PTko Dilma Rousseffek Brasilgo hauteskunde presidentzialak irabazi ditu. Mundu mailako komunikabideek Lularen politikaz hitz onak esan arren errealitatea bestelako da eta beharrezkoa da PTren gobernu berriak programa sozialista bat defendatzea.

Bases falsas  del crecimiento económico  brasileño.

La crisis económica mundial abrió nuevas posibilidades de expansión a la burguesía brasileña y en apariencia no afectó al coloso sudamericano. Varias causas han concurrido al efecto. Por un lado el  desvío de inversiones desde EEUU y UE en busca de mayores rentabilidades. Entre 2007 y 2009   las inversiones extranjeras directas fueron de 105.592 millones de dólares, solo superado en América Latina por México. En 2010  Brasil alcanzó el tercer puesto mundial en inversiones extranjeras directas tras China e India. Los datos económicos de Brasil muestran uno de los crecimientos económicos más fuertes del planeta. Según prensa latina. "De hecho, el país es considerado hoy la séptima potencia económica en términos de Producto Interno Bruto (PIB) nominal (por delante de España) y se estima que podría superar a Italia a finales del 2020, a Alemania en 2029 y a Japón en 2034.

Desde el comienzo del mandato de Lula da Silva, las inversiones directas de la economía hacia el exterior pasaron de dos mil 500 millones de dólares a 20 mil 500 millones en solo cinco años, con proyectos de bancos, frigoríficos, petroleras, mineras y constructoras de represas hidroeléctricas.

El Banco de Desarrollo Brasileño desembolsó unos 76 mil millones de dólares en préstamos en 2009 para empresas brasileñas, mientras el Banco Mundial prestó solo 59 mil millones de dólares en todo el planeta en ese año fiscal.

Brasil consolidó durante este período su liderazgo en mecanismos regionales como Unasur, Mercosur y la OEA, así como en espacios internacionales como en el G20, el Fondo Monetario y reuniones sobre temas como el cambio climático o el comercio internacional.

Es hoy el mayor productor mundial de azúcar, café, naranjas y mineral de hierro, así como productor de materiales de alta tecnología para los sectores aeronáuticos, tecnológicos y de productos cosméticos".

La parte del león de ese crecimiento económico es  la exportación de productos básicos, de materia prima no elaborada sobre la que está cimentado el crecimiento Brasileño.  Como muestra el gráfico, la caída de las exportaciones en manufacturas ha ido acompañado de un aumento en materias primas. (ver cuadro e interesante informe de CEPAL (1).cuadro_cepal.jpg

 Así el papel de Brasil como suministrador de materias primas en el mercado mundial no ha cambiado en los últimos 20 años.  Sólo se ha beneficiado de la burbuja especulativa en los mercados de futuros. Ahora se está beneficiando de una nueva burbuja de capital ocioso que fluye hacia los mercados emergentes. Esto hace todavía más dependiente a Brasil de los vaivenes del comercio mundial dominado por las multinacionales y a merced de los especuladores internacionales que prestan a Brasil e inflan el endeudamiento del país. La expansión del capital  chino por todo el mundo  ha contribuido al crecimiento brasileño. Brasil recibe el 50 % de las inversiones chinas en América Latina.  Empresas minera privadas  como Vale, impulsadas por la demanda China de hierro se ha convertido en la segunda empresa minera  en capitalización del mundo. Otras le siguen detrás y realizan adquisiciones y fusiones fuera de las fronteras brasileñas. La expansión del gasto público en 2008 en el inicio de la crisis se conjugó con los factores citados para  que la crisis no golpeara a la  economía brasileña. Al igual que China,  la burguesía brasileña   consigue sortear la crisis capitalista con los mismos métodos que llevaron al colapso bancario y a la crisis de la deuda en EE.UU y Europa. Están alargando artificialmente el crecimiento económico endeudándose.   Si bien la deuda total Brasileña no alcanza los niveles de los países capitalistas avanzados,  (actual 147% frente al 292% de EEUU, 0 466% del PIB  de Gran Bretaña) está aumentando vertiginosamente.  La burguesía  tuvo que  recurrir como otras veces en la historia de Brasil a  métodos del capitalismo de estado para mantener el crecimiento del parasitario  capitalismo brasileño. Celosa de su mercado interno,  marca  aranceles de un 13%. Habla de libre mercado pero es una feroz proteccionista de su mercado: Brasil es el 7 país del mundo que más demandas tiene por casos de proteccionismo, dumping  y aranceles.

