Introducción a la historia del movimiento obrero norteamericano
Las masas son las que hacen la historia, eso es verdad incluso en los Estados Unidos, no obstante, es muy común pensar que por ser la potencia imperialista más reaccionaria de todos los tiempos no existen en su seno contradicciones de clase. No obstante si escudriñamos un poco, descubriremos una historia rica en luchas, sacrificios y enseñanzas de los obreros norteamericanos que la burguesía se empeña en ocultar.
Es obligación de toda organización revolucionaria rescatar esa historia para la clase obrera a nivel mundial y para los propios trabajadores norteamericanos, esta es una pequeña aproximación que busca contribuir al rescate de las tradiciones revolucionarias del proletariado norteamericano.
¿Por qué es importante aprender sobre el movimiento obrero de los Estados Unidos?
La teoría de la revolución permanente
¿A que se debe el atraso político de los trabajadores estadounidenses?
El Partido Laborista británico
Hacia la formación de un auténtico partido laborista de los Estados Unidos
Primera parte: una nación hija de la revolución
Segunda parte: nace el movimiento obrero
Los utópicos y primeros sindicatos obreros
Los primeros grupos socialistas
Tercera parte: Clase contra clase
Nuevas organizaciones nacionales
La revolución del 77
Daniel de León
La AFL y los mártires de Chicago
La mascare de Homestead
Big Bill Haywood
El Partido Socialista
Cuarta parte: La lucha por un gran sindicato industrial
Nace la IWW
Las posiciones políticas dentro del IWW
Los IWW se escinden
Ofensiva contra la izquierda
El fin de los IWW
La represión de la postguerra
Quinta parte: Auge y crisis en el movimiento obrero
Surgimiento del Partido Comunista
Los trostkystas y las luchas de los treintas
El CIO
Nuevo auge huelguístico y la guerra fría
Introducción
Alzaos como leones tras el sueño
En cantidades invencibles
Tirad las cadenas al suelo,
Como si fuese el rocío
Que cayó cuando dormíais
¡Vosotros sois muchos, ellos pocos!
Percy B Shelley
¿Por qué es importante aprender sobre el movimiento obrero de los Estados Unidos?
En muchas partes del mundo podemos respirar un ambiente antiestadounidense, esto es consecuencia de lo que se ve en los medios de comunicación. Lo primero que vemos en la televisión en la radio cuando se nos habla de USA es la muerte y miseria que ha ocasionado la clase dominante de este país en estos lugares. Por supuesto que esta actitud está justificada, lo que no es correcto es extenderla a los estadounidenses en general como si se tratará de una masa homogénea, de hecho sólo una pequeña minoría, la burguesía norteamericana, es responsable tanto de las atrocidades y despojos cometidos contra otros pueblos como de la explotación y represión que se ejerce sobre las propias masas trabajadoras norteamericanas.
La clase trabajadora estadounidense tiene más en común con los trabajadores de los demás países del mundo que con su propia burguesía, de hecho son clases antagónicas. Muchos que se consideran de izquierda atacan a los Estados Unidos como si ahí no hubiera clases sociales. Nosotros los marxistas no actuamos de esa manera.
Los marxistas entendemos que la sociedad estadounidense esta dividida en clases y que en consecuencia los problemas de este país, tanto internos como externos, son problemas de clase. Es por ello que debemos estudiar con mucho detalle la verdadera historia del proletariado estadounidense, al leer este documento descubrirás que el proletariado estadounidense no es ajeno de las revoluciones; lucha de clases; guerras civiles, huelgas etcétera. En realidad en la clase obrera estadounidense prevalecen tradiciones de lucha.
La teoría de la revolución permanente
Para América Latina la revolución en los Estados Unidos es tan importante como la misma revolución en América Latina. Debemos decir que si sólo se levantara en revolución toda América Latina, esto no sería suficiente para que vivieran prósperamente los trabajadores de estos países, es indispensable la revolución en los países más avanzados en especial en Estados Unidos por ser un país conectado geográficamente con nosotros y el más avanzado de todo el mundo.
Lo que pasa entre América Latina y los Estados Unidos es exactamente lo que pasaba entre la atrasadísima Rusia y la potente Alemania. Lenin y Trotsky sabían que el triunfo definitivo de la revolución Rusa estaba en función del triunfo de la revolución Alemana. Si ésta era derrotada, la contrarrevolución en la Rusia soviética se expresaría de una u otra forma, cuestión que, como se vio después, no era una mera inquietud académica, sino que se derivaba de un análisis serio de la correlación de fuerzas necesaria para construir el socialismo, cuando éstas no se dieron, entonces la degeneración de la revolución fue inevitable.
La burguesía en los países europeos, sin tener esas intenciones, jugó un papel altamente progresista. Esto se debe a que desarrolló y amplificó 70 veces 7 las fuerzas productivas en el afán de obtener ganancias, enfrentándose al estancado modo de producción feudal. Además socializó el trabajo. Antes, el trabajo de producir un objeto recaía en unos cuantos, con el capitalismo el producir un sólo artículo es cosa de cientos de personas de diferentes ramas de la industria. Por ejemplo, si antes querías un sweater, tú mismo tenías que hacerlo desde el hilado del estambre hasta tejerlo. Ahora no, unos se encargan de la elaboración del estambre, otros se encargan de tejerlo etcétera. Todo esto en grandes máquinas que aceleran el proceso; por lo tanto es necesario utilizar energía eléctrica, esta a su vez necesita de petróleo y así sucesivamente. Esto muestra que el trabajo que aparentemente es obra de unos cuantos, realmente es de miles de personas. Este hecho es algo es algo altamente revolucionario, ahora se puede producir todo para todos.
Es justo aquí donde se encuentra la contradicción, aquí es donde acaba lo progresista de este modo de producción. El trabajo en capitalismo es socializado pero los beneficios NO. Los beneficios sólo se los quedan unos cuantos, la burguesía. Podrán leer el porqué de esto con detalle en otros de nuestros documentos, pero desde luego el mejor lugar para entender este proceso es en el libro mas actual de este mundo en este momento, sí, este libro es El Manifiesto Comunista.
En "Lucha de clases y la formación de la ideología burguesa" señalábamos: "Los conflictos que adquieren un carácter insurreccional son protagonizados por los pequeños artesanos que se constituyen en la fuerza principal de aquéllas luchas (...) mientras se trata de enfrentar a los señores feudales, los patricios apoyan la movilización del pueblo y en algunos casos la encabezan, cuando la batalla ha terminado y su posición es segura, entonces abandonan todo discurso o consigna popular y tienden a establecer un dominio dictatorial sobre las masas de las ciudades. A la larga se va constituyendo una oligarquía que se va haciendo de un poder cada vez más grande y comparte modo de vida y costumbres con los señores feudales, llegado a cierto punto, resurgen nuevas movilizaciones populares, o insurrecciones presididas por otros estratos en ascenso de la burguesía pero igualmente integradas por las masas de artesanos y semi-proletarios para regresar a la larga, a una situación similar a la precedente. No obstante cada nueva irrupción es provocada por cambios en el modo de vida y en el modo de pensar de las poblaciones urbanas, así mismo, cada nueva casta gobernante emergente es más burguesa y menos feudal que la anterior, cada irrupción popular provoca a su vez cambios en el conjunto de la sociedad.
Así que, mientras la burguesía jugó un rol progresista de frente a la lucha contra el feudalismo, jugó al mismo tiempo un papel políticamente reaccionario cuando, sintiéndose segura se sí misma, busca alianzas en contra de los trabajadores.
De una vez aclaramos que el capitalismo jugó este papel económicamente progresista, sólo en esa época y fue hasta cierto punto revolucionaria cuando se enfrentó al feudalismo, ya que desarrolló las fuerzas productivas. Pero este sistema se ha convertido en su contrario. Desarrolló tanto los medios de producción a tal grado que, ahora la burguesía no puede controlarlos, se producen mercancías de todas variedades y tantas sin ningún tipo de planificación racional. A esto se le conoce como la anarquía de la producción. En los límites del capitalismo es imposible organizar la producción, o dicho de otro modo, la anarquía de producción es inherente al capitalismo. Pretender destruir la anarquía de producción es destruir al propio capitalismo.
En los países coloniales o excoloniales no ocurrió de este modo, la burguesía nació demasiado tarde en todos estos países, y no se enfrentó a las clases feudales o precapitalistas, sino que surgió de ellas. Por lo tanto estas burguesías nacionales lejos de jugar el papel progresista empiezan a jugar un papel reaccionario ya que producen un desarrollo de las fuerzas productivas que preserva el atraso y la miseria de las masas, casi en las mismas condiciones que las viejas clases explotadoras.
Es imposible la burguesía de los países dependientes jueguen este papel progresista, porque se encuentran en todo momento acotadas por la gran burguesía y ésta ha dejado de jugar el papel revolucionario que la caracterizó. (Vale la pena aclarar que la burguesía solo jugó este papel progresista en aquel entonces, esta clase posteriormente se convierte en su contrario).
Como puedes ver, querido lector, el papel del desarrollo de la sociedad actualmente no puede recaer en la burguesía, dado que incluso en el caso de que desarrolle las fuerzas productivas, lo hace a costa de la miseria, el atraso, y la muerte de la clase trabajadora. ¿Entonces quien nos puede emancipar? El estado en un sistema capitalista jamás lo haría.
El Estado bajo el capitalismo es una herramienta de la clase dominante para mantener subyugada a la clase creadora de la plusvalía. El Estado le sirve a la clase dominante para administrarle a ella misma y, al mismo tiempo, para reprimir a la clase dominada cuando ésta intenta revelarse.
Bueno sigamos con este estudio. Si deseas aprender más sobre todo esto, te recomiendo el libro de Resultados y Perspectivas de León Trotsky y el libro La revolución permanente del mismo autor. Este último libro fue publicado por nuestra editorial fundación Federico Engels.
Los campesinos pobres son muy combativos y valientes, pero a pesar de su combatividad carecen de un programa revolucionario que vaya hasta el final, hasta el origen de la problemática capitalista, siempre se encuentran entre dos bandos, el de la burguesía o el de los obreros. Jamás siguen un programa propio, puesto que debido a la forma en que la sociedad esta organizada, tienden o hacia la burguesía o hacia el proletariado. Se encuentran divididos entre ellos mismos, ya que hay algunos que son ricos, pero también los hay pobres y es por ello que no se podrían poner de acuerdo entre ellos mismos, cómo construir un programa que los beneficie a todos. La gran burguesía les quita lo mucho o poco que puedan tener hasta arruinarlos. En general lo que comentamos arriba es válido también para toda la pequeña burguesía.
De esta manera podemos seguir hasta llegar con la clase revolucionaria, el proletariado, de entre ellos especialmente los obreros industriales, los cuales en toda circunstancia tienen intereses antagónicos a los de toda la burguesía. Así las cosas, la única clase que es capaz de echar adelante el desarrollo de las fuerzas productivas, sin explotar a sus semejantes, es el proletariado moderno.
En los países atrasados, el proletariado es minoría en la población. Además no es la única clase oprimida por la burguesía. Es por ello que el proletariado debe de ganar para su lucha a todos los pobres del campo y la ciudad, ya que si no lo hace el proletariado, la burguesía con el afán de derrotar la revolución proletaria, es capaz de confundir a toda esta capa de pobres y ponerlos a luchar en contra de los trabajadores. El proletariado por todo lo anterior debe de llevar la vanguardia, debe de explicar que la solución a los problemas de todos, está en el socialismo, y que por eso todos se deben de unir a esta lucha en contra de la burguesía. Cuando decimos que el proletariado debe ser la vanguardia para superar al capitalismo, no decimos que de forma automática y en todas circunstancias así sea, de hecho una de las principales funciones del estado capitalista en impedir que el proletariado adquiera conciencia de su potencial revolucionario y que actúe de forma independiente. La burguesía siempre trata de construir ideales ajenos a los intereses de los trabajadores, que ellos sigan como si fuera el canto de las sirenas, esa es la esencia del "estilo de vida americano".
En los años precedentes a la gran revolución Rusa existía este debate en Rusia ¿Qué carácter debe tener la revolución Rusa? Rusia era un país sumamente atrasado, sin ningún tipo de adelanto tecnológico, con un gran atraso comparable al de la actual India. No está demás decir que la débil burguesía rusa no podía llevar a cabo el papel de destrabar las fuerzas productivas de sus límites feudales, sin embargo era necesaria una revolución que llevara a cabo el programa de la revolución democrático burguesa. En eso no había desacuerdo, los desacuerdos radicaban en qué clase es la que debía de encabezar esta revolución. Los mencheviques decían que los que debían de liderar esta revolución eran los burgueses, puesto que era una revolución burguesa, y agregaban que ellos debían de desarrollar las fuerzas productivas y una vez hecho esto -para lo cual pasarían muchos años-, llevar a cabo la revolución socialista. Por otro lado, Trotsky sabía que los que debían de llevar a cabo esta revolución eran los proletarios. Trotsky agregó que los trabajadores en un país atrasado debían de llevar a cabo las tareas de la revolución democrático burguesa (desarrollar las fuerzas productivas, industrializar el campo, resolver la cuestión nacional). Para esto sería necesario expropiar a la burguesía. La historia nos enseña que actualmente no se puede llevar a cabo las tareas de la revolución burguesa sin expropiar a la burguesía. Ya que estas entran en contradicción con los intereses del capitalismo. Esto motivaría a los trabajadores de los países más adelantados a llevar a cabo la revolución en sus países, de esta manera los trabajadores de los países atrasados ayudan a los trabajadores de los países adelantados a llevar a cabo la revolución y, los trabajadores de los países adelantados llevarán a los países mas atrasados la gran industria pesada y la tecnología que tanto necesitan en los países atrasados y como consecuencia, la revolución pasaría de las tareas democráticas a las tareas socialistas, por lo tanto, esta es una revolución socialista y por lo tanto la revolución se vuelve permanente. Y es por ello que esta gran teoría es bautizada con el nombre de la teoría de la revolución permanente.
En pocas palabras, lo que nos muestra esta teoría es que no puede realizarse el programa democrático nacional si no es a consecuencia de la ruptura con el capitalismo, es necesario ir más allá de este monstruoso sistema para resolver los conflictos y dolores de toda América latina.
Como puedes ver lector, la lucha de todo país atrasado debe ser la lucha por el socialismo, nada de revoluciones por etapas tal y como los mencheviques concebían, ellos en los hechos terminaron siendo contrarrevolucionarios, dado que al manejar este tipo de consignas facilitaron alianzas con la burguesía, la cual como hemos visto tiende a entregarse a la reacción una vez que ve las posibilidades de hacerlo. Los estalinistas también retomaron la revolución por etapas para evitar la revolución en toda Europa después de la degeneración de la Unión Soviética. Los estalinistas sabían que si en algún país del mundo se levantaba triunfante la revolución el fin de ellos, como casta parasitaria, era inminente. Nosotros debemos de llamar a la revolución socialista, que esta misma revolución lleve a cabo so las tareas que no pudo llevar a cabo la reaccionaria burguesía nacional.
El proletariado de los países atrasados necesita del proletariado de los países adelantados, por ello Lenin y Trotsky fueron tan insistentes en que la revolución Rusa solo podría sobrevivir a consecuencia de la revolución Alemana, ya que Alemania era el país más avanzado de Europa.
Por ello Lenin y Trotsky pusieron gran atención en los acontecimientos en Alemania y llamaron a los revolucionarios de todos los países seguir con atención la lucha del proletariado alemán.
De la misma manera pasa en América Latina. América Latina necesita del poderoso proletariado estadounidense para poder llevar a cabo la revolución socialista -la única salida al atraso de América latina-. Por eso ningún revolucionario latino puede despreciar el estudio del movimiento del proletariado estadounidense. Todo esto nos enseña que aquellos chovinistas latinoamericanos, lejos de hacerle un bien a la causa de la revolución son quienes podrían jugar el papel de los mencheviques en Rusia.
Esta es la causa por la que los autores escribieron este documento. Queremos que comprendas la gran importancia de la revolución estadounidense, no sólo por los propios Estados Unidos de Norteamérica, también por nosotros mismos. Sin los países ricos, los países pobres lo único que pueden socializar es la pobreza.
¿A que se debe el atraso político de los trabajadores estadounidenses?
Cuando nos referimos a atraso político señalamos simplemente el hecho de que en general actualmente la clase obrera norteamericana no es conciente de que debe jugar un papel independiente y combativo frente a la burguesía; lucha por sus intereses inmediatos sin preocuparse por luchar contra el sistema en su conjunto. Aunque esto está cambiando porque los trabajadores estadounidenses han empezado a sacar conclusiones revolucionarias.
La razón del relativo atraso político de los trabajadores en Estados Unidos se debe a que al terminar la Segunda guerra mundial, hubo un periodo de boom en la economía mundial, en particular en los EUA, lo que significó que incluso los mismos trabajadores se vieran beneficiados por esto. Tenían relativamente hablando, buenos empleos bien pagados, buenas condiciones de trabajo, hijos estudiando en las universidades y cosas por el estilo. Por otro lado, cuando volteaban a ver hacia la Unión Soviética no veían nada que ellos no pudieran conseguir con un poco de esfuerzo, además de ver los horrores de la burocracia estalinista los hacia pensar que no era necesario el socialismo, puesto que "lo tenían todo", además de ser "libres"; en cambio en la Unión Soviética tenían lo indispensable para vivir pero a cambio de un régimen totalitario. A ello se sumó una feroz campaña de represión en contra de activistas radicalizados y una constante batalla ideológica de la burguesía para eliminar todo recuerdo de las heroicas luchas pasadas.
A lo largo de este periodo, la pasividad invadió el alma de los trabajadores y esto facilitó que olvidaran sus tradiciones de lucha. La única manera de que los trabajadores no se desligaran de éstas, habría sido la existencia de un verdadero partido revolucionario en los USA. Pero al no existir éste, no había manera de preservar estas tradiciones al interior de la clase trabajadora estadounidense
Lo que aún deben de resolver las masas es que deben desde abajo construir un partido propio, por lo menos un partido de masas como el Partido Laborista en Inglaterra, el PSOE en el Estado Español o el PRD en México. Es por ello que la importancia de los sindicatos en los Estados Unidos es doble, porque estos cubrirán el papel que habría jugado un partido laborista americano. Los trabajadores tomarán estas organizaciones aparentemente economisistas, -es decir que sólo luchan demandas inmediatas-, y las volverán organizaciones políticas de lucha contra la burguesía, obligarán a los dirigentes de estas a defenderlos y pasar a la lucha en un momento de levantamiento revolucionario, construyendo en este proceso una nueva dirección capaz de llevarlos hasta la victoria.
