pública. Los profesores de universidad también se pusieron en huelga y ocuparon su lugar en el movimiento.
Los resultados de este movimiento de masas fueron espectaculares. Obligó a la dirección reformista del PASOK, debido al temor a una escisión abierta en su grupo parlamentario, a retirar a todos sus parlamentarios del debate y la votación en el parlamento. Esto era un problema para el gobierno de Nueva Democracia (ND). Para que la enmienda del artículo 16 pudiera seguir adelante el gobierno necesitaba el voto positivo de 180 parlamentarios. Pero sin el PASOK el gobierno sólo tiene 161 y por lo tanto la enmienda tuvo que posponerse para la siguiente sesión parlamentaria. Esta fue una victoria inesperada para el movimiento.
Después de esta importante derrota el gobierno reaccionó inmediatamente y de manera desafiante presentó de nuevo en el parlamento la misma ley que el movimiento estudiantil había parado con su movilización del verano pasado. Estaba claro que el gobierno pretendía vengarse así del movimiento estudiantil que se había convertido en un punto de referencia para la clase obrera contra el gobierno durante este período.

Los dirigentes del PSOK y la GSEE salvan a Karamanlis

La ley propuesta por el gobierno sobre las universidades, la llamada autonomía universitaria, dice claramente que la financiación de las universidades será de acuerdo con la “productividad” y la “utilidad para la economía” (es decir, para las empresas capitalistas). Cada universidad tendrá un director financiero cuya responsabilidad sería vincular la universidad al “mercado”. Otro cambio importante que introduciría esta ley afectaría al “derecho de asilo” de los estudiantes universitarios. En la actualidad este derecho protege a los estudiantes de la intervención policial, por lo menos formalmente. La enmienda aboliría este derecho.
Esta vez, sin embargo, la dirección del PASOK se comportó como una “oposición leal” al gobierno. Giorgos Papandreu anunció que el partido no votaría a favor de la ley propuesta por el gobierno. Pero podía permitirse este ofrecimiento porque sabe que al gobierno de Nueva Democracia le bastaba con sus parlamentarios para aprobarla. Después él presentó una “ley alternativa” que en esencia es una “copia” de la ley propuesta por el gobierno.
Y para garantizar que no había malentendidos expulsó del partido al ex – ministro Kimonos Koulouris que se describía a sí mismo como un “andreo-papandreista” (Andreas Papandreu era el padre del actual líder del PASOK que fundó el partido en 1974). El verdadero “pecado” cometido por Koulouris fue que atacó públicamente al ex – ministro del ala de derechas del PASOK, Theodoros Pagalos, que había declarado en la prensa burguesa que la “policía debe tener vía libre para la tarea cotidiana dentro de las facultades universitarias”.
Mientras todo esto ocurre, la dirección de la GSEE (Confederación de Sindicatos) adoptó una postura pasiva. A pesar de los repetidos llamamientos de los estudiantes a los dirigentes de la GSEE para que convocasen alguna acción en apoyo del movimiento estudiantil, ellos guardaron silencio. Los medios de comunicación de la burguesía apoyaron abiertamente al gobierno creando un ambiente de histeria y pidiendo diariamente que el gobierno tomara “medidas” para reabrir las universidades.

El papel contraproducente de los anarquistas

Uno de los servicios más útiles ofrecidos al gobierno llegó de los grupos anarquistas que mezclan elementos gamberriles con todo tipo de provocadores policiales. Antes de que terminaran las manifestaciones estudiantiles estos grupos comenzaban una batalla “ciega” y absolutamente inútil con las fuerzas especiales, lanzando piedras y “cócteles Molotov”. Como resultado, la policía tenía la excusa que necesitaba para aplastar las manifestaciones y aterrorizar a los activistas estudiantiles.
El gobierno, ayudado por los medios de comunicación de masas, intentaron identificar las grandes manifestaciones con estos pequeños grupos de anarquistas. El ministro de “Orden Público”, el derechista Vyron Polydoras, declaró una “guerra de orden contra las guerrillas urbanas anarquistas y sus seguidores políticos”. De este modo, después de los acontecimientos del 8 de marzo, los canales de televisión se centraron en un incendio cometido por algunos anarquistas y provocadores frente al monumento nacional en la plaza de Syndagma, el monumento en cuestión es tratado en términos casi místicos por la burguesía nacional, es el monumento al Soldado Desconocido. Aunque la plaza estaba llena de estudiantes con heridas importantes provocadas por la policía, los medios de comunicación sólo mostraban continuamente el fuego frente al monumento. El objetivo era claro: agitar a los elementos más atrasados de la pequeña burguesía.

