Mexikok bizi duen prozesu iraultzailearen gertakaririk garrantzitsuenetakoak izan dira Oaxakako borrokak. Beste behin, langile, nekazari, gazte eta behartsuenek erakutsi dute beren borrokarako sakrifizio eta indarra. Baina berriro, zuzendaritza marxista baten faltaren ondorioz borroka honi eustea lortu du Estatu mexikarrak.
Uno de los acontecimientos más importantes para la lucha en todo México, pero especialmente en Oaxaca, es el surgimiento de una sección de marxistas de Militante que, pese a la represión, han iniciado un imparable proceso de consolidación. Un ejemplo de ello es este documento que da cuenta el contexto económico e histórico que contribuye a comprenderlo en su justa dimensión. ¡Nada detiene el desarrollo de la Tendencia Marxista Militante en Oaxaca! ¡Viva la lucha revolucionaria!
Lo hemos comentado muchas veces: las fuerzas revolucionarias que se han desatado a partir de la actual crisis capitalista a nivel mundial son enormes y cada vez encuentran una expresión más franca en las dos trincheras de esta lucha de clases. Uno de los ejemplos más claros de esto es el la insurrección revolucionaria que se ha vivido en Oaxaca. En él se han reflejado y corroborado más de una tesis que regularmente sólo teníamos oportunidad de leer en los libros: La transformación (dialéctica, por supuesto) de una serie de demandas puramente económicas, como es el caso del "tradicional plantón" de los profesores en esta ocasión con la demanda de la rezonificación, en demandas políticas (la caída de Ulises Ruiz Ortiz, URO). Y el doble poder. La inmensa importancia del control sobre los medios de comunicación y la necesidad fundamental de extender el control sobre los medios de producción. En este artículo pretendemos hacer una exposición detallada del papel que Oaxaca ha jugado y jugará en la lucha de clases.
Breve contexto histórico
Oaxaca es una de las regiones del país en donde la presencia de asentamientos humanos data de hace más de 10,000 años. En viva contradicción con la acentuada miseria en la que actualmente viven más de 3,000,000 de personas en este estado, fue justamente la riqueza y abundancia de recursos naturales las que permitieron que los zapotecas y los mixtecas se desarrollaran y florecieran como dos de las más emblemáticas culturas prehispánicas del país. Por supuesto que esta misma riqueza, en manos primero del imperio español y posteriormente de los capitalistas de las nuevas potencias mundiales, significó para el pueblo de Oaxaca la brutal expoliación de estos mismos recursos naturales, así como la explotación extrema de la población utilizada como mano de obra barata para la extracción de estos recursos, sin que esto implicara el desarrollo de las fuerzas productivas en esta región, las cuales son algunas de las principales causas del estancamiento económico en el que ahora viven; sin embargo estas mismas condiciones de miseria y opresión son las que han forjado la fortaleza y la resistencia de los proletarios de hoy en Oaxaca, así como también ha obligado a muchos a sacar la conclusión correcta acerca de la necesidad de derrocar al sistema económico que los destina a la más terrible existencia.
El pueblo de Oaxaca ha mostrado una enorme capacidad revolucionaria en diversos momentos de la historia. Desde la defensa que presentaron en la guerra de conquista y posteriormente las insurrecciones que se sucedieron en la época de la colonia, como las que hubo en la región costera, en pueblos como Jamiltepec, Pinotepa y Huajolotitlán, o la sublevación de Yahuyué en 1811. Oaxaca fue la base de operaciones de Morelos (de quien por cierto, Napoleón Bonaparte dijo: "Dadme tres Morelos y conquistaré el mundo"). A diferencia de otras regiones, en Oaxaca los insurrectos no se unían al ejército liberal, sino que prosiguieron su lucha en forma de escaramuzas guerrilleras con Vicente Guerrero al frente. Durante todo el siglo XIX, el Istmo estuvo marcado por rebeliones constantes. En 1866 por citar un episodio de estas múltiples batallas que ha librado el pueblo oaxaqueño en el Istmo, en Juchitán un contingente zapoteco les asestó una derrota al ejército intervencionista francés.
