Ada Colauren Barcelona en Comuk garaipen historikoa lortu du Bartzelonan eta Katalunia osoan ezkerrak emaitza garrantzitsuak lortu ditu. Sozialdemokraziaren ezkerrera dauden hautagaiek (Podemos, CUP, ICV eta Esquerra Unida) nabarmen gora egin duten bitartean PP eta CiUk zigor gogorra jaso dute.
La victoria en Barcelona de Ada Colau, al frente de la candidatura Barcelona en Comú, ha sido, junto a la debacle generalizada del PP con la pérdida de ciudades como Madrid o Valencia, uno de los grandes acontecimientos de las elecciones municipales. A pesar de la campaña brutal de criminalización y hostigamiento desde los medios de comunicación, y que los candidatos de CiU, PSC y PP, incluso de ERC, hayan centrado sus discursos en atacar esta candidatura, finalmente la voluntad del cambio se ha materializado en unos resultados históricos: 176.337 votos, el 25,21%, y 11 concejales, y la conquista por primera vez del emblemático Ayuntamiento de Barcelona por una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia.
El giro a la izquierda es aún mayor si tenemos en cuenta los resultados de las CUP que, con un 7,42% de los votos, alcanza 3 concejales. Entre ambas candidaturas obtienen 228.226 votos, un 32,63%.
Pero no ha sido sólo Barcelona. El avance impresionante de las candidaturas de la izquierda que lucha, candidaturas que son una representación viva de la rebelión social que hemos vivido en las calles en los últimos años contra PP y CiU, se produce en toda Catalunya. Este voto a la izquierda de la socialdemocracia, donde se incluyen diversas candidaturas y combinaciones entre ellas —con presencia de Podemos, pasando por ICV y Esquerra Unida hasta las CUP—, alcanza los 601.957 votos y agrupa al 20% del electorado (el doble de los 304.030 de 2011), supera al PSC (17%) y a ERC (16%), y se acerca al 21% que obtiene CiU. Además, en las principales ciudades obreras del cinturón rojo y en los barrios obreros de Barcelona, los datos son aún más rotundos.
En barrios como el Carmel, Barcelona en Comú obtiene el 30,2% de los votos; en el Raval, el 35,4%; en Vallbona, el 40,3% y en Trinitat Nova, el barrio más pobre de la ciudad, el 39,6%. En todos ellos supera la suma de votos de CiU, PP y Ciutadans.
En Sabadell, las formaciones a la izquierda de la socialdemocracia (ICV, EU, Entesa, Podemos y las CUP) obtienen conjuntamente el 34'65% de los votos, por encima del 30% que suman PSC y ERC. En Badalona, Badalona en Comú (Podemos y las CUP) e ICV-EU obtienen el 24,25% de los votos. En Terrassa, Terrassa en Comú (Podemos e ICV-EUiA) consiguen un 19,24% y las CUP un 5,75%, casi un 25% en total. En Hospitalet, alcanzan conjuntamente el 22,8%, y en Cornellà, Crida per Cornellà-Cornellà en Comú (Podemos y las CUP) un 17,44%, que junto a ICV (8,16%), suman más del 25%. La irrupción de estas candidaturas unitarias ha sido brutal, aunque hay que señalar también un cierto castigo a ICV-EUiA allí donde ha estado implicada en gobiernos del PSC.
Destaca el ascenso de las CUP, que pasa de 62.111 votos (2,16%) a 221.577 (7,14%), mostrando un claro giro a la izquierda entre sectores de la juventud y sectores independentistas preocupados también por los aspectos sociales y de clase. El caso más destacado es el de Reus, donde las CUP han realizado una oposición contra los distintos gobiernos del PSC y de CiU, utilizando sobre todo un discurso social. Eso ha permitido que sean vistos como la fuerza más combativa en la lucha contra el sistema, situándolos como segunda fuerza con el 17,67% de los votos.
Debacle de la derecha: PP y CiU sufren un retroceso histórico
Frente a estos tremendos resultados se produce una importante debacle de la derecha, tanto de CiU, como en mayor medida del PP, que queda como un partido residual. En el conjunto de Catalunya saca 232.187 votos (el 7,48%) perdiendo más de 130.000, el 36% de su ya exiguo electorado. En Barcelona también queda como penúltima fuerza, obteniendo un 8,7% del voto y solo 3 concejales; se deja por el camino 44.000 votos respecto a 2011. CiU, aunque se mantiene como primera fuerza en Catalunya, pasa del 27,12% de los voto al 21,52%, perdiendo 110.359 votantes. Al analizar el resultado del PP y de CiU en las principales ciudades se ve la amplitud del batacazo sufrido. Se quedan con uno o dos concejales en importantes poblaciones, o incluso sin represntación, como es el caso del PP en Manresa y de CiU en Santa Coloma o Cornellà.
El PSC continúa hundiéndose
El otro gran derrotado de la noche es el Partido Socialista (PSC), en el pasado el principal partido municipal a nivel de Catalunya, que arrasaba en Barcelona y en las principales ciudades obreras, las más populosas. Aunque en algunas plazas del cinturón rojo de Barcelona (Hospitalet, Cornellà, Terrasa o Santa Coloma) se mantiene como primera fuerza, casi con los mismos votos que en 2011, sufre una debacle monumental en muchas otras, comenzando por la ciudad de Barcelona. Aquí pasa del 22'14% del voto al 9'63%, quedándose con 4 de los 11 concejales que tenía y perdiendo la mitad de sus votantes (66.704). Hay que recordar que en las municipales de 2007, el PSC era la primera fuerza con el 29,91% del voto, cayendo en poco más de una década 20 puntos y perdiendo 114.836 votos. En el conjunto de Catalunya los datos son igual de desastrosos: del 25'14% del voto (721.443) en 2011 al 17'06% (529.350) en 2015, perdiendo casi 200.000 electores.
