Datorren irailaren 26an hauteskundeak egingo dira Venezuelan. Iraultzak aurrera jarraituko badu eta sozialismoak garaipena lortuko badu, beharrezkoa da Chavezek irabaztea eta politika iraultzaile bat aurrera eramatea. Jarraian dakargun artikuluan Venezuelako marxista batek PSUV alderdiari, hau da, Chavezek berak sortutako alderdiari botoa emateko arrazoiak aurkezten ditu (artikulua gazteleraz dago)

Elecciones parlamentarias del 26S: ¿Por qué debemos votar por los candidatos del PSUV?




 
 

Hace unos días nos encontramos con un amigo al que hacía algún tiempo que no veíamos. Después de los saludos habituales, soltamos el consabido “¿y qué más, cómo anda todo?”. La respuesta espontánea fue una mueca de resignación que antecedió la queja en voz baja de Gregorio, un chavista de siempre, que la lanzó bajando la vista, como si le diera pena sincerarse. Su molestia se originaba, principalmente, en la problemática económica por la que estaba atravesando, cada día compraba menos con el salario de motorizado, y ello a pesar que ya había empezado a cobrar el último aumento decretado este año. Si a esto le sumaba que le habían subido el alquiler del rancho en Gramovén y que un mes antes lo habían asaltado llegando a la casa y le habían quitado la quincena completa, su situación no podía ser más dramática. Cuando salió el tema de las próximas elecciones legislativas me dijo que el último fin de semana habían andado los candidatos psuvistas por el barrio haciendo campaña. “¿Y cómo lo ves?”, le pregunté. Un nuevo gesto ambiguo. “No está fácil”, me contestó. “Pero las encuestas dicen que el PSUV va a ganar cómodo”, volví a decirle. “No sé qué dicen las encuestas, pero cuando hablas con la gente en el barrio hay muchos que están cansados, dicen que para qué tantas elecciones si igual siguen pasando trabajo, que los malandros los tienen a monte, que no les alcanzan los reales. Y los otros, los que están resteados con la revolución se quejan que el candidato es un bate quebrado, que lo que hace es hablar paja pero que cuando estuvo en el gobierno no hizo un coño”. “¿Y tú?” “Yo estoy inscrito en el PSUV y voy a votar, pero en la patrulla no nos estamos reuniendo, todavía no nos han dicho qué vamos a hacer, pero hay que seguir apoyando a Chávez a pesar de todo, con el comandante hasta el final”.      

 

 1)       El desgaste de la burocracia 

 