El estado soporta a los negocios privados.  Mientras el monto mayor de la deuda en España  reside en las empresas no financieras, y en Gran Bretaña en el sector bancario, en Brasil es el estado el principal deudor. Los capitalistas tienen por principal  negocio  la deuda pública: en 2006 , 22.000 familias se reembolsaron el 80% de los 97.000 millones de dólares de los intereses de la deuda pública. El peso del estado en la economía  en vez de decrecer aumenta. Multinacionales  como  Petrobras, en vez de ser privatizadas han visto como el estado aumentó su participación  del 40 al 48%.

Este auge del capitalismo Brasileño, temporal y sobre bases falsas,   ha reforzado el peso político, económico y militar de la burguesía brasileña tanto en América latina y en todo el mundo. Plegado en los asuntos más importantes al imperialismo norteamericano,  la burguesía brasileña aspira a un lugar en el mercado y la política mundial.  A codazos, muestra de vez en cuando  sus ambiciones imperialistas.  La intervención imperialista en Haití, la mediación en el conflicto nuclear  de Irán que condujo a un choque con los gringos, la oposición -al menos en palabras- de Lula al establecimiento de las bases militares en Colombia o  la pretensión de formar parte del consejo de seguridad de la ONU, etc. Queriendo jugar un papel imperialista en la región al mismo tiempo tiene  necesidad de equilibrarse entre los diferentes poderes imperialistas en el mundo. El  proceso de internacionalización del capital brasileño con la compra de activos en el extranjero impulsado por la  expansión  del capitalismo de estado Brasileño y  el declive económico del imperialismo norteamericano,  profundiza esa tendencia de la burguesía brasileña.

Las bases del PT: Factores políticos y económicos.

La estabilidad económica  creada por el crecimiento económico hay que añadir que Brasil está inmerso  dentro del giro a la izquierda que hay en el conjunto de América latina.  El auge del movimiento obrero y popular  alcanzó al proletariado más fuerte del continente que se movilizo históricamente para poner a su dirigente más conocido al frente del país en 2003.  Las masas dieron un chance a Lula tras décadas de dictadura directa del capital, represión y miseria.  Los trabajadores son muy leales a sus organizaciones tradicionales  que les costó crear con un enorme sacrificio  como es el caso del PT. Y se ha visto en estas elecciones. Sin embargo como señalamos más arriba el descontento con la política del PT existe, por que los problemas fundamentales de las masas brasileñas no se han resuelto. Brasil sigue siendo el mismo país dividido de antes que llegara Lula.

La subida de la candidata del partido verde Mariana Silva es expresión temprana de ello. La negativa de Lula a continuar  con la política de privatizaciones de Cardoso,  cierta mejora en el empleo, los planes sociales.... todo eso ante el PT o un  gobierno de la derecha  mantuvieron al PT, pese a su política de no socavar ni las bases del capitalismo ni los privilegios de los ricos, con una mayoría entre los trabajadores y pobres brasileños. Las medidas de apoyo a los sectores más débiles han permitido mantener la base social del PT. El PT fue una enorme conquista de la clase trabajadora. Del mismo modo que el capitalismo brasileño se apalanca en el estado para mantenerse,   la burguesía  utiliza  a la dirección del  PT para frenar al movimiento obrero y mantener su dominio de clase.

Un balance elocuente de la política de Lula estos años era  mostrado cínicamente por  The Economist: mientras al llegar al poder en 2003 el mercado de valores de Brasil lo vio con cierto temor, en 2010 la bolsa festejaba la puesta en el mercado de títulos de deuda de Petrobras  de 91.000 millones de dólares.

8 años de gobierno  reducen  la pobreza severa pero mantiene una enorme desigualdad.

La nueva victoria del PT ha venido precedida, como señalamos más arriba  de una etapa de crecimiento económico nacional  en un contexto de  caída y estancamiento de la economía mundial fruto de la recesión que comenzó en 2008. Si bien a lo largo del 2009 el PIB Brasileño decreció un 0,2% , por el efecto de la crisis mundial, en el primer semestre de este  año 2010, el PIB  creció un 8,9% , una cifra record. De todo ello se ha jactado la prensa nacional e internacional, poniendo a Brasil como ejemplo de las virtudes del libre mercado y del modelo de desarrollo de los mercados emergentes, tal como lo denominan los voceros capitalistas.