Trotsky explicó hace tiempo que mientras la sociedad capitalista avanzaba, las organizaciones sindicales más se aproximaban a los gobiernos, entre otras razones porque la burguesía descubrió que en general es más fácil controlar a los trabajadores desde dentro de sus organizaciones, que atacarlas. Esto es cierto aun, independientemente de la política que tomen los sindicatos, pero los trabajadores retomarán sus sindicatos y expulsarán a estas direcciones burocráticas. Si es que se da la oportunidad de construir un partido laborista americano, este se desarrollaría de manera semejante al británico.
El Partido Laborista británico
El Partido Laborista británico nace a partir de los sindicatos, los trabajadores empujaron a la creación de este partido a principios del siglo XX.
El siglo dorado de Inglaterra fue el siglo XIX, durante este periodo más del 60% de las mercancías del mundo eran producidas ahí. Esto logró que la clase dominante británica tuviera grandes ganancias. Esto no necesariamente se reflejaba en las condiciones de vida de los trabajadores, pero el sector de la aristocracia del proletariado si se vio beneficiado, grandes salarios y un trabajo no tan pesado como el del resto de las demás capas de trabajadores.
Todo esto permeó los sindicatos; antes estos tenían una amplia tradición de lucha heredada por el cartísmo, -un movimiento de principios del siglo XIX que defendía intereses económicos y también políticos-, y las luchas que dieron como origen los propios sindicatos. Pero en un periodo de boom económico, los sindicatos perdieron momentáneamente su combatividad, se convirtieron en organizaciones filantrópicas. Los líderes de estos sindicatos eran desde luego trabajadores provenientes de la aristocracia del proletariado. Estos, de lo único que hablaban era de colaboración de clases. No tenían ganas de luchar, después de todo no encontraban razón para hacerlo. En estos sindicatos se empezó a contratar gente para el trabajo de estos mismos, de tal suerte que los encargados de llevar a cabo el trabajo para el sindicato ya trabajaban exclusivamente para éste y no tenían que perder su tiempo en otro tipo de actividades.
Las cosas se convierten en su contrario cuando Alemania, se unifica e industrializa convirtiéndose en un país avanzado y casi al mismo tiempo algo similar sucede con Estados Unido. Todo esto trajo fuertes consecuencias a la economía británica. A finales del siglo XIX solamente producía cerca del 33% de las mercancías a nivel mundial debido a la competencia de Alemania y los Estados Unidos de Norteamérica. Desde luego, los primeros en resentir el golpe fueron los trabajadores británicos ya que la clase dominante inglesa recargó en ellos el peso de esta crisis económica disminuyendo los salarios. Inmediatamente después de esto los trabajadores retornaron a sus sindicatos, a pesar de la dirigencia que buscaba un trato pacífico con la burguesía. En un momento como este, la antigua dirigencia era un estorbo, así que la primera lucha de los trabajadores consistió en destituir a la dirigencia sindical y cambiarla por otra que representara sus verdaderos intereses.
En este periodo existía un grupo de personas que mantenía viva las tradiciones de los trabajadores británicos, entre ellos se encontraba Eleonor una de las hijas de Carlos Marx, que se pusieron al frente de la lucha. Es por ello que los trabajadores consiguieron victorias importantes, puesto que tenían una dirección realmente revolucionaria. A medida que avanzaba la lucha los trabajadores empezaron a descubrir que necesitaban ellos mismos ocupar un lugar en la cámara de los comunes que los representara a ellos mismos y sus intereses como clase trabajadora. Ya habían sacado la conclusión completamente correcta de que los liberales ni los radicales podían defenderlos, porque ellos mismos ya los habían traicionado en otras ocasiones, además contaban con una dirección que jamás habría permitido una fusión con estas personas. Al comprender esto los trabajadores empezaron a empujar para crear un partido de ellos mismos para ellos mismos que combatiera a la clase dominante desde la propia cámara de los comunes.
Desafortunadamente la hija de Marx se suicidó debido a causas de carácter personal, y sus demás compañeros murieron. La naturaleza no conoce el vacío; de esta manera alguien debía ocupar las vacantes que dejaron todos estos paladines del proletariado. La nueva dirección lejos de seguir los intereses de los trabajadores, era una dirección oportunista que sólo quería ver de qué manera se beneficiaría de los propios trabajadores. Entre ellos encontramos a John Burns, que una vez llegando al poder pasa de ser laborista a convertirse en un simple radical. En fin, a pesar de todo esto los trabajadores querían que se formara un partido que los reivindicara a ellos mismos.
En 1893 seis años ante de la muerte de Eleonor Marx, nace el Partido Laborista Independiente, el cual surge de una fusión de los grupos obreristas que salen del partido liberal con organizaciones sindicales y socialdemócratas que trataban de cristalizar la idea de una representación parlamentaria de los trabajadores, dicha iniciativa está impulsada también por el Congreso de los Sindicatos Obreros, el cual había establecido un Comité Electoral Laborista desde 1886. Keir Hardie uno de los impulsores de la formación del partido, estaba en contacto con los grupos socialdemócratas, no obstante nunca asimiló realmente la teoría marxista y pese a jugar un importante papel en el nacimiento y consolidación del partido, también fue responsable de la falta de cohesión ideológica y de que el socialismo del partido estuviera siempre bajo en influjo de grupos de carácter intelectualoide como los fabianos, socialistas gradualistas.
La década de los noventas combinó los resonantes triunfos de las huelgas generalizadas por todo Gran Bretaña con la consolidación del Partido Laborista Independiente, los inicios del siglo se sucedieron entre los intentos del PLI de consolidarse, combinados con la acción cada vez más decidida del TUC (Congreso de los Sindicatos), por fortalecer la representación obrera en el parlamento, lo que por fin dio origen en 1906 a un Partido Laborista que se podía decir representaba a toda la clase obrera británica, con una participación de 30 diputados en la cámara de los comunes. No obstante era muy común ver a los laboristas aliados con los liberales incluso para candidaturas en donde el rival a vencer era Tory, -conservador-, la ruptura con los Liberales se dio sólo hasta el periodo 1910-1914 el cual fue conocido con el nombre de "el gran malestar obrero", durante el cual se desataron poderosas huelgas, las cuales llevaron no sólo a fortalecer al laborismo, sino a radicalizarlo. Incluso el para entonces viejo Hardie, líder histórico del partido se convirtió en firme defensor del la huelga general en contra la inminencia de la guerra.
La experiencia del partido laborista, pese a que desde la primera guerra mundial fue controlado en su dirección por reformistas, sirvió de un gran espacio para las luchas de la clase obrera británica.
Hacia la formación de un auténtico partido laborista de los Estados Unidos
Todo lo anterior tiene una gran semejanza con los Estados Unidos actualmente. Si bien el siglo XIX fue el siglo de Inglaterra, el siglo XX fue el siglo de los Estados Unidos de Norteamérica. El atraso político de los trabajadores británicos a mediados del siglo XIX es muy semejante al de los actuales trabajadores de Norteamérica. Pero de la misma manera que en Inglaterra, los trabajadores estadounidenses empezaran a sacar conclusiones revolucionarias y pasarán a la línea del frente y lo que muy probablemente traten de hacer, es crear un Partido Laborista de USA. Las cosas se convierten en su contrario, y podría darse el caso de que los proletarios estadounidenses se conviertan en el ejemplo a seguir del resto del proletariado mundial. Es por ello que los marxistas veríamos con buenos ojos la creación de un partido de masas en los Estados Unidos.
El partido laborista ha servido en Inglaterra para atraer a las masas una vez que están dispuestas a salir a la lucha. Esto es necesario en los Estados Unidos. Es cierto que el partido laborista británico quedó bajo la dirección de un montón de arribistas y oportunistas de la peor calaña, pero este problema puede resolverse, el partido revolucionario tendría que asumir la tarea de quitarles el poder a los burócratas y asumirlo él, para después tomar el poder estatal. Suena difícil, pero jamás imposible. Esto lo lograron los bolcheviques en 1917, ellos lograron sacar a las masas trabajadoras de la influencia de los mencheviques, quienes tenían la dirección de los soviets. De la misma manera los bolcheviques británicos tienen la tarea de sacar a los Blair del partido laborista y tomar ellos la dirección del partido.
¡Por la formación de un partido laborista en los Estados Unidos!
Primera parte: una nación hija de la revolución
Latinoamérica está sangrando desde lo más profundo. Sus heridas se han convertido en heridas de muerte. La subyugación de la clase dominante de los Estados Unidos es la culpable de todo esto. Los emigrantes de los Estados Unidos nunca habían sido tan maltratados como hasta el día de hoy, principalmente los provenientes de Latinoamérica. El racismo es la mera ponzoña destilada del capitalismo. Los emigrantes de Latinoamérica en este momento están llevando a cabo un papel revolucionario. La revolución que ha empezado ha emerger en Latinoamérica la están llevando a los Estados Unidos, todo su odio al capitalismo lo están empezando a expresar en las calles de América del norte, ahora solo son ellos, después será toda la clase trabajadora de los USA.
La migración no es nueva en la historia de los Estados Unidos, ya que son una nación proveniente de emigrantes europeos, esto se comenta a menudo entre los círculos intelectuales de todo el mundo. Esto es correcto. Pero casi nunca se dice que entre las distintas corrientes migratorias han sido los explotados la mayoría, -sirvientes, siervos, esclavos, obreros-, dentro de esta mayoría siempre hubo revolucionarios que escapaban de las persecuciones del viejo continente. Estos hijos de la revolución trajeron consigo al nuevo continente las tradiciones de lucha del viejo continente. Por supuesto cuando estos trabajadores y revolucionarios llegaban al nuevo continente, -los unos tratando de encontrar condiciones de vida mejores y los otros buscando realizar sus ideas de emancipación-, se enfrentaban al régimen protocapitalista colonial británico o al naciente capitalista, los cuales eran todo menos una realización del "reino de dios sobre la tierra" o algo que se le parezca.
En torno a 1619 empezaron a llegar los primeros colonos ingleses al territorio conocido posteriormente como Virginia, Entre las primeras actividades económicas que hicieron fue implementar el cultivo del tabaco para comerciarlo en el viejo continente, para lo cual necesitaban de una gran fuerza de trabajo. Primero utilizaron trabajadores blancos comunes y corrientes, para su desgracia empezaron a tener problemas con ellos, les exigían mucho más que el salario mínimo (entendemos por salario mínimo al salario que sirve para que el trabajador compre solamente lo indispensable para reestablecer su fuerza de trabajo). En el caso de los indígenas, era difícil convencerlos de trabajar sumisos a extraños, cuando tenían un territorio inmenso del cual ellos se sentían parte integral y del que extraían lo necesario para vivir según sus costumbres. Por ello la clase dominante de los estados tabacaleros empezaron a tener problemas.
Esto no los detuvo y pronto encontraron una solución. Empezaron a traer esclavos negros del África para que empezaran a hacer el trabajo en las plantaciones de tabaco. El esclavo negro sentía el territorio como un ambiente hostil al que inicialmente temía, con ello y con la violencia del amo lograron limitar la posibilidad de escapatorias exitosas. La esclavitud les redituó a los "padres peregrinos", puesto que era mucho mas fácil mantener a un esclavo que pagar salarios a los trabajadores blancos. Por otro lado esto resulto ser un gran negocio puesto que se volvió muy común la captura y venta de esclavos. Así, le veas por donde le veas fue un gran negocio para la clase dominante traer esclavos a América.
En el año 1700 ya había 6 mil esclavos en Virginia y para 1800 cerca de 5 millones de personas fueron transportadas al territorio norteamericano en calidad de esclavos a las plantaciones que se fueron extendiendo, sobre todo en el centro y sur de la costa este de los Estados Unidos conforme se iban expandiendo las posesiones anglosajona. De esa cantidad sólo sobrevivieron trabajando, cerca de un millón.
Por supuesto que no todos los que llegaban a las costas de América del Norte eran esclavos; entre 1619 y 1776 la mitad de la población blanca que llegó a las colonias lo hacía en calidad no de hombres libres sino de sirvientes con contratos y sin posibilidad de liberarse del yugo de su amo hasta que finalizará el contrato, que en promedio no era menor a los 4 años, cosa que no se hacía fácilmente, de hecho un anuncio en 1771 en la Viginia gaceta, señalaba: "acaba de llegar a Leedstown el barco Justitia, con cerca de 100 criados hombres, mujeres y niños... La venta empezará el martes 2 de abril". (Citado en Zinn Howard, La Otra Historia de los Estados Unidos, Siglo XXI, pág. 41).
En el siglo XVII la mayoría de los criados eran ingleses, escoceses e irlandeses, a los que se empezaron a sumar los alemanes en el siguiente siglo. Por supuesto que también llegaban hombres y mujeres libres pero sin más riqueza que las propias manos, esto por supuesto generó la base para un desarrollo del capitalismo que no entró en conflicto ni con las relaciones esclavistas de las grandes plantaciones del sur, ni con las relaciones serviles que aún sobrevivían en, por ejemplo el 10% de los trabajadores blancos de Maryland en 1755.
El afán de balancear la llegada de esclavos negros con empleados blancos en condiciones semiserviles, llevó a que en el año de 1717 el parlamento británico aprobara la deportación masiva de delincuentes a Norteamérica. Se calcula que entre esa fecha y la independencia se transportaron cerca de 50 mil prisioneros (Bosh, Aurora. Historia de los Estados Unidos. Ed Critica, 2005, Pág. 10).
El flujo constante de mano de obra, libre, esclava o semiservil estaba totalmente orientada a la construcción de un régimen capitalista totalmente elitista, nada más lejos de la visión de que la sociedad colonial estaba en conflicto con el imperio británico porque unos eran democráticos y otros monárquicos, Tan sólo en el año de 1770, en los albores de la independencia en Boston el 1% de los propietarios poseían el 44% de la riqueza.
Es cierto que había un sector, cercano al 40% de la población blanca, poco menos de un millón de personas que constituía una masa de pequeños artesanos, comerciantes y campesinos que se asentaban ya sea en las ciudades de Nueva Inglaterra o en la frontera con los territorios indios. Esta gran masa de pequeña burguesía y burguesía media en ciernes estaba a merced de las políticas que la burguesía colonial -ya fuera terrateniente o comercial- aplicara, y podían ya sea participar en movimientos al lado de los criados o por sí mismos en contra de dicha elite colonial. De hecho, en los mismos albores del movimiento independentista (1741), estalló un movimiento de campesinos pobres en contra de la política voraz de los terratenientes en Nueva Yersey. Nueva York, el valle del Hudson y Carolina del Norte. El movimiento conocido como "regulador" llegó a aglutinar a un pequeño ejército de 2000 campesinos. Fueron las propias milicias locales, dirigidas por terratenientes las cuales aplastaron la resistencia y ahorcaron a seis de sus dirigentes en 1771.
A ello hay que sumar el problema indio, se calcula que 25 millones de seres humanos de comunidades originarias habitaban Norteamérica a la llegada de los "padres peregrinos", en 1619. La relación con estos pueblos siempre fue una combinación de acuerdos para ganar tiempo y así asestar golpes ya sea en la forma de matanzas, ocupaciones violentas de tierras o migraciones forzosas. Las comunidades indígenas, se enfrentaron siempre a la voracidad de los colonos criollos que constantemente incursionaban en sus tierras, no obstante lograron contener a la ocupación en la zona fronteriza de las famosas 13 colonias, al menos hasta los albores del siglo XIX.
De hecho luego de la guerra entre Francia e Inglaterra, que al final le dio la victoria a Inglaterra se estableció un acuerdo con la corona británica, por medio los propietarios blancos no se podían establecer más allá de los montes Apalaches. Las tropas franceses habían luchado aliados con los pueblo indios y cuando se llegó a un acuerdo entre Francia e Inglaterra se hizo sin tomarlos en cuenta. En 1761, cuando los pueblos indios se dieron cuenta del acuerdo, se rebelaron, logrando importantes victorias, por lo tanto la corona se vio en la necesidad de establecer un compromiso con los pueblos indios en torno a respetar sus territorios, no obstante dicho acuerdo no era del agrado ni de la burguesía terrateniente ni de la masa de aspirantes a colonos que se acumulaba en las ciudades del Este. Así que durante un breve periodo y por cuestiones del conflicto con la elite colonial independentista, hubo una cierta alianza entre los pueblos indios y la corona británica.
En este contexto estallaron constantes rebeliones contra el poder colonial, las cuales provenían de luchas desde abajo, en protesta por lo que consideraban abusos en contra de la explotación, en 1663, por ejemplo en Gloucester, Virginia se elaboró un plan entre esclavos negros y criados blancos para rebelarse, fueron descubiertos y los líderes ejecutados.
Algo parecido sucedió cuando en Nueva York en 1741 se ejecutó a 4 criados blancos y 31 esclavos negros, por considerarlos culpables de una hola de incendios en el marco de protestas en contra del hambre que azotaba la ciudad.
Las rebeliones se esclavos negros, si bien nunca se convirtieron en insurrecciones generalizadas, siempre causaron pánico en la imaginación de la burguesía terrateniente; de hecho se implementaron leyes para impedir al comunicación entre negros, criados e indios y siempre se fomentó una especie de enfrentamiento entre ellos.
La conflictividad social que se reflejaba en las colonias inglesas de Norteamérica a mediados del siglo XVII buscaba formas de expresión ideológica, por supuesto que muchos de los integrantes de la nueva burguesía conocían y compartían los ideales que representaba el movimiento de ilustración francesa, no obstante otra vertiente igualmente importante y que reflejaba en forma indirecta este descontento era el movimiento religioso conocido como el "gran despertar". Como se sabe las religiones emanadas del movimiento de reforma europeo que se institucionalizaron en América del norte rendían culto a la acumulación de capital expresada en el ahorro y la inversión, así como a la predestinación de un cierto número, pequeños de afortunados "predestinados", que por la gracia de dios eran los nuevos acaudalados, así que sustituía al rey por la gracia de dios y en cambio se promovía al burgués por la gracia de dios, en ambos casos se suponía que ya sea los reyes o los burgueses ambos "velaban por los intereses del pueblo". Como respuesta a esta justificación de privilegios se desató un movimiento de protesta religiosa que inicialmente cuestionaba ese culto el poder económico, y a la concentración de poder político que dicho poder representaba. En Virginia, por ejemplo, a la vez que la población rompía con la iglesia anglicana, formando pequeñas sectas, se incrementaban las impugnaciones a las elecciones a la Cámara de los Burgueses (Gordón S. Word. La Revolución Norteamericana. Modadorí, 2003. Pág. 42).