Después de ver el documental “La revolución no será transmitida”, un compañero comentó que le había llamado la atención la expresión que tenían en el rostro varios de los ministros chavistas luego que el gobierno fuera derrocado el 11 de abril de 2002. Lo extraño era que no se trataba de una expresión de preocupación sino de alivio y, posiblemente, era el reflejo de una muestra del cansancio y el desgaste que varias de aquellas personas ya tenían a esa altura de la revolución. Hoy, ocho años después de aquel momento, ese cansancio y desgaste parece  haberse profundizado y es una muestra del propio agotamiento del modelo político que ha venido impulsando la burocracia en todo este tiempo. Conformada en sus extractos alto y medio por personas provenientes de la pequeña burguesía, profesionales universitarios y oficiales del ejército muchos de ellos, se instaló en el aparato del Estado burgués heredado de la IV República, con sus valores, prejuicios y moral propios de su clase, y ocupó al frente de la revolución el vacío que no supo llenar en su momento una clase obrera falta de dirección. Esta burocracia, principalmente su ala de izquierda, supo desarrollar sin muchos contratiempos la etapa democrático burguesa de la revolución hasta el golpe de Estado de 2002, a partir de allí, y producto de la agudización de la lucha de clases, la revolución tuvo la necesidad de plantear el socialismo para continuar avanzando, y entonces la burocracia se vio sobrepasada por las tareas que esto implicaba y por los límites que le imponían las propias contradicciones de clase de sus integrantes. Por otra parte, el ejercicio de un poder casi absoluto y discrecional le permitió al sector más pragmático de ella, principalmente de la alta burocracia y de su ala de derechas, continuar con los manejos corruptos, tan comunes en la IV República, que terminaron generando una nueva casta de burócratas adinerados y muy afines a la burguesía. Igualmente se comenzaron a conformar diversos liderazgos dentro de la alta burocracia que pasaron a disputarse los distintos segmentos del poder del Estado, sin embargo, en un momento dado todos estos sectores empezaron a reconocer sus  intereses comunes y ello los llevó a cerrar filas, más allá de cualquier diferencia, desconfiando primero y luego identificando a la clase obrera como el enemigo que podía poner en peligro ese poder al cual ya se habían acostumbrado. Fue entonces que buena parte de la burocracia que había jugado un papel progresista al comienzo de la revolución pasó, fundida ya con los demás extractos burocráticos, a desarrollar una estrategia francamente contrarrevolucionaria. Ejemplo de esto último son los continuos ataques al movimiento obrero, principalmente provenientes del Ministerio del Trabajo, el sabotaje a través de la ralentización, o directamente de la no ejecución, de numerosos proyectos anunciados por el presidente Chávez (éste hasta llegó a anunciar burlonamente el otorgamiento del premio morrocoy de oro a la obra más lenta), el abandono de las misiones, la evidente componenda con sectores empresariales que sabotean la economía, etc., y todo esto lo han venido realizando uniformados del rojo más intenso y jurando lealtad eterna al socialismo y al presidente. El problema es que la burocracia, aún los sectores más sanos de ella, ya tocó techo (o fondo), está cansada después de 11 años de revolución, muchos de sus integrantes ya no creen en esta última y actúan por inercia, se les ve en los rostros cuando aparecen junto a Chávez. No saben, no pueden y no quieren completar la revolución porque ello significaría el fin de los privilegios que han estado usufructuando hasta ahora, y tampoco pueden retroceder porque la reacción los “identifica” demasiado  con el proceso, se encuentran entrampados. Su modelo político reformista, conciliador, “humanista”, “pacifista”, pendejo, se agotó en 2002 y desde entonces arrastran ese muerto sin entender muy bien lo que ocurre, como dijera Lenin: “pequeños burgueses, que creen en todo y no ahondan en nada”. En este momento, la impresión que da un sector importante de la burocracia es que emocionalmente se encuentra más cercana de la firma de un nuevo Pacto de Punto Fijo que de empujar la revolución hacia el socialismo, lo único que parece frenarla es la tozudez y la honestidad del presidente Chávez y el miedo a la reacción popular que generaría su traición, además, que las condiciones objetivas, con un capitalismo mundial en crisis, no son las mejores para realizar un movimiento en ese sentido.    

 

2) Lo que la burguesía perdió y quiere recuperar  

 