Uno de los personajes más característicos de Oaxaca es justamente Benito Juárez[1], quien "de ser un simple pastor, pudo llegar a ser gobernador del estado, presidente de la Suprema Corte de Justicia y presidente de la República". Independientemente de las anécdotas y accidentes individuales, lo que más nos interesa son los procesos históricos, las líneas generales de la lucha que llevaron a Juárez al sitio que ocupó en la historia. En este caso, en la época en la que vivió Benito Juárez en México, el desarrollo tecnológico, científico, industrial del país era terriblemente insípido. A pesar de que había ya núcleos de trabajadores, sobre todo en el sector minero y éstos pudieron haber jugado un papel altamente revolucionario, Benito Juárez representó los intereses de la naciente burguesía nacional, llenando el vacío que dejaba la decadencia de la aristocracia latifundista y la falta justamente de una alternativa revolucionaria de la lucha. Si bien es cierto que entre las medidas más progresistas que se tomaron bajo su dirección fue la de la expropiación de los bienes de la iglesia, no es menos cierto que estas propiedades pasaron a manos de los próximos latifundistas del país. Las causas, motivos y móviles de Benito Juárez ahora ya han pasado a la historia. El respeto a la propiedad privada de los medios de producción fue la paz que sirvió a la burguesía nacional para desarrollar las mismas fuerzas productivas todo lo que su capacidad podía. Hoy, estos ricos mexicanos han dado amplias muestras de su incapacidad para impulsar a la sociedad a una vida mejor, de modo que aquellas tareas que en su momento se plantearon los sectores más avanzados de la Guerra de Reforma, como son el reparto de tierras y el desarrollo de la industria, que son tareas que todavía han de cumplirse, tendrán que ser llevadas a cabo por la única clase con la necesidad y la capacidad de hacer que éstas sean cumplidas: la clase trabajadora.
Oaxaca también fue la cuna de Porfirio Díaz y los hermanos Flores Magón, quienes participaron (cada quien a su manera) en la época de antes y durante la revolución mexicana. En esta época, Oaxaca también vivió una serie de convulsiones sociales todas ellas producto de la ya mencionada miseria en la que vivían los habitantes de esta región. Por ejemplo en Ojitlán, Tuxtepec en 1911, el Ejército Liberador Benito Juárez, de tendencia magonista tomó el edificio municipal, ésta fue una revuelta que posteriormente se extendió por toda la región de La Cañada. En 1914, ya había grupos rebeldes consolidados en el Istmo, donde se vio nacer la COCEI.
En los años setentas, una época en la que hubo semillas de insurrección por todo el país, en el Istmo de Oaxaca, más en particular, en Juchitán comenzó a haber una participación política muy activa por parte de esa población: había constantemente asambleas generales donde participaban trabajadores, campesinos, estudiantes de Oaxaca y otros, que tenían un contacto permanente con el movimiento en el D.F. En estas asambleas se comenzaron a tomar decisiones que de alguna manera, estaban encaminadas a la resolución de los problemas más inmediatos de la población y por supuesto que llegó a la conclusión natural de que la mayoría de los problemas que aquejaban a los juchitecos requerían del apoyo de mucha más gente. Lo anterior, junto con el hecho de que el motivo de estas reuniones y asambleas se entendió y se compartió rápidamente en toda la región del Istmo, facilitó la conformación de la COCEI (Confederación Obrero Campesino Estudiantil del Istmo). Esta organización se convirtió en un referente en Oaxaca y entre muchas otras acciones, encabezó movimientos tales como huelgas obreras y estudiantiles, también toma de tierras, cuyas fronteras no se limitaban al Istmo, por ejemplo, para entonces se había conformado ya la COCEO (Confederación Obrero Campesino Estudiantil de Oaxaca). Eventualmente la COCEI fue uno de los pilares más importantes en la formación del PRD en Oaxaca.