Por supuesto que dicho movimiento, el cual atomizó las instituciones religiosas de las colonias, se hubiera podido expresar en contra de la burguesía terrateniente, no obstante dicha reacción contra el poder fue utilizada por lo ideólogos burgueses en contra de la corona británica, la cual fue reconocida como la fuente de todos los males. No sería la primera vez que un movimiento popular genuino se manipula en el contexto de una determinada lucha de clases.
En este proceso de cuestionamiento popular al poder económico y político fue en el que se desarrolló la guerra de independencia norteamericana la cual, como en otras latitudes del continente comenzó como un pleito entre la gran burguesía criolla con la metrópoli.
A Inicios del siglo XVII la Corona Británica, mantenía a sus colonias norteamericanas en una situación de privilegio, no obstante los conflictos con otros imperios coloniales como Francia y España, generaron enromes presiones financieras que obligaron a Inglaterra a intentar delegar a las colonias el sostenimiento de las tropas estacionadas, algo así como 10 mil soldados. Así mismo se intentó establecer un firme monopolio del comercio exterior y finalmente se implementaron impuestos a los servicios de mensajeria impresa, así como cargos a la exportación de diversos productos como el Azúcar, el tabaco, el te.
Estas medidas afectaban directamente a los grandes terratenientes y comerciantes, e indirectamente la pequeña burguesía en general, en lo que se refiere a las clases explotadas, están estaban dispuestas a saltar a la lucha en contra de los que ellos suponían causantes de la miseria y opresión en la que vivían. La reacción inmediata fue la división de las clases poseedoras entre aquellas que debían su estatus a la relación con la Corona y aquellas a las que dicha relación estorbaba para consolidarse sus posesiones y poder.
Este último sector dio espacio a que los simpatizantes de las ideas de la ilustración comenzaran a agitar por doquier, señalando a la corona británica como la fuente de todos los males.
En 1765 se realizó un congreso contra la ley del timbre. Para 1772 se habían formado comités de correspondencia en casi todas las ciudades los cuales actuaban como organizamos de poder alterno al de la administración colonial.
Los comités de correspondencia fueron los instrumentos políticos por medio de los cuales la gran burguesía intentaba controlar políticamente el movimiento de independencia, no obstante era evidente que no podía restringirlos a sólo los miembros de la elite. Dicho sector era odiado tanto por esclavos como por criados y no pocos pequeño burgueses. No hubo de otra más que abrirse al menos a la pequeña burguesía blanca, especialmente en el norte.
Entre 1774 y 1776, los comités de correspondencia prácticamente asumieron el poder real, no obstante la actitud de las masas populares respecto a ellos dependía de su conformación. De hecho en regiones como Nueva York y Boston la participación de la pequeña burguesía hizo que este organismo se enfrentara a los grandes burgueses los cuales prácticamente tuvieron que huir al Canadá. Se calcula que la rededor de 100 mil personas, simpatizantes de la Corona escaparon de las colonias durante el proceso de independencia.
En otras regiones como Virginia, en realidad hubo una actitud expectante de parte de los trabajadores libres, especialmente criados, de frente al comité local, conformado casi exclusivamente por las mismas familias poderosas de la colonia que ahora ante los nuevos tiempos se cambiaban de ropaje. De hecho al situación fue aprovechada por cerca de 10 mil esclavos para escapar al norte.
En este marco aparecieron escritos como "sentido común" de Tomas Paine, que trataron de hacer ver al movimiento de independencia no sólo como un cambio de administración sino como un acto emancipador. El hecho de que se imprimieran 100 mil copias de dicho panfleto prueba el apoyo de la gran burguesía que consideraba urgente dotarse de una base social con la cual enfrentar a la Corona.
Cuando el 4 de julio el congreso continental declaró la independencia también tuvo que emplear una retórica revolucionaria, para esos tiempos, proclamando que se luchaba por igualdad, libertad y justicia. El giro a la izquierda en la retórica de los dirigentes burgueses fue recogido por parte de la pequeña burguesía y diversos sectores de trabajadores como la señal de arranque de una lucha que les permitirá moldear su propio destino al margen de los poderes tradicionales.
Cuando las milicias se pusieron en marcha para luchar por la independencia, la situación se radicalizó aún más. Por esta razón los estados sureños, dominados por una burguesía esclavista incorregible dudaron en conformarlas, no obstante se vieron forzados a ceder un poco al menos a los criados blancos ante el hecho de que muchos de sus sirvientes se pasaban del lado de los realistas ante la promesa de libertad. Esto provocó una situación de caos que fue aprovechada por muchos esclavos simplemente para escapar, otro ejemplo fue Carolina del Sur donde en un sólo año (1778) escaparon 30 mil esclavos, aunque sus amos eran muy patriotas no dejaban de ser esclavistas.
En realidad la revolución que estalló en el norte fue lo que logró la independencia. 150 años de poder colonial finalmente pesaron y al margen de algunos miles de voluntarios locales y de algunos pueblos indios el ejército realista nunca contó con el número de efectivos suficientes para derrotar definitivamente a los independentistas, Por el contrario el ejército de Washington iba de derrota en derrota, pero siempre contó con elementos que se sumaran a su causa y así pese a que en el invierno 76-77 no contaba con más de mil hombres para octubre del 77 ya había derrotado y hecho prisioneros a 5 mil 700 soldados realistas en Saratoga.
Finalmente las tropas británicas luego de una sujeción de victorias inútiles fueron definitivamente derrotadas en las cercanías de Yorktown el 17 de octubre de 1781.
Se calcula que alrededor de 200 mil personas se alistaron y lucharon del lado de los independentistas (aunque en su mejor momento los contingentes movilizados no pasaron de 50 mil), esto en una población de 2.5 millones de personas nos muestra que en realidad se trató de una guerra popular, pese a que la gran burguesía terminó consolidando su poder.
Como en todo proceso revolucionario se rompieron muchas trabas al desarrollo capitalista, pero en ese proceso muchos de los estratos bajos que lucharon y aportaron la sangre para separarse de Inglaterra fueron posteriormente duramente reprimidos. Luke Day un soldado veterano de guerra se encontró a su regreso que el banco lo acusaba de no pagar deudas, la única solución que encontró fue armarse y asistir al juzgado con mil 500 campesinos para "asegurase" que los jueces hicieran justicia, la fecha del triunfo sobre los ingleses aún estaba cercana y la mayor parte de las milicias aún estaban demasiado politizadas como para actuar en contra de Day.
Otro caso fue el de Daniel Shay de Massachussets, quién como muchos de sus excompañeros combatientes había recibido por pago de sus servicios unos bonos del gobierno que la legislatura local invalidó, Shay se levantó en armas con 700 hombres. En el mismo momento en el que el "radical" Samuel Adams aprobaba una ley en Boston en contra de los "revoltosos" Shay se dirigió con mil hombres a la ciudad. Afortunadamente para la burguesía de Boston el invierno fue muy duro y el ejército de Shay quedó tan diezmado que las milicias locales financiadas por la elite bostoniana logró derrotarlos, como escarmiento se colgó a 6 de los organizadores aunque a Shay sólo se le encerró.
El exradical Samuel Adams declaró ante la solicitud de clemencia para los condenados:
"El hombre que se levante en contra de las leyes de una republica debe morir" (citado en Zinn, Howard. Op Cit. Pág. 75)
En 1789 estalló la revolución francesa y en 1793 un viejo amigo de los Estados Unidos, Luis XVI perdió la cabeza ante un tribunal revolucionario. Luis XVI había colaborado con tropas para auxiliar a los Estados Unidos, en su decisiva victoria de 1781. La burguesía que había proclamado los valores universales de libertad, igualdad y justicia se dedicó rápidamente a establecerle límites a todas esas libertades y en todos los casos fue la gran burguesía la que sacó provecho de la revolución. Así, en 1798 se promulgó la ley contra la sedición la cual era en realidad dirigida en contra de los propagandistas de ideas revolucionarias, de hecho producto de la revolución francesa comenzaron a extenderse "sociedades democráticas".
Ya desde 1787, cuando se redefinieron las estructuras políticas de los Estados Unidos, se habían establecido mecanismos para garantizar la hegemonía de la gran burguesía sobre el país. Se creó una cámara de senadores especialmente diseñada para proteger los intereses del sur esclavista y una de representantes para proteger los intereses de la burguesía comercial y manufacturera del norte.
Las exigencias materiales de la gran masa de blancos pobres que exigían su parte se cubrieron, ya sea con la represión en su contra o ya sea a costa del despojo de los territorios indios en el cercano oeste.
Un ejemplo de ello fue la Ley del Whisky, establecida en 1794, que tenía como objetivo recaudar fondos para financiar el nuevo Banco Federal. La reacción entre los pequeños productores fue violenta, en Pensilvania los campesinos se organizaron en las ya mencionadas sociedades democráticas y amenazaron Pittsburg. Seguramente el recuerdo de la cabeza de Luis XVI rodando hacia una cesta hizo que Washington movilizara un ejército de 13 mil soldados, en contra de los rebeldes, lo que provocó su dispersión. No obstante la posibilidad de que "agitadores radicales" pudieran trastocar la incipiente república burguesa y los negocios que ella entrañaba, aterraban permanentemente a los políticos norteamericanos en aquel entonces.
En 1803 aprovechando la coyuntura internacional, los Estado Unidos Adquirieron Luoisiana, un territorio que limitaba en el norte con las posesiones británicas de lo que hoy es Candá y en el sur con la Nueva España, en realidad era un extensión que doblaba las posesiones que hasta entonces contaban los Estados Unidos, pero no eran tierras deshabitadas, como hemos señalado los tratados de 1763 habían limitado la colonización a la franja de las 13 colonias originales, para 1800 ya había 700 mil personas habitando dichos territorios y con la adquisición de Louisiana se inició la política oficial de extenderse a todo lo largo y ancho del territorio que supuestamente les pertenecía, a costa por supuesto de los pueblos indígenas, los cuales fueron prácticamente exterminados en una combinación de guerras, engaños y masacres. El genocidio practicado en nombre del "imperio de la libertad" (palabras con las que definía Tomas Jefferson la colonización del Oeste), en contra de la población indígena es difícil de cuantificar, pero es seguro que millones de seres humanos fueron básicamente masacrados y sus culturas desaparecidas de la faz de la tierra para generar el espacio vital que necesitaba el capitalismo norteamericano para desarrollarse.
De forma paralela a esta expansión, el desarrollo de las guerras napoleónicas en Europa, abrió extensos mercados a los productos agrícolas y manufacturas norteamericanas, que de este modo pudieron asegurar una fase de auge más o menos prolongado hasta 1808. Esto cortó de uno u otro modo las presiones que la pequeña burguesía estaba realizando en contra del Estado y aisló a los esclavos e indígenas de la posibilidad de contar, al menos en esa fase de desarrollo capitalista, con los trabajadores y pequeño burgueses blancos.
Segunda parte: nace el movimiento obrero
Los utópicos y primeros sindicatos obreros
En 1808 se inició una crisis comercial, producto de conflictos específicamente con Inglaterra que desembocó en una guerra entre 1812-1815. No obstante luego de esa fase de crisis siguió un periodo de rápido desarrollo industrial y agroindustrial específicamente en el norte, aprovechando las posiciones ventajosas de puertos como Boston o Nueva York, a tal grado que para 1837, año de una nueva crisis, cerca de la cuarta parte de la población de los estados norteños habitara en las ciudades, mientas que en el sur solo lo hacia el 10% de la población.
En un marco de aparente progreso para todos, excepto para los indígenas y esclavos se pusieron en práctica los experimentos de socialistas utópicos como Roberto Owen, quién compró 20 mil acres en el sur de Indiana para fundar la colonia cooperativista de Nueva Armonía. Owen arribó a Norteamérica siendo tomado como un millonario excéntrico y un poco loco. La burguesía norteamericana no tenía ningún cuidado de que alguien quisiera gastar su dinero en lo que se le pegara la gana, aún más cuando Owen hacia énfasis en contra de la lucha de clases. El experimento en el que participaron mil colonos duró de 1824 a 1827, fracasando estrepitosamente. Otro utópico, Francis Whrite fundó una colonia con 15 esclavos instalándose en Nashoga Tennesse, su experimento duró de 1826 a 1830.
Volviendo a la realidad, este también fue el marco del nacimiento de una clase obrera mucho más moderna, aunque las primeras manifestaciones de su organización provinieron de reacciones de los artesanos en contra de la industrialización y contra la voracidad de los banqueros.
En 1827 se conformó una unión de sindicatos de oficios General Trade Unios (GTU) con secciones importantes en Nueva York, Filadelfia, Boston, Baltimore, Washington, Louisville, Cinicinati entre otras. La organización buscaba defender el nivel de los salarios así como las fuentes de empleo con una visión más moralista, más vinculada con expresiones religiosas en contra de la riqueza excesiva y en defensa del trabajo productivo de frente a la especulación y al comercio, los cuales, en la óptica de muchas sectas protestantes, eran pecados.
Derivado de esa visión y de la ruptura cada vez más abierta de la gran burguesía con esos principios de igualitarismo se conformó el Partido de los Trabajadores en 1828, no obstante la ausencia de una ideología de carácter abiertamente clasista hizo que a la larga este se disolviera en el seno del partido demócrata, que en esos tiempos, al amparo del Andrew Jackson comenzaba a consolidarse.
Podemos decir que incluso a pesar del carácter religioso de las expresiones religiosas del movimiento en aquellos tiempos, algo absolutamente natural debido a la ausencia de otro tipo de referencias, se estaba desarrollando un instinto de clase digno de tomarse en cuenta. La siguiente declaración de un obrero de la CTU data de 1827
"Nos vemos oprimidos en todos los frentes. Trabajamos duro para producir todas las comodidades de la vida para el disfrute de otras personas, mientras que nosotros obtenemos sólo una mísera porción, incluso dependiendo ello de la voluntad de los empresarios" (Citado en Zinn, Howard. Op Cit pág 165).
La acción de la GTU. Aunque formalmente no se planteaba sobre la necesidad de cuestionar la propiedad privada, en los hechos actuaba de forma cada vez más homogénea y militante. La reacción del gobierno fue intentar prohibir a actividad sindical por considerarla hostil a la libertad de comercio.
Para 1835 las cosas subieron de tono, era el inicio de una crisis que comenzó con la quiebra de algunos bancos, los trabajadores se organizaron manifestaciones que desembocaron en violencia, la policía respondió disparando, mataron a 20 manifestantes, era el verano de 1835.
En ese mismo año en Nueva York se resolvió ilegalizar los sindicatos, a lo que se respondió con una ola de movilizaciones que se prologó hasta bien entrado 1837, en Filadelfia se reunió una multitud de 20 mil personas en protesta por los aumentos a los precios básicos.
Lamentablemente las cosas pararon a otro nivel, la crisis económica estalló y las manifestaciones políticas se convirtieron en multitudes pidiendo alimentos. Era una paradoja, repetida en múltiples ocasiones, que el país que estaba emergiendo como la segunda potencia industrial, no pudiera alimentar a sus trabajadores, de hecho Nueva York ya era el puerto comercial más importante del mundo en ese momento, pero a pesar de ello había disturbios como el que estalló en 1937 asaltando los almacenes repletos de harina del acaparador Eli Hart.
De la protesta de paso a la desesperación y de ahí a la lucha por la sobrevivencia. Un tercio de los obreros fueron despedidos y los salarios se redujeron de entre un 30 hasta un 50%.
La crisis y la represión terminaron con menguar a la GTU, era la primera vez que un experimento de organización sindical se intentaba y fracasaba, no sería el último. De hecho la clase obrera norteamericana, como la de otras latitudes ha sabido levantarse de sus cenizas para recorrer un camino ya transitado por otras generaciones para dar pasos adelante que nunca se hubieran imaginado.
Como hemos dicho uno de los efectos del rápido crecimiento industrial, combinado con la expansión territorial y el auge de la argo exportación, era una fragmentación de las luchas de los explotados. Se dice que la era Jackson (1815-1850) permitió un aumento de la democracia para las masas, habría que aclarar que esto fue sólo para los hombres blancos y sólo en la medida de que el ambiente de prosperidad hacia que la extensión de la democracia política, -reclamada por sectores importantes de estratos medios que se iban desarrollando a la par del crecimiento económico-, no afectaban los intereses de la gran burguesía, la cual seguía ejerciendo el monopolio exclusivo del control de los poderes del Estado.
Por ejemplo hasta 1860 2/3 de los presidentes habían sido esclavistas del sur, así como 5 de cada 7 miembros del poder judicial y 2 de cada 3 diputados.
La actividad política de la pequeña burguesía aparte de votar cada cuatro años por el oligarca en turno para presidir la Unión, se oriento a movimiento de carácter religioso, hubo un segundo movimiento protestante y junto con el estalló también un proceso de luchas en contra de la esclavitud y por los derechos de la mujer, aunque dichos movimiento tenían más bien el carácter de un llamamiento moral para purificar la republica que un cuestionamiento del sistema. No hubo movimientos de la pequeña burguesía blanca en contra del genocidio de los pueblos indios, o de la conquista de México o en apoyo a las rebeliones esclavas, con la honorable excepción de John Brown, que intentó una guerra popular en contra de los esclavistas del sur y murió como mártir luego de que su guerrilla fuera derrotada en Virginia en 1860.
Si bien las luchas de los esclavos por su liberación nunca fueron tan masivas y exitosas como las de sus hermanos del caribe, nunca dejaron de atemorizar a la burguesía del sur, entre las más importantes destacan: 1799, 100 esclavos se rebelan en carolina del sur, de la revuelta 35 fueron ejecutados; 1800, levantamiento dirigido por Gabriel Posser en Virginia, 27 ejecuciones; 1811, 500 esclavos se rebelan en el sur de Louisiana; 1822, Charleston, Carolina del Sur, 34 esclavos son ejecutados; 1832, Southhampthon, Virginia, el esclavo Nath Turner se rebela con 80 compañeros ocupando varias plantaciones, la mayoría mueren a manos de los 3000 milicianos que son movilizados para aplastarlos y Turner es ejecutado el 31 de agosto..
La lucha contra la esclavitud, se logró sólo en el marco de la revolución que surgió durante la guerra civil que llegaría bajo el gobierno de Lincon. No obstante como veremos ese no fue el final de la opresión racial, ya que como trabajadores libres los antiguos esclavos tuvieron que seguir luchando por sus derechos, con la ventaja de tener menos barreras con sus hermanos de clase de otros orígenes.
El otro caso importante de rebelión de explotados blancos en contra de la acción del estado norteamericano fue el de los reclutas irlandeses que en la guerra de conquista contra México, desertaron del ejército norteamericano y combatieron contra él. Dirigidos por el Sargento Riley se batieron hasta ser derrotados, 30 de ellos fueron ahorcados por traición y deserción.