El vocero del capital financiero británico, The Economist, señalaba en su último número del mes de octubre, donde entrevista a Lula y hace un balance de su gestión de gobierno,   que uno de los logros más importantes de su  gobierno fue que: "desde el 2003 cerca de 20 millones de brasileños han abandonado la pobreza y se han incorporado a la económica de mercado". La burguesía internacional busca por doquier una clase media en los países capitalistas menos desarrollados, en particular en los BRIC (China, India y Brasil)  como muestra inequívoca de que el capitalismo y la libre empresa atenúan las contradicciones sociales y  son el mejor sistema para mejorar las condiciones de vida de la población.  Esas capas medias  deberían ser la que impulse la demanda de la economía mundial, maltrecha tras las quiebras bancarias. Por ello el comentario de "The Economist" sugiere  que una parte importante de los brasileños pobres se han vuelto clase media.

Sin embargo tal y como demuestran los datos si se investiga un poco, estas afirmaciones están fuera de la realidad social de Brasil. Veamos las propias estadísticas del gobierno brasileño:"La pobreza (tanto por ciento de la población que vive con menos de 2,5 dólares) pasó del 31,8% en 1995 a 15,3 en 2009"."Hoy día los programas de transferencia de riqueza del gobierno -incluyendo la asistencia social, la Bolsa Familia y las jubilaciones- representan un 20% del total de la riqueza de las familias brasileñas. En el 2008, 18,7 millones de personas vivían con menos del salario mínimo. Si no fuera por las políticas de transferencia, serían 40,5 millones. Eso significa que, en estos últimos años, el gobierno de Lula sacó de la miseria a 21,8 millones de personas. En 1978, sólo el 8,3% de las familias brasileñas recibían transferencia de riqueza. En el 2008 eran el 58,3%. (2) Cómo muestran los datos, sacar de la miseria a 22 millones de personas es muy diferente "a incorporarlas a la economía de mercado".  Lula en su reciente entrevista   a  "The Economist"   deseaba  que Brasil fuera un país donde "la mayoría de la población fuera clase media". Sin embargo esto queda muy lejos de la realidad.  Ha habido avances sociales que  han ayudado a consolidar y mantener la popularidad al gobierno de Lula.  Sin embargo  Brasil en lo que respecta a la distribución de la riqueza  sigue siendo uno de lo países más desiguales, donde la brecha entre ricos y pobres es mayor, de toda América Latina.

En un informe de octubre de 2009 del  Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas  se  apuntaba que aunque ha habido una mejora en la situación económica. " los demás indicadores aún reflejan una grave desigualdad de ingresos en Brasil, hasta el punto de que más de la mitad de las familias (52%) tenían el año pasado una renta mensual por persona de hasta un salario mínimo legal (465 reales o 258,3 dólares).Además, 5,9 millones de familias carecían de rendimiento o ganaba hasta una cuarta parte del salario mínimo por persona. El 10% de los brasileños con los menores ingresos apenas se quedaba con el 1,2% de la renta total del país en 2008, apenas por encima del 1,1% medido en 2007, en tanto que el 10% con los mayores rendimientos acaparaba el 42,7% de la renta, un poco menos del 43,3% de 2007.La lenta reducción de la desigualdad fue posible gracias a que el índice promedio de desempleo el año pasado cayó al 7,2% de la población económicamente activa, su menor nivel histórico y 2,5 puntos porcentuales por debajo del récord de 9,7% medido en 2003.Eso significa que Brasil tenía el año pasado 7,1 millones de desempleados, frente a 8 millones en 2007 (8,2% de la población activa).De la misma forma cayó el empleo informal. De acuerdo con el IBGE, el 52% de los 92,4 millones de brasileños ocupados en 2008 pagaba sus respectivas cuotas al Instituto de Seguros Sociales y gozaba de garantías laborales. Por primera vez el número de trabajadores con empleo formal superó a los que estaban en la informalidad. Pese al aumento del empleo, cerca de 4,5 millones de niños y adolescentes entre 5 y 17 años, es decir, el 10,2% de la población con esa edad, trabajaba en 2008 para ayudar al sustento de sus familias.

Fue un avance frente a los 4,9 millones de menores que trabajaban en 2007 (10,9% del total)". (3)

Los datos nos señalan  la realidad de que el  48% de los trabajadores Brasileños laboran  en la economía informal. La causa de la caída de la pobreza como señala el informe citado  han sido  las migajas del auge económico que condujeron a la reducción del desempleo  junto con los planes sociales para los más pobres que los han sacado de la indigencia.

Los medios de comunicación burgueses  esconden  la realidad para lavar la imagen de Lula.