Los obreros, campesinos, estudiantes y demás desposeídos oaxaqueños han forjado una rica y enorme tradición de lucha que ha salido a la luz una y otra vez en varios momentos históricos. Definitivamente la lucha de la APPO no va a ser la última y a partir de esta derrota, como el ave Fénix el movimiento en Oaxaca resurgirá mejorado, curtido con todas las experiencias pasadas y en particular, con las de esta última etapa. Por supuesto que así como el pasado y el presente de Oaxaca han estado ligados a los acontecimientos del resto del país, de igual manera sucederá con su futuro.
Algunos datos económicos
En 2005 salieron de Oaxaca 80,810 personas hacia otro estado, mientras que en 2000 55,839 lo hicieron para irse a los Estados Unidos, la gran mayoría de ellos por supuesto, de manera ilegal.
La población total en el estado es de 3,551,897 de habitantes, cuya población económicamente activa (PEA) es de 1,471,393. La gente que tiene trabajo son 302,860 (de los cuales alrededor de 70 mil pertenecen al magisterio), es decir, más de un millón de oaxaqueños con capacidad de trabajar se encuentran en una situación de precariedad laboral o de franco desempleo (como que suena parecido a lo que pasa en el resto del país ¿no?).
Y por si fuera poco, aquellos que pueden trabajar definitivamente no tienen garantizada una vida tranquila, pues las remuneraciones que recibe anualmente en promedio cada trabajador en Oaxaca son de $56,141, inferiores al promedio nacional de $79,551.
La situación de la vivienda tampoco es halagüeña en este estado, pues las viviendas particulares con un cuarto (viviendas con dos cuartos, uno de ellos es cocina exclusiva) son 306,216 de 738,087, donde en promedio, habitan 5 personas por vivienda.
La desatención de servicio médico es brutal, tan sólo 542,188 son los derechohabientes del IMSS y 196,657 del ISSSTE, es decir, que más de dos millones de oaxaqueños están a merced ya de los hospitales o consultorios privados cuando pueden pagarlos o ya a merced de la naturaleza y a la capacidad de recuperación que su mismo organismo tenga. Irónicamente, en el siglo de los viajes espaciales para vacacionistas, seguimos presenciando cómo por en Oaxaca la gente muere de enfermedades perfectamente curables, cómo las mujeres son descuidadas, haciendo del parto la principal causa de morbilidad hospitalaria para las oaxaqueñas (54.8%), cómo la tasa de mortalidad infantil es una de las más altas en todo el país (5.6%). ¿Y así la burguesía se jacta aún de poder jugar el papel de director de esta sociedad? La incapacidad de esta clase para resolver nuestros problemas está claramente patente en todo el mundo. En particular, en Oaxaca se percibe de manera muy acentuada el olvido y la necesaria opresión a la que se ven sometidos los trabajadores y campesinos pobres de la región a causa de la ávida extracción de ganancia por parte de los patrones.
Ya lo hemos dicho antes, la marcada miseria en la que viven los oaxaqueños es debido a la historia de expoliación y explotación de los recursos naturales y humanos de la zona. La falta de desarrollo industrial y tecnológico se muestra claro al notar que en la aportación de las actividades económicas en Oaxaca en el 2004 al PIB nacional (del cual Oaxaca aporta el 1.3%), más de la mitad proviene del sector de servicios, comercio y turismo (ver tabla).