Por supuesto que desde la comodidad de una oficina de redacción hubo muchos eminentes pequeño burgueses que protestaban contra las atrocidades cometidas para realizar el "destino manifiesto" del capitalismo norteamericano, pero en realidad eso no cambio nada ni en términos reales favoreció a nadie.
Volviendo al desarrollo de las luchas de la clase obrera, como hemos visto estas fueron afectadas por la prohibición expresa de la actividades sindicales, así que esta se tradujo en lo que se llamó huelgas salvajes, es decir movimiento espontáneos sin una dirección visible, que en la mayoría de los casos eran producto más que nada de la desesperación. Otra extensión del descontento obrero fueron las organizaciones secretas.
En Filadelfia en 1844 los tejedores estallaron una huelga salvaje por aumentos se salario, la peculiaridad del movimiento era que dichos trabajadores hacían su actividad en casa así que se organizaron piquetes para suspender el trabajo y verificar que todos los trabajadores acataran la huelga. Cuando los piquetes se encontraban a algún compañero que desacataba el acuerdo procedían a destruir su trabajo. Más de 400 trabajadores se armaron con palos y ramas de fuego para hacer defender la huelga, a la cual la milicia local no pudo hacer frente. Lamentablemente el carácter espontáneo del movimiento permitió que la pequeña burguesía personificada en los dirigentes religiosos locales, logaran desunir al movimiento y dispersarlo.
Ante el desarrollo de la industria y las necesidades de mano de obra las mujeres entraron al trabajo de forma más o menos masiva, en 1850 había 181 mil mujeres trabajando en fábricas, sobre todo en la industria textil. Durante todo este periodo anterior a la guerra escenificaron huelgas y luchas de forma paralela a los trabajadores, destacando la huelga de Lowell Massachussets, en 1836 donde 1500 mujeres se movilizaron aunque la táctica de desgaste de los patrones las derrotó.
De entre las formas de organización clandestina destacó la organización secreta de origen irlandés Molly Maguires; entre 1820 y 1840, la hambruna azotó cruelmente Irlanda, específicamente la región centro y noroccidental, cientos de miles escapaban del hambre dirigiéndose a diversos destinos especialmente a Estados Unidos, Las ciudades como Nueva York y Pensilvania habían acumulado una gran cantidad de trabajadores irlandeses que mantenían una muy fuerte cohesión tanto, tanto en el sentido religioso como de la organización comunitaria. Por supuesto que para la gran burguesía de origen ingles todos los trabajadores eran seres semihumanos de los que había que emplear su trabajo, exprimirlos para luego dejarlos languidecer en sus miserables barrios. Esta situación provocó que siguiendo una leyenda irlandesa se conformaran los "hijos del Molly Maguires", que juzgaba las injusticias cometidas en contra de los trabajadores irlandeses y dictaba órdenes de ejecución. Al principio las ejecuciones también se efectuaban en contra de trabajadores de otro origen, pero posteriormente se fue concentrando en contra de capataces, patrones y jueces. Durante la guerra civil las acciones de los Molly Maguires también se orientaron a protestar contra el reclutamiento e incluso la guerra, aunque sus motivos eran bastante discutibles.
Durante la guerra la situación económica no era buena, no obstante cuando terminó la tensión social subió a niveles peligrosísimos, miles de soldados eran desmovilizados y se sumaban a la masa de solicitantes de trabajo.
En ese contexto los asesinatos de funcionarios continuaron y fueran o no realizados por los Molly Maguires se les señalaba a ellos como los causantes, la burguesía decidió también acusar de Molly Maguires a toda aquel que osara organizarse, no obstante como veremos en el siguiente capitulo el auge de la organización sindical después de la guerra generó un espectro muy amplio, es decir de casi toda la clase obrera norteamericana, por lo que la respuesta a la agitación obrera no se remitió a una simple instigación policial, sino que consistió en una acción contra toda la clase.
Los primeros grupos socialistas
La formación de los primeros sindicatos tuvieron necesariamente una orientación a los oficios, como en el caso de Inglaterra la formación de los sindicatos en Estados Unidos respondía a la transición del taller artesanal a la gran industria, por tanto en un inicio el sindicato tendía a parecer algo así como la derivación de las viejas asociaciones gremiales de la edad media. A consecuencia de ello la formación de los primeros sindicatos a nivel nacional asumen la forma de organizaciones de oficio: sombrereros, herreros, moldeadores, fogoneros, etc.
Las ideas socialistas arribaron, como en otras partes del mundo, producto de las migraciones de exiliados políticos europeos, en la primera mitad del siglo había arribado Albert Brisbane, dirigente fourierista, William Maclure y Robert Dale Owen seguidores de Robert Owen, quienes participaron en las primeras organizaciones parecidas a los sindicatos.
El auge de una y otra forma de organización obrera en los Estados Unidos siempre tuvo vínculos con el flujo inmigrantes. Por ejemplo, en el periodo anterior a la guerra civil, la composición de los inmigrantes fue muy variada, pero sobre todo proveniente de Gran Bretaña, en el periodo posterior, específicamente de 1871 a 1895 el 25% era alemán, 16% ingles y el 15% irlandés. Los contingentes humanos se mantuvieron en una cifra de 2. 5 millones cada década entre 1850 y 1880, pero para la siguiente década la cifra subió a 4.3 millones, en la siguiente bajó a 3.6 millones para incrementarse entre 1900 y 1910 a 5.6 millones. En cuanto al destino de los inmigrantes esta también fue variando, hasta 1880 un a gran parte de ellos se dedicaba a trabajos artesanales o eran obreros de carácter especializado, otra parte importante se sumaba a la población que colonizaba las nuevas tierras del Oeste. Los nuevos contingentes posteriores a 1880 se fueron dedicando a trabajos fabriles de carácter no especializado, generando una presión de oferta de trabajo en el Este. La burguesía maniobró con estos flujos con el objeto de presionar a la baja tanto los salarios como las condiciones de trabajo, por otro lado las organizaciones sindicales se vieron en la disyuntiva de enfrentar un movimiento obrero en constante cambio y la contradicción, más artificial que real, entre los trabajadores nativos y los inmigrantes. Lamentablemente muchos de los inmigrantes tendían concientemente a formar comunidades parte, el caso más extremo fue el de Cabet, que pretendió formar su país ideal "icaria" en diversos lugares de la Unión Americana antes de su muerte en 1856.
La idea de que el movimiento obrero, o al menos el radical es un invento traído de fuera, es una invención de los sectores dominantes para generar prejuicios entre la población y divisiones en el seno de la misma clase obrera. En efecto, el flujo y el origen de los inmigrantes fue un factor importante, pero el elemento fundamental para determinar la explosividad de la clase obrera en sus primeras décadas fue el ritmo de crecimiento y el tipo de capitalismo que se fue desarrollando en los Estados Unidos, así como el carácter de la burguesía, la cual no sólo acumulaba beneficios, sino que consideraba que estaba realizando una misión bíblica, cubría con una halo místico y fanático tanto su enriquecimiento como su combate a los sindicalistas y socialistas, su defensa del estilo de vida norteamericano, el sueño americano y todas esas vulgaridades ideológicas no son más que un reflejo del carácter francamente conservador e incluso reaccionario de la burguesía norteamericana, aún cuando su capitalismo tenía un carácter relativamente progresista. Por supuesto cuando esta actitud se refleja en su política imperialista exterior se expresa por medio de conceptos como el destino manifiesto entre otros.
De entre los marxistas de esos primeros años destaca sin duda la figura de Joseph Weydemeyer el cual formó en 1853 la Alianza de Trabajadores Norteamericanos, Weydemeyer si bien publicó, como muchos otros en esos tiempos una periódico en alemán Die Reform, trató de integrarse a las luchas sociales de su país, su muerte durante la guerra civil en contra del sur esclavista lo atestigua. Cuando estalla la guerra, entre 1861 y 1865, el crecimiento de la actividad sindical se ralentiza aunque sin detenerse. Marx y Engels consideraron la lucha contra los terratenientes del sur reaccionario como esencial para el desarrollo del movimiento obrero, por ello apoyaron desde la Asociación Internacional de Trabajadores la lucha encabezada por Abraham Lincon.
No es este el espacio para señalar los detalles de la guerra civil, no obstante sin duda se trató de la última revolución burguesa de Norteamérica, la cual se desató no tanto por el afán emancipador de Lincon y compañía sino debido a las trabas al desarrollo de la burguesía industrial del norte que suponía el régimen esclavista del sur, por ejemplo los esclavistas del sur exigían como una garantía individual el derecho a trasladar la esclavitud a los nuevos territorios del Oeste. Ello hubiera significado la inmovilidad de la mano de obra, una restricción del desarrollo del mercado interno y una economía agrícola, que en general era absolutamente contrapuesto a los intereses norteños.
No obstante en un inició la burguesía norteña buscó acuerdos, no obstante el terror de los esclavistas al fin de su sistema los hizo ofrecer una firme resistencia, pero las cosas fueron cambiando, por supuesto a partir de que el movimiento adquirió tintes revolucionarios, con la incorporación de más de 100 000 soldados negros en el ejército de la Unión.. En el marco de este proceso se establecieron ciertas concesiones en el papel que la burguesía tardaría en cumplir casi 100 años, en la medida de que al final la burguesía norteña siempre buscó de hacer las paces con los reaccionarios del sur. Como sea se demostró que la burguesía aún en el marco de un proceso revolucionario nunca llega hasta el final, termina traicionando a las clases por las cuales, supuestamente lucha. Cuando a finales de los sesenta se reestablecieron los poderes legislativos en el sur, la gran mayoría de sus integrantes habían sido exponentes más o menos destacados de la confederación esclavista, a los cuales se les hicieron tales concesiones en su relación con los trabajadores negros que convirtieron su situación en algo insoportable. Todavía a principios del siglo la burguesía sureña gozaba como un deporte el linchamiento y caza trabajadores negros indefensos
Sólo la clase obrera, con sus luchas en los siguientes años, significó un espacio para la conjunción de los movimiento de los sectores oprimidos en una lucha unificada contra la burguesía y su sistema, al mismo tiempo sólo el programa del proletariado implica en si mismo la liberación de esos distintos sectores oprimidos..
Tercera parte: Clase contra clase
Nuevas organizaciones nacionales
Sin duda en la formación de los primeros sindicatos, la mayoría de ellos de oficios, como hemos señalado, pesaba la influencia de los inmigrantes de Gran Bretaña, ingleses, escoceses e irlandeses, Ira Steward de origen ingles fue de los primeros en encabezar la agitación por la jornada de ocho horas.
El aspecto positivo de estas formas de organización se derivaba de que eran las primeras experiencias y por tanto era una ventaja al periodo anterior donde las necesidades de incrementar la producción por parte de los patrones imponían jornadas inhumanas. En la legislación de Minesota se establecía "necesario multar entre 25 y 100 dólares a cualquier funcionario o empleado de una compañía de ferrocarril que obligase a un maquinista o fogonero a trabajar más de dieciocho horas diarias, salvo en caso de urgente necesidad".
En esas circunstancias las primeras luchas de los sindicatos estaban dirigidas a poner un límite a la jornada laboral.
La guerra significó un periodo de relativa paz social, en la medida de que la industria de guerra estaba en auge y ello significaba para las ciudades del norte un periodo de actividad febril. Aunque este fue el periodo de mayor actividad de los Molly Maguires, de los que ya hemos hablado anteriormente. En cuanto la guerra terminó se desató un periodo de fuerte desempleo que se combinó con un incremento de la explotación para con aquellos que mantuvieron un puesto de trabajo.
En 1866 se forma la Nacional Labor Unión en Baltimore bajo la dirección de William H Sylvis, que se podría considerar como la primera organización sindical con pretensiones de abarcar toda la unión americana. El carácter de dicha agrupación esta más cercana a las organizaciones mutuales que a un sindicato, pese a ello estableció propuestas como la de la lucha por la jornada de ocho horas. Lamentablemente desperdició mucho tiempo pretendiendo construir cooperativas de producción, para mediados de los setentas su existencia prácticamente había terminado, no obstante en sus intentos por construir un movimiento obrero a nivel nacional trataron de incluir a trabajadores en líneas de clase tratando de lucha contra prejuicios de raza o de oficio.
Los trabajadores negros del sur, tomando en serio la libertad formal conseguida procedieron rápidamente a organizarse, en 1867 una huelga en el dique de Mobile se extendió por toda la costa, formándose organizaciones sindicales de los trabajadores portuarios, la gran mayoría negros, producto de esta lucha, de la cual salieron victoriosos, los trabajadores rápidamente se agruparon en la Nacional Colored Labor Unión en 1869, su dirigente Isaac Myers señaló en 1870 "Estamos organizados por el interés de los hombres trabajadores blancos y de color y para hacer esto debemos tener dirigentes tanto blancos como negros". Es decir los prejuicios raciales no nacieron con el movimiento obrero norteamericano, más bien lo contrario la lucha contra la segregación, luego de la desaparición formal de la esclavitud, nació con él.
El propio William Sylvis declaró en North Carolina "una campaña vigorosa podría unir a toda la población de trabajadores del sur, blanca y negra alrededor de nuestra plataforma, si tenemos existo en convencer a toda esta gente en que va en su interés hacer causa común con nosotros (...), tenemos un potencial en esta parte del país que sacudirá a Wall Street desde sus raíces" (Citado en Green, Gil. Movimiento Obrero en los Estados Unidos. Ed Nuestro Tiempo, Pág. 330).
Lamentablemente una ola represiva se agitó sobre los trabajadores negros del sur disolviendo sus organizaciones. El Partido Republicano, como una concesión a las clases poseedoras del sur dio rienda suelta a los terratenientes y burgueses, para implementar medidas para reafirmar su dominio en la región, entre ellas la prohibición de la formación de sindicatos y la libertad para actuar al Ku Kux Klan, el cual desató el terror con linchamientos en todas las ciudades del sur contra los trabajadores organizados, desgraciadamente no se tiene ninguna contabilidad del tamaño de la masacre, pero para 1877 cuando la represión llegó al máximo nivel en el norte ya la NCLU había dejado de existir en el sur.
De forma paralela a la declinación de la NCLU y tal vez debido a ello, se formaron organizaciones semi-secretas de carácter sindical, las cuales respondían a las tradiciones de las organizaciones del tipo masónico que también eran populares en aquellos años, pero sobre todo en su carácter semi-secreto se tornaban necesarias en la media de la actitud absolutamente intolerante de la burguesía hacia todo tipo de organización sindical.
Un segundo seguidor de Marx que jugó un papel en el periodo inmediatamente posterior al final de la guerra civil fue Fiederich Sorge, el cual creó en Nueva York una asociación General de Obreros Alemanes, Sorge hizo lo posible por construir un movimiento obrero amplio, lo que lo llevó a apoyar la organización y unión de los sindicatos de oficio colaborando con Samuel Gompers, de quién hablaremos posteriormente. Sorge atravesó diversas dificultades en la organización de los comunistas seguidores de Marx en Estados Unidos y finalmente se retiró de la actividad.
Por supuesto también los inmigrantes seguidores de Lasalle tuvieron algún papel en aquellos primeros años, en 1869 crearon una Asociación Universal de Trabajadores Alemanes.
De los sobrevivientes de los grupos marxistas y lasalleanos surgió en 1876 un Partido Obrero de los Estados Unidos que luego de ediciones y fusiones se convirtió en el Partido Laboral Socialista que bajo la dirección de Daniel de León jugó un papel de importancia en las últimas décadas del siglo XIX.
Los intentos de organización política y sindical de dichos grupos de combinan con aquellos de origen estrictamente sindical, entre ellos empezaron a surgir vertientes como The Kinghts of Saint Crispin de zapateros y la Order of the Knights of Labor ( Orden de los caballeros del trabajo), surgida en 1869 bajo el impulso de Uriah Smith Stephens, con un carácter distinto dado que no era una organización de oficios sino que agrupaba a los trabajadores como individuos en una especie de fraternidad secreta de trabajadores. La organización surgió producto de una huelga de los obreros del vestido en Filadelfia y debido a las condiciones de ilegalidad de la acción sindical de esos tiempos, así como las tradiciones inglesas, les dieron a los Caballeros una serie de ritos más semejantes a la masonería que a las organizaciones sindicales actuales. (G.D.H. Dole, Historia del Pensamiento Socialista, Tomo II, Pág. 335-354).
La expansión hacia el oeste, impulsada por el vertiginoso desarrollo del ferrocarril trae consigo un nacimiento y crecimiento de las organizaciones sindicales vinculadas con dicha industria. A la tradición gremial inglesa se le sumaron otras formas de organización y sobre todo concepciones de lucha distinta. Los fugitivos de las persecuciones políticas en Europa venían a engrosar al proletariado Norteamericano, no obstante en un primer momento adoptaban la tendencia a agruparse en torno sus propias nacionalidades, así había organizaciones alemanas, italianas, escocesa, irlandesas, etc.
La revolución del 77
Ante esta poliformia social de explotados de distintos orígenes y tradiciones se suscitó de pronto la necesidad de actuar en común dadas las terribles condiciones de trabajo, pero fundamentalmente por la profundidad de las crisis económicas capitalistas, que como es natural en este sistema social tienden a expresarse en aumento de la miseria y paro. En el invierno de 1873-1874 estalló la crisis en Nueva York. Ante tal situación las calles se llenaban de trabajadores sin empleo buscando una explicación a la catástrofe, el 13 de enero de 1874 ante una multitud reunida pacíficamente en la plaza Tompkins, la policía cargó salvajemente. La paradoja era que la manifestación estaba permitida y que a pesar de ello se decidió reprimirla. A la feroz represión siguió la acción de piquetes de obreros que intentaban responder de manera directa. La consecuencia fue la creación de un ambiente policial nada distinto del que muchos de los obreros emigrantes habían vivió en el viejo continente.
