Los gobiernos buscan una coartada para seguir golpeando la libertad, la igualdad y la fraternidad

Un brutal atentado reivindicado por el Estado Islámico en la ciudad francesa de Niza se ha cobrado 84 vidas. No se descartan que el número de víctimas aumente en los próximos días puesto que los heridos suman más de dos centenares, 50 de ellos en estado crítico. Si bien todavía no hay cifras definitivas, se confirma que hay muchos niños entre los fallecidos.

El momento elegido es una fecha muy señalada y fiesta nacional en Francia. Se conmemora la toma de la Bastilla del 14 de julio de 1789, día en que los desposeídos de París tomaron al asalto esta fortaleza símbolo de la opresión monárquica, dando inicio a la Revolución francesa al grito de libertad, igualdad y fraternidad.

El ataque se produjo cuando una multitud se congregaba para asistir al espectáculo de fuegos artificiales que formaba parte de las celebraciones. Entonces, un camión conducido por Mohamed Lahouaiej Bouhlel, irrumpió en una zona peatonal arrollando a las indefensas personas que disfrutaban de unos momentos de descanso en familia.

Mientras la conmoción, la rabia y la desolación conmueven al conjunto de la población, todos los gobernantes europeos se han apresurado a elevar el nivel de alerta antiterrorista en sus respectivos países. Pocas horas antes de producirse el atentado, el presidente francés había hecho público que el estado de excepción declarado tras los atentados del pasado noviembre —en los que murieron 130 personas y hubo más de 250 heridos— sería levantado el próximo 26 de julio. Tras conocerse la trágica noticia, Hollande ha declarado que el estado de excepción continuará.

¿De verdad nos protegen?

Es importante subrayar que el estado de excepción que va camino de cumplir seis meses de vigencia, no ha podido impedir este nuevo ataque. Los 10.000 soldados desplegados por todo el territorio francés y todos los controles policiales tampoco pudieron “evitar” la entrada de numerosos fascistas extranjeros durante la celebración de la Eurocopa a pesar de que muchos de ellos están fichados y son viejos conocidos de las autoridades.

Para lo que sí ha servido el estado de excepción es para amedrentar y reprimir a muchos de los activistas de la rebelión de la clase obrera y la juventud francesa contra la reforma laboral del PSF y la patronal. “Desde la aprobación del estado de excepción se han llevado a cabo cerca de 3.600 registros domiciliarios sin necesidad de orden judicial previa y varios cientos de personas han sido detenidas sin que contra ellos se haya formulado cargo alguno. Peor aún, el estado de excepción permite las llamadas ‘notas blancas’ por las que los servicios secretos del Estado francés pueden, sin necesidad de presentar ningún tipo de prueba, restringir la libertad de movimientos de cualquier persona, pudiendo incluso decretar el arresto domiciliario indefinido. Más de 400 ciudadanos franceses han sufrido este arresto, prolongado en la mayoría de los casos durante más de tres meses, y como consecuencia muchos han perdido su puesto de trabajo o se han convertido en ‘sospechosos’ a los ojos de sus vecinos y su entorno.”

La demagogia de la derecha

En el caso del Estado español las cosas no son muy diferentes. El gobierno en funciones del Partido Popular se ha apresurado a declarar que no escatimará medidas en “defensa de la libertad”. Son los mismo señores que redactaron y aprobaron la ley mordaza, gracias a la cual establecieron multas de hasta 600.000 euros para actos relacionados con la libertad de expresión y manifestación que hasta ahora eran considerados legales.

Según Attac entre junio de 2012 y junio de 2014 se han impuesto más de 1.100 multas vinculadas a acciones de protesta, y UGT y CCOO han denunciado que más de 300 sindicalistas han sido condenados, procesados o sancionados por ejercer el derecho a huelga, con peticiones de cárcel que suman 120 años. Andrés Bódalo y Alfon se encuentran hoy entre rejas por el delito de luchar contra el capitalismo, y el compañero Galán, de Coca Cola en lucha, ha sido condenado a pagar una multa de 4.800€ y a 6 meses de prisión por el delito de participar en una movilización ejemplar.

Mientras, banqueros que han estafado a miles de pensionistas con las preferentes, destacados cargos políticos implicados en casos de corrupción, millonarios defraudadores de hacienda incluidos en la lista de los ‘papeles de Panamá’, se pasean por la calle disfrutando de su vida de lujo obsceno.

Vuestras guerras, nuestros muertos

También se intenta utilizar este inmenso dolor para enfrentar a los pueblos, para despertar el odio contra nuestros vecinos y compañeros de estudio y trabajo en función de su lugar de nacimiento, del color de su piel o de su religión. Pero el sufrimiento por el asesinato de hombres, mujeres y niños inocentes en un atentado criminal de Estado Islámico, esa organización que tanto nos hace recordar al fascismo, no se limita a las fronteras de occidente. El pueblo árabe sufre la bestialidad y el sadismo del yihaidismo —armado y financiado durante años por potencias imperialistas occidentales para garantizar su control sobre la zona— en su propia carne. Aunque en los telediarios no ha ocupado un espacio destacado, hace pocos días, el pasado 3 de julio, un atentado suicida reivindicado por el Estado Islámico ha segado la vida de 292 personas y provocado más de 200 heridos en Bagdad.

Los muertos, ya sean víctimas de los bombardeos estadounidenses y europeos en Iraq y Afganistán o de los atentados del Estado Islámico, siempre se cuentan entre las familias huidles, entre los oprimidos del mundo. Es una cuestión de clase, no de raza o religión. A pesar de que EEUU cuente con el primer presidente negro de historia, los crueles asesinatos de afromericanos estadounidenses a manos de la policía permanecen impunes.

Los valores de occidente

Los dirigentes de la Unión Europea y Obama derraman lágrimas de cocodrilo envueltos en la bandera de la defensa los valores de Occidente. Pero, ¿de qué valores nos hablan? Quizás de los principios que llevaron a Bush, Blair y Aznar a ordenar la invasión de Iraq en 2003 apoyándose en informes fraudulentos, desencadenando una guerra que ha provocado más de un millón de muertos y ha reducido a escombros tanto a Iraq como a Afganistán. O tal vez se refieren al entrenamiento, la financiación y el armamento que la CIA proporcionó a Bin Laden para levantar al-Qaeda. Estas firmes convicciones morales no son patrimonio exclusivo de la clase dominante estadounidense, británica, y española. Los dirigentes galos dieron también una prueba de “integridad democrática” cuando organizaron el atentado contra el Rainbow Warrior (Guerrero del Arcoíris), barco de la organización Greenpeace que fue hundido por agentes de la Dirección General de la Seguridad Exterior francesa en 1985, para evitar una incursión de protesta contra las pruebas nucleares francesas en el Atolón de Mururoa, al sur del Océano Pacífico. El popular refrán ‘dime con quién andas y te diré como eres’, tiene una interesante aplicación en lo que se refiere a los gobiernos amigos de la UE. Entre sus grandes aliados se encuentra el régimen de Arabia Saudí, que ejecuta opositores por docenas y no permite que las mujeres puedan circular libremente por las calles, el del señor Erdogan, cuyas diferencias con la oposición, periodística o política, es resuelta mediante el encarcelamiento, la tortura y el asesinato.

Éstos no son nuestros valores. La clase obrera y la juventud tenemos otros, que no responden a nuestro lugar de nacimiento, sexo, raza o religión. Son los valores de los oprimidos, la genuina igualdad, fraternidad y libertad, que hoy sólo se pueden conquistar mediante la revolución socialista internacional.

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