La lucha estudiantil continúa

Está claro que el gobierno está intentando disimular la gran derrota en la cuestión de la enmienda de la constitución desviando la atención a otras cuestiones y eso explica sus provocaciones, el uso del terrorismo de estado y la extensión de la histeria entre la pequeña burguesía, con la intención de presentarse como el “defensor de la ley y el orden”. Pero lo que están consiguiendo con esta táctica es enfurecer y radicalizar aún más a los estudiantes.
En realidad, sin la ayuda de los dirigentes del PSOK y de la GSEE, el gobierno de Nueva Democracia puede que ya no estuviese en el poder. Una campaña de solidaridad sindical con los estudiantes y una oposición aunque fuese reformista de izquierdas al gobierno bastarían para derribar a este gobierno. Lleva casi tres años en el poder y este período ha estado acompañado de la lucha de clases por un lado y por el otro de grandes escándalos de corrupción.
Aunque esta semana la ley se aprobó en el parlamento, 280 facultades siguen ocupadas y en los próximos días habrá una gran manifestación. Los universitarios han formado un frente unido con los profesores universitarios que continuarán su lucha con el objetivo de detener la aplicación de la ley. “Esta ley está muerta para nosotros” han dicho los estudiantes.
Los estudiantes tras un año de lucha están muy radicalizados. Algunas de las capas más avanzadas han comenzado a sacar la conclusión de que es vital vincularse con el movimiento obrero. También han visto que es importante separar las movilizaciones de los métodos políticamente criminales del anarquismo, mientras que al mismo tiempo defienden su lucha de la represión estatal y policial con métodos de clase, junto con el movimiento obrero.
Por ahora el escenario más probable es que las movilizaciones continúen al menos hasta la Pascua Ortodoxa, el próximo mes de abril. La combinación de un ambiente decidido y combativo por parte de los estudiantes con movilizaciones en las calles, junto con la terquedad del gobierno fortaleciendo la represión policial que no excluye la posibilidad de alguna muerte. En realidad el gobierno está “jugando con fuego”. Si hubiera algún muerto la respuesta que provocaría entre los jóvenes y trabajadores sería el final de este gobierno.
Independientemente de cual sea el escenario en el futuro cercano, una cosa está asegurada: durante estos últimos meses hemos visto en la sociedad griega síntomas claros de los futuros acontecimientos revolucionarios. La juventud está en un estado de radicalización permanente.
Tampoco debemos olvidar que los trabajadores griegos también han demostrado su disposición cambiar la sociedad participando en siete huelgas generales entre marzo de 2005 y diciembre de 2006. El enfrentamiento de clase en la sociedad griega se está profundizando aún más. Este es el mensaje claro de este maravilloso movimiento estudiantil. La escalada de la represión estatal por parte del gobierno Karamanlis es otra indicación del mismo proceso.
Sólo el enorme vacío en la izquierda es lo que explica por qué se retrasa la expresión política de este ambiente de radicalización que está afectando a toda la sociedad. Los dirigentes del Synaspismos y del KKE han dado su apoyo a las luchas estudiantiles pero ambos con una política equivocada.
Los dirigentes del KKE intentan evitar cualquier tipo de acción conjunta con los activistas del Synaspismos, siguiendo una táctica sectaria que no tiene nada en común con la política leninista del frente único.
Por otro lado, más de un tercio de los dirigentes del Synaspismos apoyan abiertamente la idea de un gobierno tipo de Prodi, mientras que dos tercios apoyan una política reformista de izquierdas “suave”, éstos no pueden dar una solución a los problemas de la clase obrera y juventud griegas.
La única salida para los activistas obreros y juveniles es la lucha por la construcción de una nueva dirección revolucionaria que defienda un programa y una política marxista dentro del movimiento obrero y la juventud, dentro de sus organizaciones de masas.