Sector de actividad económica Porcentaje de aportación al PIB estatal (año 2004)
Serv. comunales, sociales y personales 27.8
Serv. financieros, seguros, actividades inmobiliarias y de alquiler 17.6
Comercio, restaurantes y hoteles 15.7
Industria manufacturera
Dentro de ésta, destacan los productos alimenticios, bebidas y tabaco. 14.9
Transp., almacenaje y comunicaciones 9.2
Agropecuaria, silvicultura y pesca 8.6
Construcción 4.8
Electricidad, gas y agua 1.0
Minería 0.6
Servicios Bancarios Imputados -0.2
Total 100
Si el futuro de Oaxaca dependiera exclusivamente de lo que la burguesía decidiera, ya podríamos ir dándola por muerta, sin embargo, para desconsuelo de los capitalistas y como aliciente para nosotros, resulta que así no es como funciona la historia: tarde o temprano todas las contradicciones se ven resueltas, en muchos casos de manera abrupta y violenta, como por ejemplo en las revoluciones. El mundo en su conjunto, México y Oaxaca experimentan procesos de cambios turbulentos. Estos no son más que el resultado de la acumulación de contradicciones en la lucha entre los opresores y los oprimidos; contradicciones que se encuentran en un punto álgido de su desarrollo y que encuentran maravillosas expresiones como son la revolución bolivariana en Venezuela, la lucha contra el fraude en México y por supuesto, la lucha por la salida de URO de Oaxaca, encabezada por la APPO.
La APPO
En la noche del 14 de junio los profesores de la sección 22 del SNTE que hacían guardia en el zócalo de la ciudad de Oaxaca en "su tradicional plantón", cuya demanda central era una absolutamente económica: la rezonificación de la planta académica de esta sección, sufrieron un brutal intento de desalojo por parte del gobierno oaxaqueño, cuya administración está hasta el día de hoy en manos de URO, un gobernador priísta vinculado con Roberto Madrazo, tan nefasto como cualquier personaje de esta estirpe (como bien puede ser por ejemplo el mismísimo "gober precioso" Mario Marín, Fidel Herrera, Romero Hicks, etc., etc.) Y he aquí donde se puede corroborar de manera muy clara aquella frase de Engels: lo que no pasa en 20 años puede pasar en 20 minutos. Durante el intento del desalojo, los habitantes del centro de la ciudad que viven alrededor del zócalo ayudaron a los profesores a replegarse y lanzar una contraofensiva a las fuerzas del estado, recuperando el plantón del zócalo en los días siguientes. Estos acontecimientos "puramente económicos" desataron en cuestión de días uno de los conflictos en los que la participación de la clase trabajadora como tal fue decisiva tanto en la acción como también en el programa sobre el cual se luchaba, en el cual se expresó de manera clara la batalla no en líneas de sectores específicos, sino como la lucha entre los opresores y los oprimidos. Estas demandas y esta lucha trascendieron no sólo a nivel estatal, ni nacional, sino a nivel mundial. En los días que siguieron al intento de desalojo, un mosaico de más de 350 organizaciones, las cuales lograron consolidar unidad en la acción se conformaron en la APPO.
A partir de ese momento y durante los siguientes cuatro meses se vivió en Oaxaca un ambiente de doble poder, es decir, una situación en la que las acciones convocadas por la APPO (las cuales muchas eran absolutamente contrarias a la existencia del estado) convivieron con el gobierno de URO, que aunque en Oaxaca misma había desaparecido por la vía de los hechos, se mantenía de manera artificial por el aparato del Estado a nivel federal. La necesidad de transformar la miseria que se vive en Oaxaca y en general el país se vio reflejada en la participación tan entusiasta, decidida y entregada del pueblo oaxaqueño: trabajadores, campesinos pobres y gente progresista de los más distintos sectores, desde los estudiantes hasta restauranteros del centro de la ciudad. Todos con un objetivo que rápidamente adquirió precisión y nitidez política: la salida de URO del gobierno. Nadie se hacía ilusiones de que ello terminaría con cinco siglos de miseria y opresión ni mucho menos, sin embargo era y aún es el acicate del movimiento, era una primera etapa por la que habría que pasar.
