Polarizazio soziala eta klase arteko borrokaren gorakada izaten ari dira Cristina Kirchner eta burgesiaren sektore nagusiaren arteko gatazkaren ondorio.

Polarización social e incremento de la lucha de clases está siendo el resultado del conflicto entre el gobierno de Cristina Kirchner y un sector amplio de la burguesía argentina. El enorme descontento social acumulado ha estado expresándose en los últimos años a través de la presión de la clase trabajadora y las masas sobre el gobierno de Cristina Kirchner que ha respondido con una política de reformas las cuales aun manteniendo el capitalismo y ha beneficiado a ciertos sectores empresariales (en el caso de las nacionalizaciones como la de YPF o la ley de semillas que favorece a Monsanto) , han beneficiado a sectores amplios de la masas sobre la base del crecimiento económico argentino basado en las exportaciones en un contexto favorable del mercado mundial. “Revocó las medidas de austeridad promovidas por el Fondo Monetario Internacional; volvió a nacionalizar los sectores productivos más importantes, como el de la aviación, las pensiones y más recientemente el petróleo; aumentó la protección social y las transferencias de ingresos a los pobres, y redujo significativamente la pobreza. Los salarios reales aumentaron, y las desigualdades salariales se redujeron “señalaba recientemente el periódico británico The Guardian. Qué duda cabe que el procesamiento y castigo a los responsables de las crímenes de la dictadura de los años 70 y 80 ha reforzado el apoyo de los sectores más pobres y oprimidos de la clase obrera al gobierno de Cristina Kirchner.

Choque entre el gobierno y la burguesía

Con este panorama era inevitable que esta política chocara con el sector decisivo de la burguesía argentina, enfrentamiento que ha tenido varios episodios los últimos años. La burguesía argentina necesita un gobierno que no sea permeable a la presión de las masas, un agente directo de sus intereses. Así el enfrentamiento se ha ido agudizando polarizando el país en líneas de clase.

El último episodio de este choque ha sido la ley de medios que se debía haber aprobado 7 de diciembre y que promueve un cambio profundo regulando la propiedad del espectro audiovisual y limitando al 33% a las empresas privadas y con ello se amenazando el monopolio ideológico de la gran burguesía. Es por ello que el principal grupo mediático del país, el grupo Clarín promovió durante los últimos meses una campaña de movilizaciones con el fin impedir la aprobación de la ley, movilización tras la cual se ha agrupado la burguesía argentina.

La burguesía bajo la consigna de la libertad de expresión, acusando cínicamente al gobierno de deriva autoritaria al estilo de Chávez en Venezuela, pretendió movilizar a la pequeña burguesía contra el gobierno. Los pasados 13 de septiembre y 8 de noviembre hubo manifestaciones contra la Ley de medios con asistencia de miles de personas con gran repercusión mediática internacional. A todo esto se sumó el paro general el día 20 convocado por la CGT de Moyano y un sector de la CTA el cual aliándose en la práctica con la derecha busca sacar beneficio a rio revuelto para la burocracia sindical.

Presión del imperialismo

La presión contra el gobierno arreció también internacionalmente por medio del incidente de la fragata de la libertad en Ghana , una provocación que pretendía crear un nuevo frente- en este caso externo- contra el gobierno. El fondo “buitre” Elliott Capital Management pidió el embargo de la fragata por el impago del gobierno argentino de deuda. Este conflicto fue la justificación para que la agencia de calificación moodys rebajara la nota de la deuda argentina, introduciendo un nuevo factor de presión. Era una advertencia del capital internacional mostrándole a Kirchner que sigue por el actual camino se va a encontrar con su oposición.

Perspectivas

¿Qué perspectivas se abren con este conflicto? Si Kirchner retrocede o vacila, la burguesía no la va a perdonar: provocara una crisis en el entorno que la rodea, movilizara más contundentemente a la pequeña burguesía y generara las condiciones para que un gobierno de su cuño se ponga al frente del país.

Si Kirchner no retrocede en este pulso con la burguesía aumentará de la polarización social que podría llevar a una situación similar a la de 2002 en Venezuela: el futuro de la economía argentina dependiente de los vaivenes del mercado mundial está en el aire y la burguesía va a intentar mantener sus beneficios a costa de las masas. La burguesía tratará de un modo cada vez más beligerante frenar al gobierno y en un momento dado sacarlo, con la movilización de masas que de ello pudiera llevar. La sentencia de la corte federal por el que se pospone la aplicación de la ley de medios tres meses muestra como el estado burgués está en manos de la clase dominante y va a utilizarlo para defender sus privilegios.

Sea cual fuere el desarrollo de los acontecimientos en Argentina, lo indudable es en los próximos meses y años crecerá aún más la polarización social y la lucha de clases que en un futuro planteara a la clase obrera argentina las tareas que quedaron inacabadas y pospuestas tras la revolución del 2002 “el argentinazo”. La clase obrera necesita de una dirección revolucionaria que sepa ligarse al movimiento de masas que gira entorno a Cristina Kirchner que luche por la defensa y ampliación de los logros conseguidos estos años, consecuencia del “argentinazo” dando un apoyo crítico al gobierno, señalando de un modo positivo su reformismo e inconsecuencia y llamando a la movilización de masas de la clase obrera para impulsar un programa de lucha por el socialismo al conjunto de los oprimidos del país.