A pesar de 11 años de derrotas y fracasos políticos, la burguesía aún mantiene casi intacto su poder económico. En ese sentido, la revolución no ha afectado mayormente dicho poder, más allá de alguna que otra nacionalización, sobre todo, de industrias cerradas, o con problemas económicos, y de tierras ociosas. En todo caso, la política de expropiaciones adelantada por el gobierno, y de la cual se queja tanto la reacción, ha tenido más un carácter defensivo, ante el sabotaje económico de los capitalistas, que como parte de una estrategia para acabar con la propiedad privada de los medios de producción. Ha sido más que evidente, a través de los múltiples llamados, apoyos financieros, programas, etc., realizados al empresariado, que en el programa del gobierno no ha estado planteado, por lo menos hasta ahora, el fin de la empresa privada, sino todo lo contrario. La estrategia gubernamental en este aspecto se ha enfocado en dos frentes: por un lado, apoyarse en los altos ingresos petroleros para tratar de desarrollar una industria estatal paralela a la privada que compita en los mercados con esta última, como parte de lo que se llamó el “socialismo petrolero”, y por otro, tratar de impulsar el desarrollo de un capitalismo industrial nacionalista, algo muy caro a los estalinistas y a sus tesis del etapismo para llegar al socialismo. Sin embargo, históricamente está demostrado que la burguesía venezolana nunca ha sido demasiado propensa a la inversión en el área industrial. Instalada en un país con grandes ingresos fiscales provenientes de la industria petrolera ha preferido centrar su atención y sus inversiones en el comercio, en la especulación inmobiliaria y, sobre todo, en la actividad bancaria y financiera. Casualmente, estos rubros, prácticamente, no han sido tocados por la revolución bolivariana, y cuando ello ha ocurrido ha sido porque los propios burgueses propietarios de estos medios los han llevado a la quiebra con sus manejos dolosos. Un economista escuálido escribía lo siguiente en un artículo de 2006: “El sector que más se beneficia de la ineficiencia e ineficacia en el manejo de los recursos fiscales, de las malas políticas para controlar el exceso de liquidez monetaria y la corrupción reinante es la banca privada… La viabilidad de cerca de la mitad de las más de 40 instituciones financieras privadas del país depende de sus relaciones con entes del gobierno, ya sea para captar depósitos o para inversiones en títulos públicos y operaciones con ganancias cambiarias inmediatas como las descritas. Con algunas excepciones y según el acceso preferencial de cada banquero, los entes financieros se enriquecen como nunca antes con operaciones con el Ministerio de Finanzas por más de 7.000 millones de dólares en la compraventa de los bonos argentinos y otros derivados de deuda desde 2005. Estas operaciones no se registran contablemente en los balances bancarios, debido a que la ganancia es cambiaria y al usar el tipo de cambio implícito o el del mercado paralelo para su registro sería un ilícito cambiario... Todos estos vicios los promueven sectores “revolucionarios” e intermediarios que cultivan una cínica relación de explotación salvaje de los ingresos gubernamentales con parte del sector bancario que comparte con ellos algunos riesgos y todos los beneficios” . Y este mismo año otro informe confirmaba el mantenimiento de ese crecimiento económico que ha tenido la banca venezolana durante todo este tiempo: “Según Aristimuño Herrera & Asociados, los cinco grandes de la banca –Provincial, Venezuela, Banesco, Mercantil y Exterior- alcanzaron un beneficio neto conjunto de Bs. 1.111,5 millones en el primer trimestre de 2010, lo que supone un crecimiento del 21,8% versus el mismo lapso en 2009” . Es por todo esto que al comienzo de este punto afirmábamos que la burguesía ha continuado manteniendo su poder económico, y no sólo eso, sino que en estos 11 años lo ha incrementado, en gran medida, gracias a sus buenas relaciones con un sector de la alta burocracia.      

 

Sin embargo, no sólo de pan vive el hombre, mucho menos si ese hombre es un capitalista, y a pesar de las grandes ganancias económicas obtenidas en este tiempo, que no solamente han quedado circunscriptas al sector financiero, ya que no han hecho negocios con este gobierno los empresarios que no han querido, la burguesía sueña con el poder absoluto que tuvo antes de 1999 y que perdió a manos de Chávez. La persecución de este sueño la ha llevado a organizar, junto a sus operadores políticos, y apoyada por la burguesía mundial y el imperialismo gringo, golpes de Estado, paros empresariales, referéndums, guarimbas, sabotajes económicos, etc., etc., en contra de la revolución, además de participar sin éxito en las infinitas elecciones celebradas hasta la fecha. La recuperación del poder político le permitiría  a la burguesía dictar las líneas económicas, tal como lo hacía en la IV República, con lo cual se harían aún más jugosas sus actuales ganancias, que ya no quedarían supeditadas a los caprichos de un grupo de burócratas, a los cuales no controla, y además, porque así también se corregiría una situación que considera injusta y que la golpea en el bolsillo y en el corazón: el que buena parte de esa riqueza proveniente del petróleo que le ha venido ingresando a Venezuela, y que Chávez ha estado “dilapidando” con sus misiones y programas dirigidos a los más pobres, que considera suya por derecho divino, regrese a su verdadera dueña,  como había venido ocurriendo desde la dictadura gomecista.  

 

3) Las masas que aún esperan 

 