En este punto es donde nos parece muy importante hacer énfasis en la necesidad del partido revolucionario, es decir, una organización de cuadros políticos que sea capaz de abanderar y cristalizar como nadie las necesidades del proletariado, que estudie, conozca y saque las conclusiones correctas de todas las luchas de la clase trabajadora, tanto sus derrotas como sus victorias en todos los países y en todas las épocas. Un partido capaza de unir las demandas inmediatas del movimiento con la lucha por el socialismo, es decir por la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía poniéndolas bajo el control democrático de los trabajadores, impulsando esta lucha a nivel nacional. Este partido, este grupo de compañeros no serán "los Mesías" ni quienes den una solución mágica y terminada al problema de la lucha de clases, pero sí de ellos tiene que salir una alternativa coherente, factible y posible de acuerdo al momento específico en el que se encuentre la lucha. En palabras de Trotsky, en el prólogo de su libro Historia de la Revolución Rusa: Sin una organización dirigente la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor. Sin duda la APPO fue la dirección que llevó a Oaxaca al límite del doble poder, sin embargo, cuando dos proyectos tan contrapunteados como son los que la APPO abandera y los del gobierno federal y local se enfrentan, tarde o temprano uno de los dos tiene que sobreponerse. La APPO pudo haberlo hecho en el momento más álgido de la lucha, con algunos medios de comunicación bajo su control, el poder de convocatoria que poseyeron fue increíble. Bastaba llamar a las famosas megamarchas para que en cuestión de un par de días millones de personas asistieran a las calles, mostrando su inagotable disposición en varias de esas marchas, las cuales fueron kilométricas en su mayoría. No obstante todo este apoyo y entusiasmo, había que dar el siguiente paso; no era suficiente tomar las calles, había que comenzar a desplazar a los dueños de los sectores económicos claves de la capital, del Istmo, de la costa, de todo el estado. Por supuesto que pudo haberse hecho, si no se hizo fue justamente por la falta de audacia (por decir lo menos) por parte de quienes en un momento dado encabezaron la insurrección oaxaqueña, gente que como Enrique Rueda ha ido mostrando en este último tiempo cuáles eran los intereses que lo hacían ponerse al frente de un movimiento tan maravilloso como el que vivimos en Oaxaca.
La primera etapa de la lucha ha concluido con una derrota para la APPO; entre el saldo podemos contar con los cientos de detenidos de manera ilegal, los torturados, los desaparecidos y un clima de hostigamiento y acoso para todos los inconformes. La entrega de las estaciones de radio, el retiro de las barricadas bien pudieron haber sido retiradas estratégicas. Pero sobre todo después de la entrada de la PFP y el ejército, se percibió la falta de alternativas para tender puentes entre las bases de la APPO y la organización misma, acciones tan elementales como la promoción de asambleas, volanteos y pegas de carteles fue algo que no se vio una vez entrada la fuerza pública. Lo que sí pudimos apreciar era la necesidad cada vez más acusada por una parte de la dirección de la misma APPO para negociar. Los marxistas siempre lo hemos dicho: la única base sobre la que se puede tener una negociación exitosa es aquella que te da el propio éxito en las calles. Ahora son grandes y difíciles las tareas que el movimiento tiene que replantearse para no ser completamente aplastado. El vapor aun sigue saliendo del interior de Oaxaca, sólo falta el pistón...
Esta lección nos costó caro aprenderla, no nos es permitido echarla en saco roto. Si en este momento estamos derrotados, no fue por la "tibieza", ni la "falta de madurez" de las bases de apoyo de la APPO. Fue por la falta de decisión de la dirección una vez que se había ya lanzado al ruedo. Ese será un experimento que no repetiremos nunca más. La próxima vez que nos enfrentemos al Estado de manera frontal, será con toda la clase trabajadora organizada, los campesinos pobres, los estudiantes, las amas de casa y el ejército en acciones decididas y contundentes como es el caso de una huelga general. Pero una huelga general involucra el conjunto de la clase trabajadora en todo el país...