En Sabadell, quinta ciudad en población, donde un escándalo de corrupción (caso Mercurio) ha salpicado al ayuntamiento del PSC y a su alcalde, Manuel Bustos, obligándole a dimitir en julio del año pasado, el PSC ha colapsado. Pasa de 13 a 5 concejales, perdiendo el 54% de sus votos. En Lleida, donde el PSC gobierna desde 1979, pierde la mitad de sus votos (del 42% al 24%) y de sus concejales (de 15 a 8). Otros casos significativos son los de Badalona, Tarragona o Reus, con el 14,18%, 28,45% y 13,66% respectivamente frente al 27,06%, 36,94% o 21,45% del año 2011. En el caso de Reus también salpicados, junto a CiU, por graves y continuados casos de corrupción.
Ciutadans, la nueva cara de la derecha españolista
Un dato significativo es el ascenso de Ciutadans, que en estas elecciones da un salto enorme, pasando de 35.112 a 230.613 votos, arrancándoselos principalmente al PP, pero también una parte significativa al PSC, principalmente de sus sectores más confusos y atrasados entre los que ha podido tener más impacto la demagogia españolista al calor de la agudización de la cuestión nacional y la falta de una alternativa de clase por parte de la dirección del PSC. La postura lamentable del PSC en este tema, que ha oscilado entre el rancio españolismo del PP y el seguidismo a CiU, es lo que permite a Ciutadans arrancar votos en algunas partes del cinturón rojo, aunque por debajo de lo esperado y principalmente perjudicando al PP.
En el caso de la ciudad de Barcelona se convierte en la tercera fuerza con el 11,05% del voto y 5 concejales. En Hospitalet, en la segunda, con 4 concejales, quitándole voto al PP, a la xenófoba Plataforma per Catalunya y algo al PSC, que sigue siendo primera fuerza con diferencia (30.979 votos frente a 12.343 de Ciutadans).
El ascenso de ERC arranca voto por la derecha y pierde por la izquierda
ERC duplica sus votos en el conjunto de Catalunya, pasando de un 8,98% (257.564 votos) a 16,4% (508.839 votos), principalmente arrancando votos a CiU y al PSC. Evidentemente el trasvase de votos desde CiU refleja el giro a la izquierda de un sector de capas medias, que a la vez que sensibles a la cuestión nacional rechazan cada vez más las maniobras de la burguesía catalana y la política antisocial del gobierno de CiU. En todo caso, los resultados tanto en Barcelona como en muchas de las principales y más pobladas ciudades de Catalunya quedan lejos de lo que esperaban. En muchos pueblos y poblaciones pequeñas, y sobre todo en zonas del interior, es donde refuerzan su presencia notablemente, convirtiéndose así en segunda fuerza de Catalunya en número de concejales (2.381 frente a 1.384 de 2011), sólo detrás de CiU.
En el caso de Barcelona duplican sus votos (del 5'55% al 11'01%), quedando como cuarta fuerza. En las principales ciudades se quedan en torno al 10% de los votos, destacando su subida en Sabadell y Girona donde llegan hasta al 15%, 10 puntos más respecto a 2011.
Ahora, gobernar para la mayoría
Los resultados electorales de la izquierda que lucha no han alcanzado, en absoluto, su techo. Barcelona, y otros ayuntamientos, se pueden convertir en una prueba práctica de que sí se puede hacer una política que mejore sustancialmente la vida de las personas, actuando como una palanca para incrementar el apoyo social y electoral de la izquierda combativa.
El plan de choque de Barcelona en Comú para los primeros meses de gobierno contempla medidas como la imposición de tasas a las compañías eléctricas por la ocupación del espacio público; que no haya cortes de agua, gas y luz por impago; garantizar la alimentación de los jóvenes; impulsar la lucha contra la precariedad; la cesión al ayuntamiento de la gestión de las viviendas desocupadas en manos de los bancos, para destinarlas al alquiler social; una renta municipal complementaria para familias con pocos recursos; reducción del coste del transporte público; creación de 2.500 empleos invirtiendo en programas de rehabilitación de viviendas, gestión de residuos, etc. Lógicamente, estas medidas, y otras que se tendrán que tomar para hacer una política social a favor de la mayoría, chocarán con los intereses de los grandes poderes económicos. Los ayuntamientos, como otras administraciones, se han convertido en una fuente de millonarios negocios para las grandes empresas. Ada Colau ha denunciado que CiU, después de perder el ayuntamiento de Barcelona, aceleró el cierre de contratos millonarios con empresas, “hipotecando el futuro presupuesto de la ciudad por años”. Es una muestra de la desvergüenza con la que actúa la derecha con el dinero público. Como en Grecia, los capitalistas reaccionarán, chantajearán y amenazarán a cualquier gobierno municipal que toque sus intereses. La única manera de contrarrestar esta amenaza es con la movilización y la participación directa de la población en la gestión de los asuntos municipales. ¡Sí se puede!