Pero la mecha estaba encendida pesar de que el grupo más activo que había impulsado las movilizaciones de Nueva York, los Molly Maguires, fue cazado y juzgado como si fueran criminales. La detención de los principales miembros de la organización, se debió al trabajo de infiltración de la después famosa agencia de detectives privados Pinkerton: la idea original era investigar si la acción de los sindicatos como el ferroviario y el minero estaban en coordinación con los Molly Maguires, no lo encontraron como tampoco obtuvieron pruebas que involucraran a dicha organización con la mayoría de asesinatos de funcionarios, luego de la represión a la huelga ferroviaria de 1875. Emplearon como principal testigo a un agente que haciéndose pasar por activista había sugerido ejecuciones. Todo el juicio fue una farsa montada por la agencia, a petición y pago de las compañías mineras y ferroviarias, en donde por supuesto involucraron a los sindicatos correspondientes. La burguesía no quería justicia, quería culpables y los detectives fabricaron las pruebas necesarias para que la sed de sangre de los patrones quedara saciada, así que ni siquiera en es o de fabricar culpables Stalin fue original. El 21 de julio de 1877 los Molly Maguires, ante de cientos de personas, por supuesto pertenecientes a las clases mas "decentes", fueron ejecutados. Por supuesto que no aplaudimos los métodos de terrorismo individual de los Molly Maguires, de hecho su actividad fue el pretexto para la feroz represión que se desencadenó especialmente luego de la insurrección ferroviaria de 1877, no obstante nuestros motivos no tiene que ver nada con consideraciones morales. Su ejecución no respondía a castigar un delito común, de hecho nunca se pudo probar realmente su responsabilidad mas que la de pertenecer a una organización que defendía la ejecución de los enemigos del pueblo trabajador. Se les asesinó para poner un escarmiento a los obreros que se levantaron como clase en esos años y que hicieron temblar al sistema. Por lo tanto se les debe recordar como representantes obreros asesinados por en enemigo de clase, con respeto y admiración.
En lo que respecta a la lucha en los ferrocarriles, esta se desarrolló más o menos como sigue:
para 1877 en los ferrocarriles, el sector punta de lanza del desarrollo de la industria norteamericana se encontraba en una contradicción: las enormes necesidades de expansión les hacían requerir de abundante mano de obra, pero en vista de la competencia entre las distintas empresas ferroviarias había la necesidad de "reducir costos" así que encontraron una solución bastante "original" reduciendo los salarios un 20% con relación a 1873, mientras que, gracias ha estos recortes las utilidades de las sociedades anónimas que controlaban la industria habían crecido en proporciones similares.
El 17 de julio los obreros de la Baltimore & Ohio Railroad, se declaró en huelga. En la medida de que las organizaciones estaban agrupadas según los distintos oficios, los llamados a lucha pasaron de los fogoneros a los demás. La respuesta fue la represión, pero lejos de debilitar al movimiento lo que sucedió fue la extensión del paro a distintas ciudades, tardando sólo lo que las comunicaciones de ese tiempo permitían. Fue un acto de desesperación y los ferrocarrileros en vista de la manera en la que el gobierno trataba a los "revoltosos" se prepararon para las consecuencias: levantaron vías, pusieron barricadas, quemaron vagones, etc.
Pittsburg, Pennsilvania, punto de encuentro de ferroviario e industrial, fue el escenario clave de la lucha. Para desalojar a los trabajadores los soldados abrieron fuego matando a 20 de ellos, no obstante en su frenesí asesino no se dieron cuenta que estaban quedando rodeados. Los obreros provocaron un incendio obligando a los soldados a tratar de huir precisamente por el punto más fuerte de los huelguistas, el cual estaba resguardado por trabajadores armados generando gran mortandad. Fue una victoria momentánea.
Ante la situación muchos ferrocarrileros de otras regiones se concentraron para compartir la suerte de sus hermanos de Pittsburg, en otras regiones un tanto más alejadas los obreros decidieron sublevarse en toda la regla estableciendo momentáneamente un control de pueblo y ciudades pequeñas.
La revolución espontánea de 1877 fue aplastada sólo luego de dos semanas de enfrentamientos, no obstante por sus características no podría pedirle nada a las luchas que el proletariado europeo protagonizaba en esos tiempos. Sólo seis años antes los obreros de París habían se habían atrevido a formar un gobierno propio para sustituir al de la burguesía, la Comuna de París.
La acción unificada de la clase obrera había permitido la formación de un sindicato único de trabajadores del ferrocarril pero la burguesía conciente del peligro que ello representaba lo combatió. Otro elemento a destacar en esta lucha fue la intervención de los trabajadores por encima de sus niveles y ocupaciones, incluyendo aquellos no especializados, que suelen ser los más desprotegidos y uno de los destacamentos más combativos. Por supuesto que para que la lucha se extendiera tan rápido ayudó mucho el que hubiera una organización a nivel nacional. En ese sentido la extensión del movimiento se debe atribuir a la Orden de los caballeros del trabajo, que poseía la ventaja de que no agrupaba a sus miembros en función del oficio sino como parte de la clase trabajadora. El nivel de enfrentamiento de la revuelta del 77 se debe al tamaño de las injusticias que los trabajadores soportaban y al grado de la represión con que fueron agredidos y no tanto al programa político o sindical de la orden, el cual estaba bastante limitado. La Orden pugnaba por emplear medios pacíficos para alcanzar sus objetivos, que por cierto, no cuestionaban al sistema sino a la obtención de beneficios de los patrones y las condiciones de trabajo y vida de los trabajadores.
Es común que después de la acción despiadada de la represión se genere un sentimiento de impotencia en la masa trabajadora combinada con un proceso de acumulación de frustraciones, si en ese marco de da el fortalecimiento numérico de la masa de explotados lo que tenemos es el caldo de cultivo para una nueva violenta explosión social, eso fue lo que sucedió
Daniel de León
Dos años después de la masacre apareció Progress and Poverty, obra escrita por Henry George, un editor de periódicos de Filadelfia que, preocupado por la intensidad de los conflictos sociales de aquel entonces, pretendió tomar partido por las clase bajas elaborando un escrito más bien de carácter moralista, en donde abogaba como solución a la pobreza y riquezas extremas por medio del establecimiento de un impuesto progresivo en función de la propiedad de la tierra, en realidad su escrito no tiene la menor importancia, lo trascendente es que a partir del éxito de su libro se convirtió en un figura publica, muchos activistas, entre ellos Daniel de León, lo apoyaron para la candidatura a la alcaldía de Nueva York en 1886, la cual fue asumida como referencia de organización del Partido Obrero, el resultado fue un ruptura que llevó a De León a integrarse al Partido Laboral Socialista en 1890.
De León, muy apreciado por Lenin se caracterizó como un buen divulgador del marxismo y esforzado organizador, G.D.E. Dole reseña sus obras del siguiente modo:
"En su folleto más conocido Two Pages from Roman History (1903) invoca a los Gracos en apoyo de su concepción proletaria de la lucha de clases. En Socialism and anarchism (1901) ataca la posición anarquista que rechaza la acción política, pero insiste en que esa acción debe ser siempre considerada únicamente como una forma de propaganda revolucionaria. En What Jeans This Strike (1898) hace resaltar la importancia de la preparación de la huelga como una preparación de la acción revolucionaria, más que como medio para mejorar la situación del obrero bajo el capitalismo; y en The Burning Question of the Trade Unionism (1904) predica el evangelio del sindicalismo revolucionario que llevo la Industrial Workers of The Word" (G.D.E. Dole Op. Cit. Pág. 351).
En los ochentas De león a la vez que impulsaba a George proponía una acción decidida dentro de las organizaciones como la AFL de Gompers buscando construir una dirección revolucionaria que rompería con la política oportunista conocida en esos tiempos como "sindicalismo de Chuleta de cerdo": De León no concebía posible que idea de que medio de la lucha de los trabajadores se consiguiera una significativa mejoría de sus condiciones de vida, en ese sentido estaba más cercano a Lassalle, con su ley de Bronce del salario, que a Marx, dicha opinión lo llevó a despreciar las huelgas parciales, salvo como ensayos y al mismo tiempo darle extrema importancia a la huelga general como medio de lucha revolucionario. De León pensaba que ante un aumento salarial sobrevendría automáticamente un aumento de precios por tanto no tenia sentido luchar por aumentos salariales a esto es a lo que se suele llamar Ley de Bronce de salario y era una de las ideas más características de Lassalle, Marx por el contrario sostenía que el problema de los salarios si bien estaba determinado por los medios materiales para la reproducción del obrero, era posible, por medio de la lucha de clases establecer condiciones para que dichos medios materiales fueran superiores a los que el patrón se contentaba con establecer, es decir que en la lucha por el salario se establecía un conflicto de clases cuyo resultado dependía también del nivel de combatividad y organización de la clase obrera. Para Marx la lucha por el salario no era inútil, puede permitir victorias parciales que doten de confianza y cohesión a la clase obrera. De León al no darle importancia a este aspecto ponía en especial relieve a la huelga como instrumento de lucha política, pero en un momento dado el privarla del carácter de lucha inmediata en defensa del salario podía hacerlo aparecer como sectario de frente a las necesidades candentes de las masas. No hay duda de que De León reaccionaba así a la política de Gompers, la cual sólo daba importancia al especto económico inmediato dejando de lado la solidaridad obrera y la lucha política. Al parecer al tratar de dar una lucha contra el economismo oportunista de la dirección de la AFL se fue demasiado al otro extremo. En suma las ideas de De León eran las de un revolucionario honesto que trató de contribuir tanto al desarrollo de un movimiento sindical de clase como a la de la formación de un partido revolucionario aunque no siempre atinó a dar los pasos adecuados en uno y en otro sentido, lo cual analizaremos más adelante.
Para 1884 nuevamente se desató una lucha generalizada, esta vez de menor envergadura en Denver, Colorado, que concluyó con la contención de las demandas de los trabajadores. No obstante el año siguiente se desataron una serie de despidos masivos que suscitaron un nuevo levantamiento.
En esta ocasión el movimiento logró que una comisión de trabajadores logrará entrevistarse con una de la Denver & Rio Grande Railway, era el momento de auge, después del triunfo el crecimiento de los Caballeros fue importante, se dice que llegaron a contra con cerca de 500 mil afilados, lamentablemente a pesar de protagonizar distintas luchas sus dirigentes obtuvieron lecciones totalmente contrarias a los intereses de los trabajadores, bajo el control de su dirigente Terence Powderly, -de tendencias extremadamente conservadoras-, comenzaron a rechazar toda lucha que no fuera encabezada por ellos.
La AFL y los mártires de Chicago
Por otro lado, basado en el sindicato de cigarreros de Nueva York, Samuel Gompers trató de organizar a los obreros especializado según sus oficios, dicha practica, que había caído un tanto en descrédito ante el crecimiento de los Caballeros del Trabajo, contó con un punto a su favor; el crecimiento de la industria provocaba una mayor necesidad de obreros especializados y estos a su vez podían negociar mejor sus condiciones de salario y trabajo si colocaban como moneda de cambio la solidaridad con el conjunto de la clase trabajadora, la idea era ofrecer un buen producto, los sindicalistas no deberían ser revoltosos sino hombres de negocios con los que se podría llegar a acuerdos con precios razonables. La organización de la American Federation of Labor ( AFL) en 1886 (Columbus, Ohio), fue en realidad la unión federal y sin compromiso de solidaridad mutua de las organizaciones de oficios más conservadoras y amenazadas por el desarrollo de los Caballeros del Trabajo, que mientras mantuvieron una actitud combativa fueron la organización mayoritaria en el movimiento obrero norteamericano. El acontecimiento decisivo que llevó por un lado a la decadencia de los Caballeros del trabajo y por el otro a que estado burgués norteamericano viera con buenos ojos la promoción de una organización "respetable" de sindicatos, fue la lucha por la jornada de 8 horas.
El 7 de octubre de 1884 la Federation of organized Trades and Labor of the Unites Status and Canada aprobó una moción que llamaba a todos los trabajadores a llegar a acuerdos con los patrones para que de que desde el 1° de mayo de 1886 la jornada laboral se ajustara a las 8 horas.
La convocatoria de esta organización, que después se integraría a la formación de la AFL en 1886, tenía por objeto fijar una referencia para la acción de los sindicatos en torno a la lucha por las ocho horas, en realidad no animaba a los líderes sindicales un espíritu revolucionario, no obstante en la medida de que el ambiente social era explosivo, la fecha de 1 de mayo se convirtió en una especie de llamado a la lucha y los trabajadores, la mayoría no organizados y no integrantes de la AFL, la utilizaron como un elemento para unificar las distintas luchas. Ello fue particularmente importante para los trabajadores no calificados, que sin organización que los aglutinara tenían pocas opciones para salir a la lucha. Los Caballeros del Trabajo rehusaron a participar en la jornada de lucha del 1 de mayo en su argumentación para evitar hacerlo señalaban "De los sesenta millones de habitantes que tiene los Estados Unidos y Canadá, nuestra Orden quizá cuenta con 300 mil. ¿Podemos nosotros antes del 1 de mayo moldear el sentimiento de esos millones a favor del plan de la jornada corta? Es insensato pensarlo."(Citado en Luchas sindicales históricas de los obreros de Estados Unidos, Selser Gregorio, UOM, 1991, pág. 96). No obstante la oportunidad de manifestarse de cientos de miles de trabajadores concentrados en importantes centros urbanos como Nueva York, Boston o Chicago, era única por lo tanto el llamado de los Caballeros se tomó como una claudicación inaceptable. No sería la primera ni la última vez que ante un cambio en la situación una organización que en otros tiempos jugó un papel importante, quede a la zaga de los acontecimientos por no saber responder a las necesidades de lucha de las masas.
La burguesía atemorizada por la cercanía de la fecha reaccionó de forma dispar, en unos casos estableció de facto la jornada, en otros se preparó para enfrentarse de manera violenta en contra de los manifestantes, en otros hizo ambas cosas. Alrededor de 350 mil obreros norteamericanos obtuvieron la jornada de 8 horas en ese año. El éxito de la huelga fue de resonancia internacional.
La burguesía cedió parcialmente ahí donde no le quedó de otra, pero atemorizada por el hecho de que los trabajadores estaban asumiendo un protagonismo peligroso para ellos, entraron en la paranoia, se habló de conspiradores comunistas, anarquistas, de las intenciones de los trabajadores de tomar el poder.
La policía obtuvo permiso para dispersar concentraciones sospechosas y no pocas veces los trabajadores reaccionaban de forma contundente provocando enfrentamientos de todos los niveles. A esta situación se añadían las maniobras de los patrones para tratar de descarrilar toda lucha que se desatara. Si no le era posible evitar la lucha del 1 de mayo, en la medida de su carácter nacional y generalizado, si era en cambio factible concentrar sus fuerzas en contra de luchas locales para tratar de enseñarles a los obreros las leyes no escritas de la dominación del capital.
En las empresas agroindustriales de McCormick Hervester Works se habían desatado huelgas muchos meses antes del 1 de mayo, producto de esto los patrones habían decretado despidos masivos y por tanto los trabajadores habían decidido organizarse para exigir la reinstalación entre otras demandas, se dice que alrededor de unos 6 mil trabajadores de concentraron el día 3 de mayo a unos cientos de metros de la empresa. Cuando un grupo de esquiroles salía de su turno un grupo de manifestantes los ataco, la policía utilizó el pretexto de separar a los rijosos para dispersar la concentración. Mataron 6 trabajadores y hubo cientos de golpeados y heridos.
La reacción ante la matanza fue el intentar realiza concentraciones, hubo muchas de ellas convocadas en distintos puntos de la ciudad para el 4 de mayo, inmediatamente después de que los miles o cientos de obreros se agrupaban para protestar, la policía cargaba contra todos golpeando a diestra y siniestra.
Los grupos anarquistas trataron de darle una cierta organización a la protesta y citaron para las 19:30 horas en la plaza Haymarket, para evitar pretextos para una acción policial incluso obtuvieron permiso para la concentración.
Unos 3 mil trabajadores se reunieron y escucharon los discursos pacíficamente. Cuando el mitin terminó y los trabajadores se estaban dispersando la policía cargó, no había razón para ello, no se hizo ningún llamado a tomar nada, no habría marcha o algo parecido, al parecer lo único que motivo a la policía a atacar era un plan premeditado para dar un escarmiento. La provocación incluyó el estallido de una bomba que mató a un policía e hirió a algunos más. Ninguna lógica, ningún motivo y sobre todo materialmente era imposible que los organizadores de la huelga de MacCormick o los anarquistas del mitin de Haymarket hubieran podido participar en la explosión.
La policía presa ya solamente de la histeria disparó a diestra y siniestra asesinando a varios manifestantes.
El procedimiento "científico" para fabricar sospechosos fue muy simple, buscaron la lista de los principales dirigentes anarquistas de la ciudad, luego se concentraron en los organizadores de la manifestación y procedieron a detenerlos y juzgarlos por la muerte del policía, de esta forma Auguste Spies, Samuel Bielden, Michael Schawab, Georges Ángel, Adolph Fischer, Louis Ling, Oscar Neebe y Albert Parsons, fueron procesados y condenados sin tener culpa alguna. Su característica evidente era el ser elementos de vanguardia de la clase obrera norteamericana y eso era lo que importaba a la burguesía.
Para el 9 de octubre se dictó sentencia condenatoria, no obstante Ling fue asesinado un día antes del día de la ejecución. El 11 de noviembre fueron ahorcados Spies, Fischer, Ángel y Parsons. Neebe fue condenado a 15 años mientras que a Bielden y Schwab se les conmutó la pena de muerte por la prisión perpetua.
La farsa del juicio indignó a todo el país, era evidente para cualquier persona sin prejuicios que se trataba de un escarmiento en contra de toda la clase trabajadora y que los acusados eran inocentes. Incluso Samuel Gompers, presionado por las bases de la AFL, se movilizó apara tratar de impedir la ejecución lo que significó un argumento a su favor, en cambio los Caballeros del Trabajo, así como se negaron a participar en la jornada del 1 de mayo se negaron a intervenir en la lucha por la defensa de los mártires de Chicago.
La muerte de los trabajadores de Chicago no fue un hecho aislado. La represión que el estado burgués norteamericano desató en contra de la clase obrera respondía un odio incontenible. Como hemos señalado en otros trabajos la construcción de la ideología burguesa, especialmente la que se asentó en los Estados Unidos estaba impregnada de un profundo sentimiento místico, la predestinación calvinista, por ejemplo señalaba al emprendedor burgués como el mejor ejemplo de una adecuada relación con díos, no podían ser muchos, pero aquellos que tenían éxito en los negocios estaban en franca correspondencia con la elección divina. Todo aquello que atentara contra este proceso de aproximación a dios, que adquiere la forma de riqueza y el poder político correspondiente era motivo de angustia y de odio por contravenir el proceso de construcción del "sueño americano".
Había una justificación ideológica muy profunda en la acción de la burguesía, pero ninguna consideración humanitaria, la construcción de su ideología se fincó sobre bases estrictamente individualistas. No había ninguna contradicción moral en un juez que manda matar a seis obreros incluso sabiendo que son inocentes, mientras cumpla con los ritos de su iglesia y pague sus impuestos.