Perspectivas para 2007
Sin abundar demasiado en el tema[2], el gobierno de Calderón nos abre un negro panorama para los próximos años. El enorme fraude electoral que lo pusp en la silla presidencial y las fuerzas que desató dicho proceso lo obligan a cumplir con creces a sus acreedores: entregar a la iniciativa privada (de manera particular, a los que desembolsaron grandes cantidades de dinero para consolidar el fraude) sectores claves para la mínima subsistencia de la clase trabajadora como el energético, el de la salud, así como también empujar al límite la precariedad y las condiciones laborales.
La lucha en Oaxaca, por más particularidades que presente, no se limita a los linderos establecidos por la geografía, esta lucha encabezada por la APPO, no es sólo la de una etnia con intereses muy particulares, sino que en la actualidad es una de las expresiones más acabadas de una lucha mucho más añeja y mucho más amplia: la lucha de los opresores contra los oprimidos. Como algunos ejemplos pudimos ver el cerco económico que comenzó a formarse alrededor de Oaxaca, en particular en la ciudad, en los momentos de mayor tensión se notó inmediatamente el bloqueo al abasto de artículos de consumo básico como parte del frente común que hicieron no sólo los empresarios de Oaxaca, sino de todo el país, también estos mismos capitalistas, utilizaron una de sus herramientas más efectivas: el Estado; ya podíamos ver después de un par de meses de haber estallado el conflicto al entonces secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo presto a respaldar económicamente al "sector productivo" de Oaxaca de ser necesario, considerando a la entidad como si hubiera sufrido un huracán del tipo Wilma. Y por último, podemos ver cómo incluso a nivel internacional, los grandes emporios de la información se alinean a los intereses de los dueños del dinero, baste dar una hojeada a periódicos "liberales" como El País[3] en España.
Todos estos individuos se mantienen unidos en un solo bloque cuando se trata de defender sus intereses. Es la razón de existir de organismos como el FMI, el BM, la OCDE, la COPARMEX, etc., etc. Sus diferencias internas y la competencia encarnizada que entre ellos libran siempre está supeditada al sometimiento de los verdaderos productores de esta sociedad: los trabajadores. De modo que a nosotros como trabajadores para impedir este sometimiento tenemos pues que echar mano de nuestras propias organizaciones tradicionales. La APPO, un frente de muchas organizaciones, entre las cuales está la enorme sección XXII del SNTE, ya dio una buena muestra de cómo concretar y confluir en la acción. Falta ahora que esta acción se generalice y que en ésta entren en la ecuación todas, o al menos las más grandes, organizaciones fundamentales de nuestra clase: los sindicatos. No, no son sueños guajiros. Desde hace más de dos años hemos asistido a una participación más militante por parte de un sector cada vez más amplio de sindicalizados. Lo vimos en la lucha contra la privatización del sector energético, en la lucha contra las reformas del IMSS y del ISSSTE, en la lucha contra el fraude y por supuesto, en la conciencia de muchos y muchos trabajadores está claro el vínculo entre el destino de la lucha en Oaxaca con su propio destino. Ahora, tampoco podemos dejar de notar que en efecto sí hay un sector en los sindicatos que se resiste con uñas y dientes a dar el siguiente paso, éste es la dirección de prácticamente todos los sindicatos (grandes, medianos, independientes). Inevitablemente los acontecimientos ubicarán a cada quien en su lugar: habrá direcciones que para permanecer al frente, tendrán que ser arrastrados por la participación democrática y la entrega de sus representados y habrá otros casos en los que tendrán que hacerse a un lado para dejar pasar el torrente revolucionario. De cualquier forma, para que este torrente corra libre con toda su potencia, es necesario recuperar, fortalecer y revitalizar nuestros sindicatos. Si como dijo Trotsky "la economía planificada necesita de la democracia obrera, como el cuerpo humano necesita al oxígeno", también es cierto que los sindicatos necesitan este mismo oxígeno para que la clase trabajadora logre tomar el control de la economía. Los sindicatos son nuestras extremidades con las cuales accionamos, nos desplazamos y asestamos golpes a los patrones, para hacerlo de manera contundente, nada mejor que mantenerlos ejercitados y bien oxigenados. Que quede claro: los sindicatos somos todos los trabajadores y es de todos los trabajadores. Es por eso la urgencia de rescatarlo y darle nuevos bríos, agarrar el segundo aire, necesario para emprender la tarea histórica que está a la vuelta de la esquina: la toma del poder en nuestras manos, toda vez que la burguesía ha mostrado su absoluta incapacidad de resolver nuestros problemas más elementales.