Salta a la vista la diferencia que los medios de comunicación privados dan a los logros del gobierno de Lula, frente a la salvaje campaña mediática contra Chávez.  Los datos de reducción de desigualdad y mejora de condiciones de vida de las masas son muy superiores en Venezuela. Sirva de ejemplo  los datos del índice Gini que mide la desigualdad Brasil con un índice de 0,57 frente a Venezuela con un índice de 0,41. Se trata en el fondo de maquillar la gestión socialdemócrata de Lula y contraponerlo como modelo para el desarrollo capitalista en America Latina frente a la revolución bolivariana. Los estudios señalan que Brasil pese a los años de gobierno del PT sigue siendo uno de los países con mayores desigualdades del mundo.

Una de las matrices de opinión es el crecimiento en Brasil de la clase media. Analistas de la burguesía y la socialdemocracia señalan que en  Brasil el 52% de la población activa ya es clase media. ¿Pero que se considera clase media? "Entre 2002 y final de 2008, 3 millones de brasileño que habitan en esa media docena de grandes áreas metropolitanas pasaron a integrar el grupo de los que el titular del Instituto de Políticas Económicas Aplicadas llama de "clase media emergente". Según ese organismo, que depende del gobierno federal pero tiene autonomía, por primera vez en la historia la clase media supera la mitad de la población económicamente activa: es de 51,84%". (4) ¡Serán clase media  porque  no trabajan en la económica informal¡.

No hace falta ser muy despierto para darse cuenta de que lo que las  estadísticas burguesas nos dicen es que alguien que tiene un empleo formal es ¡clase media¡. Es cierto que fruto del crecimiento económico, del auge del comercio y sectores de la industria, capas  de la pequeña burguesía se ha podido  beneficiar de la bonanza económica. Pero eso es muy diferente a afirmar como que  la situación de pobreza de  las amplias masas de pobres y trabajadores del país y que se está creando una gran capa media que es reflejo de los éxitos de la gestión reformista de Lula. La realidad muestra lo contrario de  la matriz de opinión  que tanto los sectores reformistas del PT como la burguesía nacional e internacional tratan de difundir.

Otra reivindicación histórica del movimiento obrero y campesino es la cuestión de la reforma agraria. Esta reivindicación elemental  podría ser una medida de los avances del gobierno de Lula. Sin embargo la realidad muestra que el gobierno de Lula no ha resuelto el problema de la distribución injusta de la tierra. Al  contrario se ha plegado a los intereses de las compañías que entre otros cultivos,  han monopolizado el cultivo de soja en el campo Brasileño. En 2008 el 45% de la tierra estaba en manos del 1,2% de los propietarios. Así la lucha por la reforma agraria sigue en pie con igual fuerza que hace 20 años  por que las condiciones en el campo no han cambiado: " Según el Censo Agropecuario de 2006, (que fueron presentados a finales de 2009) cuyos resultados fueron presentados hoy por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), las propiedades con hasta diez hectáreas ocupan el 2,7 por ciento de las tierras destinadas a la agropecuaria, mientras que las haciendas con más de mil hectáreas acaparan el 43 por ciento del área total. Esa desigual distribución es prácticamente la misma registrada en los censos agropecuarios realizados por el mismo Instituto desde 1985, concluyó el propio organismo" (5).

El PT debe nacionalizar la banca, la gran industria, los monopolios y la tierra bajo control obrero para desarrollar una economía planificada democráticamente en beneficio de la gran mayoría.

La burguesía brasileña va a seguir jugando la baza de utilizar el PT que le ha dado tan buenos resultados. La burguesía teme la presión de la clase trabajadora sobre el PT. Por ello sólo puede llevar su política a través de los engaños a las masas que se presta la burocracia reformista. Al mismo tiempo  desacredita a los ojos de las masas a través de la difusión de la trama de corrupción masiva de   la dirigencia del partido. Los escándalos de corrupción de la parte de la cúpula de PT, rebelaban los tentáculos de los capitalistas en el gobierno, y la infiltración de elementos de la derecha en el mismo.

Otro medio para paralizar a las masas fue  la táctica de alianzas con partidos de la derecha en gobernaciones y alcaldías.  La misma  buscaba trasmitir la idea de que el PT  no tiene fuerza suficiente para implementar una política de izquierdas y hay que lograr alianzas con partidos burgueses o pequeño burgueses  para frenar a la derecha del PSDB. De contrabando introduce la idea de que no se acomete una política auténticamente socialista porque los trabajadores brasileños  somos  débiles: trata de restar confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas.  La táctica de alianzas  sirve de cobertura para derechizar el programa y los discursos del PT y paralizar a los trabajadores.   La mejor manera de luchar contra la política de alianzas es  contraponer a esas alianzas  el programa  socialista que debe llevar el PT por el que su base lo ha votado y luchado durante décadas. También es importante  insistir en la idea de que  ese programa sólo se puede llevar a cabo apoyándose  en la movilización de la clase trabajadora: la movilización en la calle es la única que puede echar atrás la política de alianzas y dar un giro a la izquierda al PT.

