CiUren maniobrek ez dute saihestu murrizketek eta ustelkeriak eragindako haserre soziala.
Urtarrilaren 23an Kataluniako parlamentuak “subiranotasun aldarrikapena” onartu zuen CiUren, ERCren, Iniciativa-ren eta CUPeko diputatu baten babesarekin. PPk, Ciutadans-ek eta PSCek kontrako botoa eman zuten eta CUPeko bi diputatu abstenitu egin ziren. Aldarrikapen honek prozesu subiranistari irekitzen dio bidea, eta CiU eta ERCren arabera, Catalunya “estatu beregain” izatea ekarriko du.
El texto de la resolución, sin embargo, es una declaración genérica que no concreta absolutamente nada de este proceso. Se supone que hay que remitirse al pacto sucrito por CiU y ERC después de las elecciones de noviembre, pero en él se acordó la celebración de una consulta en 2014 “con la excepción de que el contexto socioeconómico y político requiriese una prórroga”, sin especificar siquiera la pregunta. En la declaración anterior del Parlament, previa a las elecciones, se instaba al gobierno catalán a consultar al pueblo catalán sobre su “futuro colectivo”, “prioritariamente” dentro de la legislatura.
En sintomático que CiU nunca reivindique formalmente el derecho a la autodeterminación, utilizando siempre los términos de la forma más ambigua posible para dar el máximo margen a lo que en realidad es una maniobra que tiene el objetivo fundamental de desviar la atención social de su política de recortes, que sigue en marcha y de forma brutal (3.000 millones este año, pactados con ERC). Realmente, los representantes políticos de la burguesía catalana no se plantean enfrentarse seriamente al Estado español y ni a su aparato represivo, ni por supuesto romper sus vínculos políticos, sociales y económicos con la burguesía del resto del Estado.
Fuertes tensiones en CiU
A pesar de estos límites, las maniobras de Mas han acentuado las divisiones entre Convergencia Democrática y Unió dentro de CiU. Estos enfrentamientos no son nuevos pero ahora han rebrotado con fuerza, reflejando las tensiones que existen en la propia burguesía catalana. La gran burguesía, agrupada en torno a Foment, completamente fusionada con la burguesía del resto del Estado, sí defiende un nuevo sistema de financiación pero ve con preocupación la inestabilidad del gobierno CiU-ERC y no quieren que los puentes con el PP y el PSOE se rompan. Esta es la posición de Unió. Otro sector de la burguesía, sobre todo la burguesía mediana, que se encuentra más representada en Convergencia, lo ve de otra manera: con un ambiente de cabreo generalizado en la calle, que en cualquier momento puede derivar en un estallido social, es más necesario que nunca recurrir a la utilización de los sentimientos nacionales del pueblo catalán, realizando maniobras audaces y que tengan cierto impacto. El problema es que, hagan lo que hagan, las cosas les están saliendo bastante mal.
CiU está ahora en el epicentro de la corrupción en Catalunya: con su sede embargada por el caso Millet, lo penúltimo ha sido el caso Pallerols: Duran i Lleida, líder de Unió, prometió dimitir si se descubría financiación ilegal de Unió, pero tras un acuerdo judicial en el que su partido se compromete a devolver 385.000 euros desviados de subvenciones públicas para la formación de parados a las cuentas del partido, su máximo dirigente se ha aferrado al cargo. Lo último ha sido la reciente petición de imputación por parte de la Fiscalía Anticorrupción de Oriol Pujol, hijo de Jordi Pujol y secretario general de Convergencia, por su participación en una trama dedicada a amañar concursos públicos para concesión de estaciones para realizar ITVs. El impacto social de estos casos está siendo muy grande, lo que ha obligado a Mas a realizar una “cumbre contra la corrupción” con la vana esperanza de contrarrestar su creciente descrédito.
PSC al borde de la escisión
La crisis política en Catalunya se extiende también al PSC, que está al borde de la escisión. Cinco diputados “catalanistas” rompieron la disciplina de voto y rechazaron votar en contra de la declaración soberanista. Esta indisciplina se ha extendido a las diputaciones provinciales: En Lleida, 2 representantes del PSC se abstuvieron y 5 decidieron no votar. En Girona, 6 votaron a favor de la declaración y 1 en contra. En el Ayuntamiento de Barcelona, todos los concejales del PSC votaron en contra salvo el portavoz municipal que se abstuvo.
Este espectáculo es un reflejo de la profunda crisis del PSC y la crisis general del reformismo. Incapaces de defender una política que defienda los intereses de los trabajadores, el partido termina oscilando entre los partidarios de un acercamiento a CiU y a la sociovergencia y los que se aferran a tratar de mantener una posición más independiente a riesgo de caer en el bando del españolismo con PP y Ciutadans. A esto se suma los casos de corrupción que también implican a la dirección del PSC con el alcalde de Sabadell, Manuel Bustos, a la cabeza.
La izquierda
Las opciones políticas a la izquierda del PSC están malgastando una oportunidad única para desenmascarar a la burguesía. La dirección de Iniciativa-EUiA (con la oposición dentro de Esquerra Unida del PSUC viu) se ha plegado por completo a los planteamientos de CiU y ERC. Es un gravísimo error porque CiU y ERC les están utilizando para cubrir su flanco izquierdo. Los dirigentes de CCOO y UGT están en la misma línea que Joan Herrera.
En cuanto a las CUP, optaron por emitir un “voto crítico”: uno de sus diputados votó a favor y dos se abstuvieron. Esta posición encubre realmente las fuertes tensiones que este tema ha despertado dentro de las CUP. Un sector presionaba por apoyar la declaración de CiU y ERC, otro sector correctamente querían oponerse a darle ese regalo a CiU. Las CUP deberían de haber utilizado su posición en el Parlament para denunciar la maniobra de CiU y defender una posición de independencia de clase, vinculando la lucha por los derechos democráticos —incluido el derecho a la autodeterminación— a la lucha contra la burguesía y por la transformación revolucionaria de la sociedad.
Ascenso de la lucha de clases
Las maniobras de la burguesía no van a evitar un ascenso de la lucha de clases y una explosión social. La huelga general del 14-N, las movilizaciones educativas del Sindicat d’Estudiants o recientemente las concentraciones frente a la sede del PP por los escándalos de corrupción, demuestran una y otra vez los vínculos que existen entre la clase obrera y la juventud catalana con la del resto del Estado. Los dirigentes sindicales, tras el éxito del 14-N, han tratado de evitar un escenario de movilización y lucha, pero no lo podrán contener eternamente. Las bases que permitieron la estabilidad política de Catalunya tras la Transición están rotas y el agravamiento de la situación económica actúa como gasolina que aviva la llama de la rebelión social.