Por supuesto que también tenemos al PRD, otra de nuestras organizaciones de masas a nivel nacional, cuyas tradiciones y orígenes se remontan a las luchas sindicales de los setentas, los numerosos movimientos por hacer respetar los derechos democráticos elementales y por supuesto, la lucha contra el otro fraude, el del 88, el que nos heredó a Salinas, a Zedillo y a Fox. El PRD es un partido construido por las bases y que en los momentos de más algidez política, son las mismas bases del partido (la clase trabajadora junto con los campesinos pobres, los estudiantes, las amas de casa y demás sectores oprimidos) quienes lo utilizan como una potente arma en contra de sus agresores: en casos tan concretos como el fraude, estos son el PAN, la "ultraderecha", el IFE, Fox, la CCE. El PRD, conformado por cientos de miles de trabajadores todavía puede ser de mucha utilidad para la clase obrera en la lucha de clases, siempre y cuando se asuma de manera clara el carácter de clase que dio vida a este partido y se trabaje desde el mismo partido por el único programa que nos garantiza la vida que siempre hemos merecido: el programa de la lucha por el socialismo.
Hasta ahora se ha hablado de las organizaciones de masas, pero ¿y qué hay de la guerrilla[4]? Sabemos que principalmente en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, tres de los estados más pobres existen grupos guerrilleros armados. ¿Cuál es la viabilidad de una victoria por parte de ellos? Insistimos, sin el apoyo del verdadero sostén de la economía, es decir del proletariado, un puñado de valientes por más arrojados y sacrificados que sean, serán incapaces de asestar un golpe mortal a una maquinaria que cuenta con toda la infraestructura, financiamiento y apoyo de la clase dominante. El Estado es una herramienta de clase y el Estado capitalista como tal, sólo podrá ser eliminado con la participación de toda la clase opuesta: el proletariado. Por lo demás, la transformación de la sociedad no sólo tiene que ver con la destrucción del Estado (para lo cual, insistimos, se requiere toda la fuerza de la clase trabajadora, mostrando que si no es por su voluntad en el mundo no gira una rueda ni se prende un foco) sino además con la eliminación de la propiedad privada sobre los principales medios de vida que permitan la implementación de un plan para aprovechar la potencialidad de los recursos naturales y humanos con los que cuentan los trabajadores para conformar una sociedad realmente nueva. Para llevar a cabo ambos planes (la destrucción del estado y la construcción de una nueva sociedad) se requiere estrategia y se requiere táctica, ambas en el caso de la guerrilla divergen claramente de la participación de masas por la que los marxistas siempre hemos luchado, como es el caso por ejemplo de la táctica del foquismo, que consiste en que un pequeño grupo de elementos lleven a cabo ciertas acciones sobre todo contra funcionarios, personalidades características o localidades de gente vinculada al régimen capitalista, esperando que con estas acciones los habitantes de las comunidades cercanas se levanten en armas y continúen la lucha, lo cual, nunca ha sucedido por la simple razón de que en esas comunidades no hubo antes un trabajo paciente para explicar la necesidad de ese tipo de acciones, que por cierto, son insuficientes para tumbar al régimen, pues la burocracia, la burguesía como sectores y clases sociales cuentan con un ejército prácticamente inagotable de repuestos. Los capitalistas, los burócratas como individuos en su clase son piezas absolutamente reemplazables, por lo que en general también los marxistas nos oponemos a los atentados terroristas, ya que por lo regular este tipo de ataques no sirven ni para elevar la conciencia de la clase trabajadora, ni para mermar las fuerzas de la clase dominante y por el contrario, son siempre un excelente pretexto para los amantes del orden, la legalidad y el estado de derecho para atizar la represión en contra de la clase trabajadora en general y muy en particular, en contra de la capa de los activistas más comprometidos en el movimiento.