La mascare de Homestead
Por esos años apareció una de las figuras más importantes del movimiento obrero norteamericano que junto con Big Hill Haywood y Daniel de León podrían considerarse como las más grandes personalidades del combativo movimiento obrero norteamericano de finales del siglo XIX y principios del XX, se trata de Eugene Debs, un trabajador fogonero que en 1985 comenzó una dura batalla por integrar un sindicato unificado de toda el sector ferrocarrilero, señalando que la política de mantener sindicatos por oficios era inútil para el conjunto de los trabajadores porque anulaba la posibilidad de la solidaridad obrera
La década de los noventas fue para el movimiento obrero norteamericano una nueva fase de luchas, el asesinato de los trabajadores de Chicago era una muestra de que luchar era una cuestión que podía costar la vida y por lo tanto se tendrían que afrontar las consecuencias correspondientes.
En esos años destacó la huelga de los trabajadores del acero de la Carneggie Steel Co. en Homestead. Cercana a la ya tradicionalmente combativa Pittsburgh en Pennsylvania. Los trabajadores del acero estaban fuertemente organizados y sabían de las intenciones de la empresa de reducir costos, es decir bajar salarios, para mantener la competitividad de la empresa. A sabiendas de que habría una negativa rotunda del sindicato, el encargado de la empresa Henry Frick decidió cerrarla y de este modo deshacerse de los sindicalizados para después recontratar a aquellos que quisieran venderse en las oprobiosas condiciones de la Carneggie.
En 29 de junio estalló la huelga. Homestead estaba comunicada a Pittsburgh por medio del río Monohaghela, la madrugada del 6 de julio en una barcazas unos 300 policías privados "pinkerton" intentaron penetrar a la empresa. Fueron descubiertos y se desató un tiroteo. Los trabajadores, luego de una batalla de varias horas lograron derrotar a los rompehuelgas generándoles muchas bajas e inutilizando los medios con los que se trasportaban. La única opción era entregarse a los huelguistas si no querían morir ahogados, finalmente lo hicieron y fueron enviados de regreso a Pittsburg, derrotados y humillados, se dice que 14 de ellos murieron y 163 quedaron heridos.
Fue un triunfo rotundo pero la burguesía temerosa de que su ejemplo cundiera decidió lanzar una ofensiva, esta vez empleando a la Guardia Nacional. Para el 10 de julio 8000 soldados atacaron y luego de no pocos esfuerzos lograron hacerse cargo de la situación.
La batalla se perdió heroicamente, no obstante la empresa reanudó sus labores con esquiroles y procesó a 60 trabajadores.
Big Bill Haywood
Esta fue sólo una batalla de las muchas que se desataron en aquel entonces; el 1892 en las minas de Idaho los soldados intervinieron para "reestablecer la paz social", entre los organizadores de la huelga estaba William Haywood, Big Bill para los conocidos, el cual consternado por la violencia con la que se reprimió la huelga se integró a la organización de la Western Federation of Miners (WFM) que organizó verdaderas insurrecciones en Cripple Creek entre 1893 y 1894. Dicha organización que rompió definitivamente con la AFL en 1896 conformó para 1898 la Western Labor Unión (WLU), Big Bill Haywood la encabezó procurando agrupar a los trabajadores no especializados y asumiendo un carácter cada vez más revolucionario.
William Haywood era un obrero norteamericano totalmente característico de sus tiempos, su experiencia en el trabajo pesado de las minas le daba una notable autoridad en el seno del movimiento, sabia lo que a los trabajadores enardecía y no dudaba en expresarlo, era fiel a una causa y a los hombres que como Debs la dirigían, no obstante nunca fue capaz de elaborar alternativas políticas propias y ello a la larga limitó mucho su papel, no obstante con todo el movimiento obrero norteamericano tuvo en Haywood una figura legendaria que la burguesía aún odia porque representa lo más genuino y abnegado de la clase obrera norteamericana.
En esos mismos tiempos Debs aprovechó la indignación nacional que provocó la represión en Homestead para lanzar una organización sindical de todo el sector ferrocarrilero la American Railway Union (ARU), con la cual lanzó una huelga victoriosa en contra de la línea de ferrocarril Geart Northen. La victoria se logró a pesar de la oposición de los sindicatos por oficios ligados a la AFL que abiertamente se le opusieron como un modo de quedar bien con los patrones y de ese modo tratar de negocias algún beneficio particular. La razón del triunfo se encontró en que el movimiento logró apelar a la solidaridad de los trabajadores de todos los oficios sojuzgados por el mismo patrón, el ambiente social era favorable para la solidaridad de clase luego de la masacre de Homestead, Debs y sus compañeros lo aprovecharon muy bien logrado la afiliación a la ARU de más de 100 mil trabajadores.
En 1894 los trabajadores de Pullman se lanzaron a una huelga llevados por la desesperación provocada por una reducción de sus jornales, la huelga no tenia un sindicato que la dirigiera, era básicamente una reacción espontánea, Debs y la ARU se decidieron a solidarizarse considerando que era su obligación intervenir en apoyo de sus compañeros en la correcta idea de constituir un movimiento nacional de todo el sector ferrocarrilero, los trabajadores de todas las vías férreas, como había sucedido en 1877, se sumaron al boicot a los Pullman negándose a trabajar en el caso de tener que maniobrar con vagones de esa empresa. Nuevamente Chicago era el centro de batalla por el carácter de punto de confluencia entre distintos destinos del país y nuevamente fue ese punto en donde la burguesía decidió descargar toda su furia ordenando el desalojo de huelguistas. El enfrentamiento se extendió a decenas de localidades. La burguesía asesinó en esa ocasión a 25 trabajadores y encarcelo a Debs. Nuevamente una lucha era sofocada por las armas y por la acción de esquirolaje de la ALF, que por supuesto buscaba sacar provecho de la situación a costa de sus hermanos de clase.
No obstante dentro de la AFL no todo era corrupción, Daniel de León, estaba desarrollando un trabajo desde dentro de la AFL procurando enfrentar las políticas de Gompers con planteamientos totalmente clasistas. Casi en el mismo momento en que la WLU de Big Bill entraba a la AFL, -intentando cubrirse las espaldas con el liderazgo minero de Jhon McBride-, Daniel de León decidió que la lucha dentro de la AFL era inútil y lanzó la Socialist Trade and Labor Aliance (STLA). Al parecer salía justo en el momento en que la AFL se dotaba de un sector minero combativo y se abrían las perspectivas para que una orientación revolucionaria como la de De León tuviera un eco superior a los afiliados socialistas dentro de la AFL.
De León decidió formar una organización de sindicalistas convencidos pero extremadamente pequeña y con el mismo problema que enfrentaba en la AFL, es decir con sindicatos de oficio, no porque así lo quisiera De León, sino porque no tenían la fuerza como para lanzar un sindicato de todo un sector industrial. (Guerin, Daniel, ¿A dónde va el pueblo norteamericano, Buenos aires ,1954).
Por supuesto cuando la izquierda de De León se escindió la derecha no tardó en acusarlos de divisionistas y en emprender una cacería de brujas contra todos los elementos izquierdistas que quedaban, en esas circunstancias Samuel Gompers retomó el control de la AFL, lo que forzó al grupo de Big Bill, mucho menos politizado que el de De León a retirarse también de la AFL.
La AFL llegó a contar en los siguientes 10 años con cerca de 2 millones de afiliados mientras que la STLA de De León no pasó de 20 000, es altamente probable que la escisión de De León haya cortado las posibilidades de una fuerte ala de izquierdas justo cuando esta se hacia más necesaria, por otro lado significó el asilamiento de los sectores más combativos con el resto de la clase.
El Partido Socialista
"La cuestión es capitalismo o socialismo. Yo estoy a favor del socialismo porque estoy a favor de la humanidad"
Eugene Debs
Durante ese periodo y más aún cuando se conformó el Partido Socialista en 1901 se sostuvieron secciones simpatizantes o abiertamente socialistas que abiertamente desafiaban la hegemonía de Gompers, la batalla contra los elementos de izquierda se sostuvo hasta 1912 cuando se dieron algunas expulsiones, no obstante aún después de ese periodo la AFL tuvo que enfrentar el hecho de que sus propios afiliados, con el aval o no de su dirección llegaron a escenificar luchas sindicales combativas y es altamente probable que la actitud sectaria de De León haya a la larga dificultado que el ala izquierda asumiera posiciones verdaderamente revolucionarias facilitando la tarea de Gompers.
Los siguientes años estuvieron plenos de dificultades para los activistas combativos del movimiento obrero norteamericano; con el pretexto de la alteración de la "paz social" de Homestead los grande magnates del sector metalúrgico prácticamente militarizaron la industria y persiguieron salvajemente todo tipo de sindicalización.
En este marco los Estados Unidos entraron de lleno a la fase imperialista estableciéndose una notable concentración de riqueza y centralización de la economía, en 1897 había 87 consorcios que combinados sumaban 1500 millones de dólares, para 1904 la cifra era de 318 que poseían unos 7000 millones de dólares.
La clase obrera no aumentaba sus ingresos al ritmo que la burguesía acumulaba, de hecho en muchos casos los veía reducidos producto de la competencia entre consorcios. En 1904 la octava parte de la población vivía en la miseria mientras que en esos tiempos cada años se integraban a la fuerza laboral alrededor de un millón de inmigrantes.
A la represión se añadió el pretexto del asesinato del Presidente William McKinley en a manos de un anarquista León Czlgosz. Gregorio Selser señala que en 1904 "198 hombres habían resultado muertos en piquetes, en manifestaciones en treinta estados, 1966 habían sido heridos y 6 mil 114 arrestados".
Esta es tan sólo una pequeña muestra del carácter "pacifico" y "civilizado" del progreso capitalista para la clase obrera.
En este marco el problema de los sindicalistas revolucionarios y el de los socialistas en general consistía en enfrentar una patronal tan salvaje como la misma policía del Zar al mismo tiempo que competía con un sindicalismo oficial como el de la AFL, que se veía favorecido por el ambiente mediante el chantaje "o aceptas un sindicato razonable de la AFL o te enfrentas a los anarquistas", hasta cierto punto aceptar a la AFL era una forma de comprar protección.
De forma paralela distintas agrupaciones dieron como origen al Partido Socialista, al que finalmente se integró Eugene Debs.
Si bien numéricamente el Partido Socialista no era muy importante surgió en un momento en el que se podía constituir rápidamente como un polo de referencia, Debs acabada de salir de la cárcel y aún mantenía influencia dentro del ala radical del movimiento ferrocarrilero, que aunque muy golpeado seguía dando batallas. Mientras tanto De León mantenía su pequeño sindicato socialista y si bien mantenía su Partido Laboral Socialista no dudaba en colaborar con los elementos revolucionarios del Partidos Socialista, más aún cuando en 1901 se afilió Big Bill Haywood junto con su incansable y combativa WFM. Ernesto Guevara algún día dijo "si no hubiera algún otro factor de unión, el enemigo común debe constituirlo"(Argel, 1965) y al parecer en torno al Partido Socialista se abría un espacio en donde confluían aquellos combatientes proletarios que durante la década anterior habían dado luchas a muerte contra el capital y que se fueron acercando por la vía de la experiencia a las ideas del marxismo. Las perspectivas eran buenas aún en el marco del ambiente de linchamiento social que la burguesía no abandonaba desde los levantamientos de 1877. El ala socialista del movimiento contaba en sus filas a De León era el activista más formado de esa época, a Debs el dirigente más respetado y Haywood el más atrevido.
Cuarta parte: La lucha por un gran sindicato industrial
Estamos aquí para unir a los trabajadores en un movimiento obrero que tendrá como propósito la emancipación de la clase obrera de la esclavitud del capitalismo"
William "Big" Haywood
Nace la IWW
En este marco estalló una nueva lucha en el bastión de la WFM, las minas de carbón de Cripple Creek, Colorado, la cual se prolongo durante 15 meses entre los años de 1903 y 1904. Para sofocarla el gobernador mando a todo un ejército que asesinó 42 trabajadores, y detuvo a 1345.
La magnitud de la represión con la que se sofocó la huelga de Cripple Creek, que a pesar del cerco informativo que se le tendió generó enorme indignación llevó a los diversos dirigentes del Partido Socialista y del Laboral Socialista a llamar a la formación de una organización sindical, totalmente adherida a los principios de a lucha de clases y la anulación del capitalismo como sistema social, así el 27 de junio de 1905 se realizó en Chicago una reunión que declaró la conformación de Industrial Workers of the Word (IWW). Una organización que entre otras cosas planteaba:
"La clase trabajadora y los patrones nada tiene en común. No podrá haber paz mientras que millones de trabajadores padezcan hambre y necesidades y los pocos que forman la clase capitalista disfruten de las cosas buenas de la vida. La lucha deberá proseguir entre estas dos clases hasta que todos los trabajadores del mundo se unan, en el terreno político y en el laboral, bajo la enseña de una gran central obrera que asume y controle todos los medios de producción y distribución, y los administre para beneficio de todos los productores de riqueza".
La IWW era una organización militante y centralizada que rechazaba abiertamente las divisiones de trabajadores por oficios, estaba dedicada a organizar a trabajadores de todos los sectores sin establecer barreras para los informales. Al mismo tiempo, alimentada por el odio a la política traidora de la AFL generó un repudio casi absoluto a las formas de organización "burocratizada", según su punto de vista ello significaba la menor cantidad de locales y liberados posibles. Ello le confería una gran movilidad y flexibilidad, no obstante todo esto al mismo tiempo impedía que su presencia se consolidara, por ejemplo, se dice que por las IWW pasaron alrededor de un millón de obreros, no obstante nunca pasaron de ser decenas de miles en un momento dado.
Los IWW surgieron inmediatamente como el motivo de pesadillas tanto de los burgueses como de los burócratas sindicales de la AFL, por ello ante la primera oportunidad intentaron aplicarles a los dirigentes de la IWW la misma receta que a los mártires de Chicago. El 30 de diciembre de 1905 el odiado gobernado de Idaho fue asesinado por una bomba, la policía encontró el pretexto que necesitaba y fabricando las historias más disparatadas encarceló a los dirigentes de la IWW Moyer, Haywood y Pettibone, los cuales incluso fueron secuestrados durante el mes de enero de 1906 de su estado de residencia, Colorado, para juzgarlos y asesinarlos legalmente.
Nuevamente la historia se repetía, los jueces avalaron el secuestro de los dirigentes con los pretextos más pueril, no obstante el recuerdo de que seis años después de los asesinatos de Chicago, estos habían sido declarados inocentes, generó el espacio para lanzar una masiva campaña de defensa de los IWW. Cientos de miles se movilizaron generándose un ambiente explosivo, sobre todo en las ciudades industriales como Boston, Chicago, Nueva York. La revolución rusa de 1905 era una noticia reciente y si era una señal de que pese manejar todos los resortes del estado la burguesía podía caer en una situación controlable. De este modo la campaña de defensa de los IWW encarcelados terminó triunfando cuando luego de 18 meses de subterfugios por fin fueron declarados inocentes el 29 de julio de 1907.
En aquellos tiempos, a diferencia de las primeras luchas sindicales había un franco apoyo del Estado al ala derechista de la AFL de Gompers por parte de un sector de la burguesía que aceptaba como un mal necesario la existencia de sindicatos, y en esa lógica optaban por aquel tipo de sindicalismo con el que se podía negociar, ello generó que a la hora de la tradicional campaña de linchamiento, al mismo tiempo que se acusaba a los IWW de "sindicalistas criminales" se exaltara e impulsara a la AFL.
Las posiciones políticas dentro del IWW
Como hemos señalado en el seno de la AFL siempre habían existido secciones afines al socialismo, en este caso al Partido Socialista, el cual como ya hemos señalado también tenía un sector dentro de la IWW. En estas circunstancias era natural que se diera un debate dentro de la IWW, este se desarrolló en el marco de la detención de Haywood y compañía. De hecho la WFM atendiendo al canto de las sirenas se separó en 1907 de la IWW para integrase en 1911 a la AFL. Esta fue la única separación de carácter más bien de derecha dentro de la IWW.
Los grupos que habían contribuido a la formación de la IWW enfrentándose a una nueva situación y afectados por las presiones de reaccionar ante los reformistas de la AFL, tendieron a dividirse de forma profunda.
Por un lado estaba Daniel de León que mantenía acuerpado a un sector de la IWW gracias a la antigua STLA, el cual era un grupo que trataba de orientarse en sentido marxista que no aceptaba caer en los prejuicios del apoliticismo que las condiciones de represión y la traición de muchos dirigentes estaba provocando. El grupo de De León ponía en primer plano la necesidad de la construcción del partido revolucionario y al movimiento sindical como un instrumento fundamental, pero no por encima de la función del partido como elemento sintetizador del carácter de clase del proletariado. La cuestión electoral era para ellos sólo útil para hacer propaganda pero no le veían sentido como medio de construcción del socialismo. En suma eran revolucionarios aunque su concepción un tanto sectaria de la construcción del partido los llevó al aislamiento.
Otro grupo era el que se había agrupado en torno a Big Bill, el cual daba énfasis a la formación del sindicato industrial como el elemento clave tanto como instrumento de lucha contra el capitalismo como instrumento de construcción de la nueva sociedad socialista, no negaba la lucha política pero para este sector, -fundamentalmente concentrado entre los trabajadores no calificados del Oeste-, el sindicato siempre que lograra abarcar a todos los asalariados podía jugar ese papel político revolucionario.
La construcción del partido revolucionario no era para ellos un problema fundamental, Big Bill se mantenía como miembro del Partido Socialista, organización lo suficientemente laxa como para que ello no le implicara responsabilidades mayores a la tarea de convertir a la IWW en el instrumento para la toma del poder. Los seguidores de Big Bill no eran anarquistas, el estado revolucionario tendría que ser firmemente centralizado y dirigido por el sindicato, comprendían la necesidad de un instrumento de lucha de toda la clase y consideraban que el sindicato era la respuesta a esa necesidad. Lenin y Trotsky encontraron la respuesta en el soviet, y probablemente esa hubiera sido la alternativa más adecuada a las inquietudes revolucionarias de los sindicalistas de esta vertiente, lamentablemente no la consideraron y ello limitó bastante sus alcances. Eran víctimas de la enfermedad infantil del izquierdismo, aunque sin duda entre sus filas se encontraban los mejores luchadores de la clase obrera norteamericana de aquel entonces.
Junto a estas tendencias estaban los Anarchist Industrial Unionists (Sindicalistas Industriales Anarquistas), los cuales eran herederos de las corrientes anarquistas de Chicago y que se nutrían de la inmigración especialmente la italiana. Repudiaban la acción política y suponían la desaparición del estado y con ello la libre asociación de comunas después de la revolución. Eran en suma anarcosindicalistas hechos y derechos con todas las virtudes y vicios de esa corriente.