De dar ese giro a la izquierda rápidamente volveríamos a contar con el entusiasmo de millones para acometer la transformación socialista de Brasil. Pese al 68% de aceptación de Lula, el proceso de descontento entre las masas se ha ido acumulando durante su mandato. En 2009 hubo movilizaciones de bancarios, petroleros, metalúrgicos, correos entre otros sectores, sin que estas luchas se hayan generalizado al resto de la clase trabajadora por el momento.  Ese ambiente de descontento entre sectores más amplios  de las masas se profundizará con el gobierno de Dilma. Los éxitos aparentes de la actual política económica  harán girar más a la derecha  a todo un sector de la dirección del PT. Toda la política pro-capitalista que inicio Lula y que profundizará Roussel ampliará aún más la distancia entre las bases del PT y la dirección del mismo. La crisis económica mundial terminará golpeando el capitalismo brasileño que cimenta su crecimiento con  las mismas falsas bases que condujeron al a crisis en EEUU y Europa: el endeudamiento masivo. Todo el proyecto reformista  acabará en el piso, con lamentos y disipará las tenues ilusiones de las masas en la pobre política reformista de la dirección del PT.

Sin embargo este futuro se puede revertir.  La victoria de Lula en 2003, representó la fuerza de millones de trabajadores que pusieron a uno como ellos al frente del país, con el entusiasmo de las masas por que al fin había un gobierno de los suyos se  hubiera sido posible transformar la sociedad en líneas socialistas terminando con la tremenda desigualdad y las lacras del capitalismo.  Lula utilizo su prestigio e influencia para socorrer  el capitalismo brasileño y  se plegó a los intereses de la burguesía   acometiendo  toda una serie de reformas que le mantuvieron en el poder aupado por el crecimiento económico dio estabilidad a su gobierno. Todo esto sentó las bases para que la burguesía apuntalara sus peones dentro del partido. La burguesía tiene que utilizar el partido de los obreros, comprar sus dirigentes, corromperlos  para frenar a la clase trabajadora.   La burguesía va a exprimir al PT al máximo para llevar a cabo su política y llegado a un punto, si  la presión desde abajo dificulta sus planes, lo escindirá apoyándose en las alianzas con los partidos burgueses. Todo es un medio de la burguesía para contrarrestar el peso de la clase obrera dentro del partido y paralizarla. Desde ya es necesario prepararse para el colapso político del reformismo que acontecerá  cuando la realidad se imponga al espejismo del crecimiento económico.

Hay que conformar dentro del PT y de la CUT una fuerte corriente marxista revolucionaria, con cuadros preparados para encabezar el enorme descontento que se manifiesta en el PT. Los acontecimientos revolucionarios en Brasil pueden tomar una velocidad enorme y los revolucionarios brasileños no pueden ser tomados por sorpresa.

Los marxistas de la CMR pedimos el voto para el PT contra Serra. Una derrota del PT suponía la vuelta atrás y ataques más directos a los trabajadores.  Esta  victoria del PT tiene que transformase en una palanca para que el mismo lleve a cabo un autentico programa socialista para planificar la economía, no en beneficio de los capitalistas, sino en el de los trabajadores, los campesinos y los pobres. Este programa socialista debe acometer las tareas de la reforma agraria,  terminar con la informalidad y el desempleo,  el problema de la infravivienda y de  marginación que aqueja a la mayoría de Brasileños. Para implementar la planificación democrática de la economía que resuelva estos problemas  y ponga la enorme riqueza del país al servicio de la mayoría oprimida es necesario que el gobierno del PT nacionalice bajo control democrático de los trabajadores  la banca, la gran industria, los monopolios y la gran industria sin indemnización con el fin de satisfacer las necesidades de los trabajadores y los pobres.  El futuro de la revolución latinoamericana está en manos en última instancia del proletariado brasileño el más grande y organizado de todo el continente.  Los éxitos económicos y la victoria del PT prepararán un  terreno más firme para la  nueva entrada en escena  de los trabajadores que sacudirán de arriba abajo este enorme país.