Un grupo de hombres armados en la sierra es incapaz de sustituir las acciones revolucionarias de las masas desarrollando movilizaciones y huelgas. La tara de todo revolucionario consiste en desarrollar acciones que unifiquen a los diferentes sectores en lucha para que de este modo la fuerza del movimiento se haga tan aplastante que el Estado se vea obliga a retroceder. Por ejemplo, una huelga general bien organizada en Oaxaca no tendría como consecuencia inmediata la liberación de todos los presos políticos y la caída de URO; pero no sólo eso esta clase de éxitos logrados por la huelga general en Oaxaca tendría un enorme impacto nacional al dotar de confianza y de ánimo a los trabajadores de la ciudad y el campo en otras latitudes de México impulsándolos hacia delante para pasar a acciones mas decididas contra el régimen.
De manera natural las bases, el sostén de la lucha proletaria, tanto de los sindicatos, de la APPO y del PRD rebasarán a su dirección si ésta se obstina en fungir como freno de una lucha que es impostergable para nosotros. Es aquí donde vale la pena insistir un poco más en lo que ya desarrollamos antes: necesitamos estar preparados, formar y formarnos como cuadros políticos capaces de brindar a nuestra clase, a los trabajadores una alternativa viable, coherente, científica y revolucionaria. En México, los camaradas de Militante llevamos 17 años de un esfuerzo sostenido y permanente por construir esta organización, por formarnos, prepararnos y poder servir así a la causa última de la clase que está "condenada a triunfar", la causa del socialismo. El socialismo no se hace en un solo país, o es internacional o no es socialismo (y es internacional por la sencilla razón que nuestros enemigos de clase, los capitalistas, se organizan también internacionalmente); es por eso que nuestra organización no se limita a las fronteras que nos ha impuesto la burguesía, pues contamos con el apoyo y la vasta experiencia de los camaradas de la Corriente Marxista Internacional (www.marxist.com), quienes en cada uno de los países donde participan, comparten nuestra lucha; y por supuesto, procuramos en todo momento rescatar las mejores tradiciones que a lo largo de la historia han sido forjadas por los trabajadores en su lucha contra el capitalismo, de manera muy especial procuramos rescatar las tradiciones del partido bolchevique, el partido de la clase trabajadora que derrotó al capitalismo en Rusia a principios del siglo pasado.
Es por todo lo anterior que consideramos que Militante es una opción seria para organizarse en la lucha por el socialismo; tenemos la seguridad, la experiencia y sobre todo el compromiso para aprovechar lo mejor posible todos los esfuerzos individuales de quienes queremos hacer de este mundo un mundo mejor, un mundo regido bajo una economía racional y planificada, donde los avances tecnológicos y científicos impliquen una mayor emancipación de la humanidad con respecto al trabajo y no una esclavización más acusada del hombre por el hombre, un mundo donde la guerra, la hambruna y las epidemias no sean otra cosa que un mal recuerdo, un episodio terminado de la barbarie humana, una anécdota que no se habrá de olvidar, pero que no se habrá de repetir tampoco, un mundo donde cada quien vea satisfechas sus necesidades y a la vez, aporte a la sociedad lo mejor de sus capacidades; en resumen, de quienes queremos el socialismo.
¡En Oaxaca y el mundo entero organicémonos y erradiquemos de una vez por todas el mal del capitalismo!