La IWW también incluía al grupo de Debbs, el cual dirigía el ala izquierda del Partido Socialista y mantenía al mismo tiempo gran simpatía con todas las acciones de la IWW sin importar la tendencia que las encabezara, su papel era más bien de simpatizante y así permaneció cuando estalló el conflicto entre al grupo de los socialistas de izquierda de De León y el de los industriales de Haywood.
Los IWW se escinden
En 1908 los grupos Industriales, seguidores de Big Bill propusieron una enmienda a la declaración antes señalada que planteaba:
"La clase trabajadora y los patrones nada tiene en común. No podrá haber paz mientras que millones de trabajadores padezcan hambre y necesidades y los pocos que forman la clase capitalista disfruten de las cosas buenas de la vida. La lucha deberá proseguir entre estas dos clases hasta que los trabajadores del mundo, organizados como clase, tomen la posesión de la tierra de la maquinaria de producción y supriman el sistema del salario".
La reacción de lo socialistas de izquierda fue proponer:
".La lucha deberá proseguir entre estas dos clases hasta que todos los trabajadores del mundo se unan, en el terreno político, bajo la bandera de un partido político revolucionario orientado por los intereses de la clase obrera y, y en el terreno laboral, bajo la enseña de una gran central obrera que asume y controle todos los medios de producción y distribución, y los administre para beneficio de todos los productores de riqueza".
No hubo posibilidad de conciliar posiciones, aproximadamente un tercio de la militancia de la IWW se agrupo en torno a De León ubicando como su centro nacional a la ciudad de Detroit. Los dos tercios restantes, que integraban tanto a industriales como anarquistas tomaron como centro de operaciones la ciudad de Chicago.
Mientras tanto Debs decidió concentrarse en la actividad del Partido Socialista. Donde también libro sus propias batallas en contra del ala derecha radicada en Wisconsin, dirigida por el inmigrante alemán Victor Berger
Los IWW se dedicaron a la agitación en torno a demandas ya se de una sector en particular de la clase obrera, como la industria textil o de demandas generales como la lucha por la libertad de asociarse, reunirse o manifestarse de los obreros.
En Lawrence, Massachussets, los IWW organizaron una huelga textil que abarco a más de 25000 trabajadores de la compañía American Woolen Company, los cuales eran fundamentalmente inmigrantes europeos de diversas nacionalidades. Los IWW llevaron activistas de diversas regiones y los concentraron en dicha huelga aprovechando la diversidad étnica de sus activistas, con ello lograron superar la barrera del idioma que dificultaba la acción coordinada de los trabajadores. Gracias a ello lograron movilizar grupos masivos que se infiltraban entre las filas de los esquiroles y que a la hora de intentar entrar en las fábricas generaban tal alboroto que imposibilitaban el funcionamiento de las empresas. Como si se tratara de un ritual, aunque los patrones a la larga cedieron ante la movilización obrera, los patrones se las arreglaron para ordenar la detención de dos de los dirigentes del movimiento: Joseph Ettor y Arthur Giovannitti, acusándolos de un asesinato. La movilidad de los activistas de la IWW logró rápidamente suplir a los detenidos y entonces comenzó una lucha por partida doble, por un lado en contra de las reducciones salariales que se pretendían implementar y por el otro por la liberación de Ettor y Giovannitti. Al final debido a la solidaridad de clase que se extendió por todo el país se obtuvo una victoria en ambos frentes.
Paralelamente la IWW de De León logró importantes triunfos en Lowell y Paterson, no obstante a pesar de que miles se integraron a las IWW fueron pocos los que se mantuvieron dentro de ellas, la razón era que como hemos señalado estas organizaciones rechazaban la idea de la organización formal que incluyera aparato al cual de atribuían poderes místicos de degeneración, en esa circunstancia sólo permanecían dentro de las IWW aquellos que decidían entregarse a la tarea del activismo, ello por supuesto impidió que se convirtieran en organizaciones de masas aunque efectivamente protagonizaron las movilizaciones de masas más importantes de las dos primeras décadas del siglo XX en los Estados Unidos.
Los militantes de la IWW acostumbraban desafiar las restricciones a la libertad de manifestación y asociación procurando no caer en situaciones de violencia que justificaran la represión abierta. No obstante durante esos tiempos la burguesía nunca cesó de ejercer la costumbre por derramar sangre obrera, ya fueran trabajadores organizados o no.
Ofensiva contra la izquierda
En 1914 se tuvieron accidentes laborales tales que 35 mil obreros murieron en accidentes de trabajo, Un hecho que conmovió a la opinión pública fue la muerte de 147 obreras, de 500 que se encontraban trabajando encerradas dentro de un taller de la Triangle Shirwaist Company de Nueva York. Las trabajadoras no podían salir debido a que las puertas estaban bloqueadas para que no fueran a retirarse antes del fin de turno y cuando un incendio estalló algunas incluso saltaron al vació tratando de escapar de las llamas, otras murieron carbonizadas o asfixiadas. Dicho acontecimiento llevó a las activistas de la segunda internacional, especialmente a la alemana Clara Zetkin, a proponer la conmemoración del día de la mujer trabajadora.
El 20 de abril de 1913 en Colorado fueron asesinadas 22 personas, entre ellas cuarto niños cuando, la policía estatal reprimía una huelga en una de las propiedades de los Rockefeller, dicha masacre no fue la única que se desarrollo durante la huelga, pero si la más impactante, los trabajadores prácticamente fueron quemados vivos por la policía. Todo para que los Rockefeller no tuvieran pérdidas.
Otro "asesinato legal" perpetrado por la burguesía fue el del poeta de origen sueco Joe Hill quién fue acusado de asesinato por participar en una huelga de de albañiles en Utha. Esta vez los jueces utilizaron toda su creatividad para justificar de manera firme, al menos para las normas burguesas, la ejecución de Hill.
Otro caso que muestra el grado de hipocresía al que pude llegar la justicia burguesa cuando se trata de atracar a los trabajadores fue el de los hermanos McNanamara; en 1910 el sindicato de la ALF de estructuras metálicas de Los Ángeles hizo estallar una huelga. El gobierno de la ciudad trató de aplastarla prohibiendo los piquetes y arrestando en masa a los sindicalistas. Como siempre sucede la burguesía organizó una campaña de linchamiento mediático para justificar la represión la cual fue encabezada por el periódico Los Ángeles Times, en ese marco estalló una bomba en el edifico de dicho periódico matando a 21 personas. Los agentes policiales descubrieron que el autor del bombazo era James MacNamara, el cual no pertenecía a ningún grupo ni sindical ni político, pero que tenia por costumbre realizar atentados dinamiteros en los cuales no hubo víctimas mortales. El atractivo para la policía era que James era hermano de John, el secretario general de sindicato, que había encabezado la lucha de los trabajadores de los Ángeles y que aunque no tenía nada que ver con la explosión, de hecho no estaba en la ciudad y no estaba entrado de las actividades de su hermano, se le chantajeó en el sentido de que de declarará culpable a cambio de no condenar a su hermano a la pena de muerte.
El acontecimiento se utilizó para generar una campaña de ataques que llevó al ala derecha del partido socialista a expulsar de la dirección nacional a Big Bill Haywood en 1913, -aunque este no tenía nada que ver-, como una forma de mostrarse ante la opinión pública como una organización decente.
Al aproximarse la guerra el movimiento obrero norteamericano fue atacado por la andada ideológica burguesa que exigía, no sólo cesar la actividad sindical sino sumarse a los esfuerzos a favor del triunfo del bando "aliado" en la guerra, esto sobre todo después que en 1917 el presidente Wilson decidió declararle la guerra a Alemania. En ese año se desata una cacería en contra de los las organizaciones y dirigentes del sindicalismo revolucionario. Si antes de la entrada en la guerra la opinión burguesa era su actividad era "antiamericana", al entrar en el conflicto simplemente se les trató como a criminales comunes.
A una ola de huelgas en diversos sectores, tanto dirigidas por la IWW como por la AFL, se desató una nueva cacería de brujas: bajo el pretexto de una ley contra el espionaje se allanaron locales y se detuvieron activistas, sobre todo de la IWW, entre ellos Haywood quién fue condenado junto con otros compañeros a 20 años de cárcel. La campaña por liberarlo sólo consiguió un breve periodo de libertad que aprovechó para escapar a la Unión Soviética. Es altamente probable que de no haberlo hecho hubiese acabado sus días en la cárcel o ejecutado.
El Partido socialista de Debs se mantuvo en términos generales del lado, ya sea de la denuncia de la guerra como una conflagración imperialista o en manteniendo una Pacifismo abstracto, no obstante cuando el conflicto estalló fue evidente el surgimiento de un ala abiertamente a favor del apoyo al gobierno (Walling, Spargo, Simons). La cual si bien no fue significativa si fue básica para la formación de un bloque, que junto con la derecha tradicional de Victor Berguer, realiza una purga en 1919 ante el temor de que los comunistas se hicieran del control del partido.
El final de la guerra no significó una tregua en contra del sindicalismo revolucionario o las ideas socialistas, más bien todo lo contrario. En triunfo de la revolución socialista de octubre en Rusia generó una enorme efervescencia entre los sectores más radicalizados del movimiento obrero.
En 1918, en el marco de la histeria anticomunista, se promulgó una ley en contra de la sedición, la libertad de organización, reunión y manifestación quedaban anuladas especialmente si se trataba de socialistas revolucionarios. La policía infiltró organizaciones con provocadores especialmente dedicados a incitar a actos violentos para después entregar a los activistas más comprometidos, en este marco fue detenido Eugene Debs por hablar contra la guerra, aún a pesar de que había pasado ¡un año de que esta había terminado!
De León había muerto en 1916 y tanto el Partido Laboral Socialista que el dirigía como la IWW fiel a sus ideas quedaron ausentes de orientación por lo que su peso se fue reduciendo, aún más dado el carácter cada vez más sectario de su política. Mientras tanto Haywood y Debs estaban presos y la IWW prácticamente proscrita, al parecer la burguesía -que cree que los trabajadores luchan porque hay agitadores profesionales que los embaucan para hacer cosas malas-, podía estar tranquila pero no era el caso. Un ejemplo, aunque no el único del ambiente de radicalización que emergió en este contexto fue la lucha que desde dentro de la AFL dirigió Wiliam Z Foster, que había sido elegido para organizar a los trabajadores del acero. Foster había sido miembro de la IWW, no obstante se negó a abandonar la actividad dentro de la AFL y cubierto por elementos de izquierda dentro del sindicato pudo arriba a una posición de dirección en un momento clave.
Desde la masacre de Homstead, los propietarios de las empresas acereras mantenían una prohibición estricta de la actividad sindical, no obstante las condiciones de trabajo habían generado que los trabajadores de diversos orígenes y orientaciones formaran sindicatos los cuales fueron creciendo. En un momento determinado, para enfrentar más eficientemente tanto la represión como sus reivindicaciones, trataron de formar una sindicato único del sector para lo cual crearon un comité de organización. Cuando sintieron la suficiente fuerza exigieron un contrato colectivo, la reinstalación de compañeros detenidos y la desaparición de los sindicatos blancos. Todas estas demandas fueron rechazadas por lo que, a pesar del ambiente represivo, se lanzaron en septiembre de 1919 a una huelga general del sector, 300 mil trabajadores participaron resistiendo mes y medio el asedio de la policía la cual asesinó durante el conflicto a 19 obreros. Los obreros del acero sufrieron una derrota más, y el consorcio acerero creyó que no se volverían a levantar. Pasarían algunos años pero nuevamente lo harían.
Mientras tanto Foster se volvió miembro del partido comunista que estaba naciendo desde dentro del partido socialista, su trayectoria quedo marcada por del comunismo en Estados Unidos, para bien y para mal.
El fin de los IWW
El problema fundamental de los IWW se debió tal vez a su incapacidad para adaptarse a la nueva situación que se desarrolló en el marco de la guerra mundial, de hecho había en el seno de la dirección de la misma la idea de que las condiciones previas al conflicto regresarían luego de terminado este, una parte de los IWW establecieron que sería necesario centrar la lucha en contra de la guerra mundial aún a costa de poner en riesgo la organización, Frank Little, uno de los líderes de la fracción anteguerra señalaba: "IWW se opone a todas las guerras y debe hacer todo lo que pueda para impedir que los obreros empuñen las armas"(...) "Mas vale morir combatiendo que abandonar" (citado en Historia del movimiento obrero - Los IWW (1905-1921): el fracaso del sindicalismo revolucionario en EE.UU, J Grevin)
Frente ha estas posiciones correctas tanto Haywood conestaba con la incertidumbre: "Mantén la cabeza fría; no hables. Muchos ven las cosas como tú, pero la guerra mundial tiene poca importancia comparada con la gran guerra de clases... Me siento incapaz de definir los pasos que hay que dar contra la guerra"(carta a Frank Little).
Por supuesto que estas posiciones de un dirigentes como Haywood mostraban la incertidumbre en la dirección de los IWW y ayudan a comprender el por que de su declive.
Otra muestra de esta falta de orientación fue su postura ante el sabotaje, el cual no estaba, ni vinculado directamente a la lucha contra la guerra, sino como más bien una salida individual que, según ellos podría acelerar la futura acción de masas. La falta de una política revolucionaria de frente a la guerra fue sustituida por loas a la "acción directa" confundiéndola en muchos casos con estas acciones individuales:
"Los actos individuales de sabotaje realizados con el fin de que la clase obrera saque provecho de ellos no pueden, de modo alguno, emplearse contra la solidaridad. Al contrario son un factor de unidad. El saboteador solo se compromete a sí mismo y si toma tales riesgos es por su vigoroso espíritu de clase". (Walker C. Smith, Sabotage: Its History, Philosophy and Function, 1913)
La represión de la postguerra
La desorientación ideológica, la brutal represión, las debilidades organizativas y el surgimiento del movimiento comunista marcaron el final de la IWW. No obstante aún lograron encabeza luchas importantes como la lucha de los astilleros de Seattle en enero de 1919 que logró agrupar a cerca de 60 mil trabajadores que se sumaron en solidaridad con los trabajadores de la construcción de barcos. Cabe aclarar que si bien los dirigentes eran miembros de la IWW lo hicieron como miembros de la AFL cuyos sindicatos locales apoyaban la lucha. Al parecer al final los hechos confirmaban que la intervención dentro de la central reformista no era una mala idea.
Como sea la respuesta del estado también fue la represión salvaje, al grado de que el 10 de febrero el dirigente nacional de la AFL Gompers forzó a su levantamiento.
En un ambiente de movilizaciones, de histeria anticomunista y ante la escasez de miembros de la IWW a quienes detener, se lanzó una campaña en contra de los anarquistas.
El 7 de noviembre se organizaron redadas en todo el país para detener anarquistas o sospechosos de serlo, para el 21 de diciembre se les deportó en un barco a la Unión Soviética, acto por demás arbitrario y falto en absoluto de procedimientos legales pero ¡Al diablo con la ley! Había respondido alguna vez Sherman Bell, militar a sueldo de burgueses, que se dedicaba a detener sindicalistas, cuando se le demostró que su accionar era ilegal durante una más de las jornadas represivas de Cripple Creek en 1904.
Durante esta ola de detenciones y represión se detuvo en el estado de Massachussets a los activistas anarquistas y miembros de la IWW Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. Se les acusó de participar en algunos asaltos bancarios en donde hubo algunos muertos. En realidad, como había sucedido en casos anteriores, todo era una especie de montaje para verter un poco de sangre que la opinión pública estadounidense estaba exigiendo en el marco de la campaña de linchamiento que había tenido su cenit con la expulsión de los anarquistas a la Unión Soviética. Es decir la burguesía necesitaba unos anarquistas asesinos para justificar su ola represiva y a falta de casos verídicos armo una trama en donde los activistas Sacco y Vanzetti, víctimas de las circunstancias, fueron utilizados como chivos expiatorios.
Al perecer ellos y otros compañeros trataban de ocultar material que la policía pudiera utilizar en su contra, dado que se estaban efectuando detenciones y torturas, producto de las cuales ya había muerto Andrea Salsedo. El pretexto del automóvil se combinó con la firme intención de jueces, jurados e incluso el abogado "defensor" John Hahey, apara condenarlos a muerte.
La lucha por evitar su ejecución se prologó durante seis años, durante los cuales su defensa se convirtió en motivos de movilizaciones, huelgas y protestas por todo el mundo. Lamentablemente para el estado burgués norteamericano era necesario ejecutarlos como un modo de poder ejemplo y lo hizo.
Quinta parte: Auge y crisis en el movimiento obrero
Surgimiento del Partido Comunista
Durante dicho periodo en el terreno político el acontecimiento más importante fue, sin duda el surgimiento del Partido Comunista de los Estados Unidos, precisamente en el marco de la histeria antiobrera suscitada en la burguesía norteamericana con el triunfo de la revolución bolchevique.
En esas circunstancias el Partido Socialista tuvo que enfrentar el hecho de que diversas de sus secciones, estaban entusiasmadas con el triunfo bolchevique y consideraban que el paso más importante que el partido debería dar era su adhesión a la III internacional y al mismo la adopción de la táctica que le había dado el triunfo a los obreros rusos.
Los sectores de derecha dentro del PS, así como diversas posiciones que si bien se habían mantenido en una posición formalmente antiguerra decidieron dar la batalla dentro del partido antes de que el comunismo se volviera mayoritario.
Ya en 1918 los recién llegados inmigrantes eslavos que se habían adherido al PS, publicaron Revolucionary Age, que era el órgano de información de un liga comunista adherida al PS, su editor Louis Fraina publicó así mismo diversos materiales decididamente favorables al bolchevismo y comenzó a organizar, algo así como una fracción bolchevique. Por supuesto su crecimiento fue rápido y en poco tiempo tanto las secciones locales de Chicago y Nueva York se declararon favorables a los comunistas.
La reacción de la derecha, que aún controlaba el ejecutivo nacional pero que temía que en la siguiente conferencia perderían el control del partido, decidió la expulsión de la sección de Nueva York y la formación de otra sólo con incondicionales.
En junio de 1919 la izquierda de Nueva York decidió realizar una conferencia nacional de grupos comunistas y prepararse para dar la batalla para la siguiente convención. No obstante la derecha nuevamente se adelantó y expulsó a todas las secciones que sospechaba simpatizaban con los comunistas, algunas de ellas, como la de Massachussets eran inocentes, pero la expulsión los llevó a adherirse a la izquierda. Más de la tercera parte del partido resultó expulsado de esas purgas. Con ello se evitó que la izquierda se apoderara del partido aún a costa de destruirlo.
A la conferencia de junio se formaron dos alas, una que pugnaba por continuar trabajando dentro del PS para ganar a la mayor parte de las secciones restantes. Se aproximaba la convención nacional y según los cálculos de esta ala, aún con las expulsiones tenían la posibilidad de ganar al partido. La otra que planeaba proclamar de una vez al PC. Al no llegar a un acuerdo se decidió fundar un partido comunista, mientras que el ala que pugnaba por el trabajo interno se preparó para la siguiente convención socialista. Cuando ésta se llevó acabo la derecha apoyada por la policía impidió a los comunistas participar en ella, por lo que no quedó otra que proclamar un Partido Comunista Laborista.
En 1920 luego fuertes presiones para la unificación ambos grupos integraron el partido socialmente reconocido por la III internacional, no obstante las diferencias continuaron. La represión estaba en su apogeo y había quienes consideraban que había que formar una organización legal pero dirigida por el partido en la clandestinidad, otra que consideraba que mantener un trabajo clandestino no era necesario y si muy riesgoso, dicha opinión se vio reforzada cuando en 1922 la policía obtuvo los archivos del trabajo clandestino del PC.
El trabajo entonces se desarrollo en torno a la figura legal del Partido Obrero, en un primer momento Foster, -el dirigente sindical ya señalado en líneas anteriores-, Earl Browder (luego un lamentable agente estalinista que destruiría al PC) y James Cannon, (el fundador del trotskysmo norteamericano), formarían juntos un ala que lograría en esos primeros años dirigir las actividades de los comunistas norteamericanos.
Foster, que sería en esos años el principal dirigente, mantuvo constantes virajes, era natural en la medida de que en esos años de luchas en el seno del Partido Comunista de la Unión Sovietica no estaba clara para casi nadie. Cuando el estalinismo logra controlar a la III internacional Foster termina disciplinándose mientras que James Cannon y Max Schachatman son expulsados junto con los mejores elementos del PC forman la oposición de izquierda norteamericana.
Foster pese a ser, en sus primeros años un buen activista del movimiento obrero, nunca fue capaz de elaborar política por sí mismo, aún así el estalinismo no se sentía seguro con su dirección y luego de la expulsión de los trostkystas fue también destituido para colocar en su lugar a Earl Browder, quién se encargaría de someter al PC a la burguesía Norteamericana
Los comunistas norteamericanos, tenían tanto potencial de crecimiento y desarrollo como los de cualquier otra parte del mundo, lamentablemente la situación que privaba en la III internacional provocó que todos los esfuerzos de aquellos esforzados activistas quedaran desperdiciados. Como en todos los países, los entusiastas comunistas de principios de los veintes se arriesgaban a todo, afrontaban todo e iban a todos los sectores para construir el partido, sin duda hubieran sido un buen sucesor de los IWW, pero la enorme influencia de la Unión Soviética en la III internacional en lugar de ser utilizada para animar y fortalecer la formación sana del partido en Estados Unidos y en otras partes del mundo, se empleo para ganar hacer a un lado a los auténticos revolucionarios en aras de proteger a la burocracia que estaban usurpando el poder en Rusia,
Los trotskystas y las luchas de los treintas
Como sea la situación de finales de los veintes en el seno del movimiento obrero norteamericano era realmente endeble, la IWW habían pasado a mejor vida, lo mejor de sus activistas estaba dedicado ahora a formar el PC, la AFL había pasado de 4 millones de afiliados en 1920 a 2 millones 750 mil en 1930.
El vertiginoso desarrollo del capitalismo norteamericano se aproximaba a una debacle no obstante el trabajo estaba hecho, la gran industria dejaba al especialista de los tiempos de gloria de la AFL fuera de contexto. En las grandes fábricas, como la Ford o la General Motors, donde los sindicatos estaban prohibidos, en las grandes minas, en la industria del acero, había una insatisfacción que sólo se compensaba con la esperanza de que hubiera esa salida individual que con esfuerzo se podría lograr.
La crisis del 29 acabó con esa esperanza, el shock fue tal que sólo unos años después la explosión estallaría, pero lo haría con una energía superior desde el punto de vista colectivo a cualquier otra época en la historia obrera de los EE UU.
En el seno de la AFL las cosas empezaban a cambiar, luego de la caída de afiliación de 1930, la irrupción de activistas en su seno que buscaban alternativas más allá de la organización por oficios comenzaba a desarrollarse.
James Cannon dirigente de la Liga Comunista de América (los trotskystas) en esos tiempos señala:
"A pesar del gran conservadurismo y la corrupción de la dirección de la AFL, insistimos en todo momento que los militantes no debían separarse de esta corriente importante del sindicalismo norteamericano y no debían establecer sindicatos propios, artificiales e ideales que estarían aislados de las masas. La tarea de los militantes revolucionarios, como la definimos, era penetrar en el movimiento obrero tal cual era y tratar de influenciarlo desde adentro. La AFL citó una convención en octubre de 1933. Esta convención, por primera vez en muchos años, registró una ola de crecimiento en número de miembros como resultado del despertar de los obreros, de las huelgas, y de la organización de campañas, las que 9 de 10 veces, eran iniciadas desde abajo. Los obreros fluían hacia los distintos sindicatos de la AFL sin el estímulo o la dirección de la burocracia anquilosada"(James Cannon Historia del trotskysmo norteamericano, Capítulo VII)
En el seno mismo de la AFL había una creciente corriente que impulsaba la necesidad de romper con la política tradicional de esa organización y avanzar hacia la extensión de la lucha a un nivel superior, los trotskystas surgen en ese entonces como uno de los grupos que buscaban abrir nuevos horizontes en la lucha del movimiento obrero norteamericano.
Rooselvelt atravesaba una administración de la crisis en la que llamaba a un nuevo pacto social "el nuevo trato" para superar la crisis, por supuesto a partir de las espaldas de la clase obrera en ese marco estalló una oleada de huelgas en 1933, no obstante el año que marco definitivamente que el movimiento obrero estaba definitivamente de pie fue 1934.
Ya en la primavera de 1934 los trotkystas había dirigido una lucha en Toledo, la característica peculiar es que esta había sido organizada por la liga de desocupados "Unemployed League". La organización de los desocupados para que, en forma militante, jueguen un papel en luchas como las de Auto-lite de Toledo, es una alternativa que en el marco de la crisis del capitalismo, ello también se ha demostrado con el movimiento de piqueteros en Argentina, guardando por supuesto, las distancias de procesos en contextos diferentes.
Ese sólo fue el preludio, en la zona de Minneapolis los trotsystas ya había iniciado un trabajo muy importante con los mineros del carbón. No obstante de pronto los trabajadores del transporte (Teamster Union), estallaron en un lucha de proporciones nacionales, la situación particular que permitió la participación de los marxistas fue el hecho de que muchos de los militantes de la zona eran trabajadores tanto mineros como camioneros que combinaban ambas actividades dependiendo de la crisis en uno u en otro sector. Cuando la huelga en las minas triunfó la confianza se extendió a los trabajadores del transporte agrupados en torno a la AFL. Uno de los factores que permitió a los trotkystas una intervención exitosa fue la política hacia las organizaciones de masas que Trotsky impulsaba con todas sus fuerzas para romper el aislamiento de las débiles fuerzas de la Liga Comunista Internacional. En contraste, pese a la fuerza que les representaba el apoyo de la III internacional y de la URSS, los comunistas habían emprendido la tarea de construir sindicatos rojos, sectarismo puro, asilándose de las corrientes principales de lucha de los trabajadores.
Cannon en ese sentido señalaba: "Las masas, sin ayuda, desorganizadas en la industria, tienen un exagerado respeto por los sindicatos establecidos, no importa cuán conservadores, cuán reaccionarios pueden ser estos. Los trabajadores temen al aislamiento. En ese aspecto ellos son mucho más sabios que todos los sectarios y dogmáticos que han intentado prescribirles la forma exacta, detallada, de un sindicato perfecto".
Gracias a una táctica correcta y al apoyo de sectores de dirección media dentro del sindicato del transporte de la AFL los trotskystas lograron arribar a la dirección del movimiento. Para mayo la huelga estalló, la idea de los patrones era llevar a unas negociaciones a los dirigentes en las cuales, como solía suceder se les regañaría y amenazaría, Ante la prepotente actitud de los patrones, se estableció una política de extender la lucha a otros sectores.
La política correcta de los trotsystas permitió la realización de una huelga general la cual por supuesto se realizó tomando por sorpresa a la burocracia de la AFL y a los patrones.
Ante una situación inesperada y sintiendo que las cosas estaban fuera de control la patronal decidió ceder a la demanda de reconocimiento del sindicato, no obstante la situación en cuanto a las demandas materiales aún no estaba resulta así que el movimiento se reanudó el 16 de julio. Para entonces ya la opinión pública estaba "informada" que los comunistas trotsystas estaban haciendo de las suyas y había que pararlos de algún modo.
Así que al estallido de la huelga de julio ya tenían preparado la tradicional receta de lanzar a la policía contra los piquetes y tratar de detener a los agitadores. Sobraban en aquel entonces burócratas sindicales que podían, en la farsa de siempre, entrar al relevo y llegara a "acuerdos razonables", es decir vender al movimiento.
Afortunadamente a pesar de los cientos de detenidos, entre ellos Cannon y Shachtman, y dos trabajadores asesinados, la huelga se sostuvo estoicamente y a los patrones no les quedó de otra más que ceder.
La oleada de huelgas de los treintas apenas comenzaba, como ya hemos señalado la huelga de Mineapolis era parte de una oleada de luchas que estaban afectando profundamente a la AFL. La mayor parte de las legislaciones estatales establecían un prohibición a los sindicatos por industria, con lo cual el contrato colectivo estaba excluido, de esta manera el patrón tenía todas las de ganar legalmente hablando a la hora de conflictos. Las grandes industrias como la del acero había dado luchas impresionantes y a sangre y fuego los patrones habían doblegado a los distintos intentos de sindicalización. Durante los veintes hubo espacio para que una capa de trabajadores especializados recibiera beneficios suficientes para que sirviera de base social para el sindicalismo "de negocios", no obstante esto se abatió con la gran depresión; tan sólo en la industria del automóvil entre 1929 y 1933 el numero de obreros se redujo a la mitad y los salarios se redujeron un 60%.
El CIO
En este marcó John Lewis del sindicato minero intento una campaña de sindicalización que llevo a su sindicato a elevar su membresía de 150 mil a 500 mil miembros, el conflicto en el seno de la AFL estalló en la medida de que los herederos de Gompers sintieron que perdían el control de la situación así que bloquearon los intentos de Lewis de sindicalismo industrial.
Por supuesto había grupos de izquierda de toda índole haciendo un trabajo en el seno de las grandes industrias, incluso a pesar de la política utrasectaria del PC, muchos de sus activistas en el seno de dichas industrias, tenían una buena estructura de trabajo sindical, por supuesto los trotsystas con la huelga de Mineapolis se habían puesto en el mapa, no obstante los conflictos internos, que empezaban a desarrollarse en su seno les impidió jugar un papel más importante.
En el caso de los comunistas abandonaron su política sectaria para pasar a la de unidad a toda costa a partir del VIII congreso de la Internacional comunista en la cual la prioridad era la alianza con la burguesía en una frente popular aún a pesar de someterse. De tal modo que en muchos de los casos e convirtieron en simples asesores de elementos como Lewis.
Ante la situación de bloqueo por parte de la dirección de la AFL Lewis y sus allegados fundaron un Comité para la Organización Industrial (CIO), posteriormente Congreso de Organizaciones Industriales.
Uno de los primeros triunfos del CIO fue la industria automotriz, en realidad las huelgas estalladas en1936: General Motors en Cleveland, Ohio, y en Flint, Michigan. Más de 130 mil trabajadores estallaron en una huelga espontánea a la que Lewis respondió con la formación de una campaña de apoyo económico. La contundencia de la huelga fue tal que a la burguesía no le quedó más que ceder. No sólo en el caso de la General Motors, más de 400 empresas firmaron contratos colectivos con el CIO.
De forma casi simultánea estallaron grandes huelgas en el sector del acero, que dieron lugar a la formación de un comité organizador de los trabajadores del acero (SWOC), que permitió la afiliación al CIO de 135 mil obreros.
El ambiente era tal que el propio Lewis llegó a declarar ante los trabajadores de la hulera Akron en una huelga en 1937" ¿qué han conseguido los trabajadores de Goodyear aparte del crecimiento de la compañía? ¡Participación! Bien el trabajo y el capital pueden asociarse en teoría pero en realidad son enemigos" (Citado en Green, Gil. El Movimiento Obrero en los Estados Unidos, Ed. Nuestro Tiempo, 1978)
Una tras otra las huelgas lograban el reconocimiento de los contratos colectivos y el CIO creía exponencialmente.
James Cannon señala al respecto de aquellos episodios: "El segundo resurgimiento del Congreso de Organizaciones Industriales, la CIO, destinado a llevar a este tremendo movimiento a una gran altura como nunca había conocido el movimiento obrero organizado de Norteamérica, en fuerza numérica, en militancia de masas, y en la composición de la base del estrato más bajo del proletariado, este segundo levantamiento estaba en sus comienzos en aquel momento, en la primavera de l936."
El punto más álgido de la agitación duró de septiembre de 1936 a mayo de 1937. Lamentablemente la dirección de Lewis, junto con la colaboración del Partido Comunista orientaron este gran movimiento a saludar como amigo a Rooselvet y a reconocerlo como "guia moral" del CIO, en términos históricos una verdadera catástrofe.
Durante la Segunda guerra, la política de colaboración de clases del PC llevó al acuerdo de no realizar huelgas durante el conflicto. A la larga políticamente esto significó no sólo el sometimiento del movimiento obrero sino la sujeción de lo mejor de los trabajadores de las luchas del 37 a la ideología de la burguesía Norteamérica. Este no es el espacio para explicar la incapacidad del Socialist Workers Party (SWP) trotskysta para aprovechar la situación, no obstante era evidente que James Cannon no pudo para hacerle frente al reto de la construcción de un partido revolucionario de masas, con lo que la ofensiva ideológica burguesa dentro del movimiento obrero no tuvo la respuesta que se necesitaba.
Nuevo auge huelguístico y la guerra fría
Como producto de la política de suspensión de huelgas, durante el periodo de guerra los precios aumentaron tres veces más que los salarios, ello supuso que para el final de la misma se generará una acumulación de tensiones que esperaba sólo una oportunidad para el estallido de nuevos conflictos.
Como sabemos de la guerra los Estados Unidos emergieron como la potencia dominante, sin ningún contrapeso real en el mundo capitalista. Los trabajadores por supuesto mostraron una gran combatividad en el periodo posterior a la guerra, de hecho Gil Green señala "En noviembre de 1945 los trabajadores de la General Motors fueron a la huelga; durante 113 días 18 000 obreros paralizaron sus labores. En enero se les unieron los trabajadores de los sindicatos de las empacadoras de carnes, de las empresas eléctricas y acereras. En 1946 se perdieron más horas a causa de las huelgas que en cualquier otro año en las historia de EUA; cuatro veces más que en el turbulento año huelguístico de 1937"
El problema de este movimiento fue el carácter de las movilizaciones; en la mayor parte de las mismas la burocracia sindical se mantuvo al frente estableciendo un control estricto de la manera "apolítica" que se implementó.
No obstante estaba claro que el movimiento sindicalista podría en coyunturas posteriores complicar la situación para el gobierno norteamericano, el día 14 de octubre de 1946 un directivo de la General Electric C:E Wilson señaló el fondo de la cuestión que enfrentaba la burguesía norteamericana del siguiente modo "El problema de los Estados Unidos puede ser resumido en dos palabras: Rusia en el exterior, el movimiento obrero en el interior"
La guerra fría en el interior se tradujo en una política de "disciplina sindical" se establecieron leyes como la Taft-Hartley que prácticamente proscribían el derecho de huelga sino que se calificaba como enemigos de Estados Unidos a los activistas de izquierda y sus partidos dentro de los sindicatos.
Como una muestra de buena voluntad los dirigentes de la CIO procedieron a realizar una purga de sindicalistas de izquierda, once sindicatos fueron desafiliados, uno de los más combativos, el de los electricistas fue suplantado por otro afín al gobierno y los empresarios, el dirigente espurio James Carey declaró "En la ultima guerra nos unimos con los comunistas para la lucha con los fascistas, en otra guerra nos uniremos al los fascistas para derrotar a los comunistas" (Citado en Gil Green. Op.Cit. pág 58)
El ambiente de linchamiento a todos niveles, acompañado por ataques de la derecha sindical se continuo durante los cincuentas, a la ley Taft-Hartley le siguió la Ley de Control Comunista, que creaba un "Consejo de actividades Subversivas".Incluso el dócil partido comunista oficial sufrió la detención de 140 de sus activistas. En ese marco la burguesía ejecutó a Ethel y Julius Rosemberg acusados de espiar para la Unión Soviética.
Lamentablemente la represión se combinó un prolongado periodo de auge en los Estados Unidos, entre 1950 y 1970 el incremento real de los salarios fue de un promedio de 2.2%, aunque fue mucho más sensible en lo sectores estratégicos de la industria, por ejemplo en el acero el incremento fue en promedio del 8% anual.
Esto generó la base para que nuevamente en el seno del movimiento obrero norteamericana la salida individual se mostrara como alternativa. Por supuesto que no han faltado luchas y sin duda el nuevo desarrollo económico atrajo nuevas contradicciones. Los trabajadores no han dejado de luchar, muestra de ellos fueron los movimientos en los sesentas y setentas contra la guerra y contra el racismo y las movilizaciones sindicales de los setentas. A ello hay que añadir el nuevo componte obrero que significan los trabajadores inmigrantes, especialmente mexicanos.
La combatividad de la clase obrera norteamericana no esta en duda, el problema básico es que políticamente hablando, el hecho de vivir en la potencia imperialista más importante del mundo ha implicado un nivele de ofensiva ideológica en contra de las tradiciones revolucionarias y en contra de la historia misma del movimiento obrero, Hoy en día su glorioso pasado de lucha esta oculto para la mayoría de los trabajadores norteamericanos.
Una de las tareas más importantes de cualquier organización revolucionaria es rescatar esas tradiciones y esa historia, la cual no es menos que la de los obreros de todo el mundo y que constituye un tesoro de enseñanzas para las generaciones futura de luchadores dentro y fuera de los Estados Unidos.
La historia de los Estados Unidos también esta escrita sobre el sacrificio de millones de trabajadores los cuales se han levantado una y otra vez luego de que la burguesía los aplastó pensando que había acabado con ellos. Sin duda en el marco de la crisis capitalista serán los obreros norteamericanos, lo mejor que tiene Estados Unidos, los que triunfantes aplastarán finalmente al imperialismo norteamericano, el estandarte de la reacción más obscura en el mundo, para junto con sus hermanos de clase construir la federación socialista mundial y dar vuelta de una vez por todas a la pesadilla del capitalismo.