Las masas venezolanas, ese enorme y heterogéneo conglomerado de personas, son las que finalmente terminan decidiendo las elecciones en este país con su participación, y en qué medida, con sus preferencias por unos u otros candidatos. Lo hicieron en la IV República y también lo han venido haciendo en la V, por eso es tan importante saber en qué situación se encuentran, qué están sintiendo y qué están pensando o, por lo menos, tratar de acercarnos lo más posible a las respuestas a dichas interrogantes. Es más que evidente, sobre todo para ellas, que sus condiciones sociales han mejorado en gran forma con respecto a lo que debieron padecer bajo los gobiernos de la burguesía, principalmente, de los últimos. Sólo basta recordar lo que fue la década del noventa con sus altos niveles de inflación que en algún momento superaron el 100%, la caída del gasto social en un 300% en 4 años, la crisis financiera que tuvo un costo de casi 1.500 millardos de bolívares para el Estado, con un 86% de los trabajadores ganando menos de una canasta alimentaria en 1997, con una caída del 24,8% en el consumo de alimentos (en dos años, de 1994 a 1996, sólo el precio de la leche aumentó 230%), con una represión brutal desatada contra las múltiples manifestaciones de protesta que desarrollaban por esos días trabajadores, jubilados, pensionados y estudiantes en defensa de sus derechos, corrupción, crisis de seguridad, crisis en las cárceles, etc., etc. La década de los noventa se pudiera denominar como la década de las crisis permanentes del sistema capitalista venezolano. La llegada de Hugo Chávez al gobierno en las elecciones de 1998 no fue producto del azar sino la consecuencia de la bancarrota total y absoluta del régimen de la burguesía en Venezuela, que hacía años que ya no podía satisfacer las necesidades mínimas de las masas, y se terminó desmoronando barrido por el deseo de cambio revolucionario de dichas masas.   

 

Como decíamos antes, en los primeros 10 años muchas cosas han cambiado para el pueblo. Por ejemplo, la pobreza extrema se redujo de 42% a 9,5% y la pobreza general pasó de 50,5% a 33,4%. Se acabó con el analfabetismo, se duplicó la inversión del Estado en educación que pasó de 3,9% del PIB en 1998 a 7% en 2009, hoy no existe aquel problema crónico en la educación durante los gobiernos de la burguesía, sobre todo, a nivel secundario y universitario, donde cada vez habían menos estudiantes, ya para 2008 existían 2.260.221 estudiantes universitarios, un 340% más que los 668.109 de 1998 (13). En el área de la salud la diferencia es abismal: para 2009 se habían beneficiado casi 25 millones de personas con la Misión Barrio Adentro, de las cuales habían salvado su vida 630.500, gracias a esta misión; hasta 2009 se habían inaugurado 6 mil 531 Consultorios Populares, 479 Centros Médicos de Diagnóstico Integral (CDI), 543 Salas de Rehabilitación Integral (SRI), 26 Centros Médicos de Alta Tecnología (CAT), 13 Clínicas Populares, 459 Ópticas Populares y 3 mil 19 Puntos de Consulta y Clínicas Odontológicas. En 1990 la mortandad infantil era de 25,8 por mil, cifra que gracias a las políticas sanitarias del gobierno bolivariano se redujo a 13,7 por mil para el año 2009. Los pensionados, por su parte, pasaron de 387.007 en 1998 a 1.220.685 en 2008, un aumento de 315% (14), con pensiones equivalentes al salario mínimo. Pudiéramos continuar agregando cifras y estadísticas que sólo darían más contundencia a esta realidad, por ejemplo, no hemos comentado nada de las misiones alimenticias ni de los planes de desarrollo en infraestructura, pero para muestra basta un botón.  

 

Sin embargo, también después de más de una década de revolución aún quedan varias materias pendientes que, en la medida que no se terminan de resolver, se van agravando día a día, nos referimos a la inflación, a la inseguridad, a la vivienda y al desempleo, básicamente. Todas ellas lacras propias del sistema capitalista, generadas por la dinámica de funcionamiento de éste, y, por lo tanto, imposibles de solucionar dentro de los límites de este sistema socio económico. Al no haber superado la revolución su etapa democrática burguesa y no terminar de avanzar decididamente hacia el socialismo, expropiando a la burguesía y cambiando las relaciones de producción capitalistas, además de mantener la estructura del Estado burgués, se hace también imposible la planificación de la economía y el control de la sociedad por parte de las masas organizadas. Sin el cumplimiento de estas dos últimas condiciones jamás se van a  poder resolver los problemas endémicos heredados del régimen burgués por más planes y programas que se implementen regularmente. “Al cumplirse los primeros quince días del anunciado Plan Bicentenario de Seguridad (Dibise) por parte del presidente Hugo Chávez, se reportaron 230 muertes violentas en la capital; es decir, cada día falleció un promedio de 15 caraqueños… No obstante, durante el segundo fin de semana de la puesta en marcha del Dibise se reportó en Caracas el mayor número de homicidios en lo que va de año, e incluso supera la cantidad de fallecidos durante el 31 de diciembre y primero de enero pasados… en Venezuela se han reportado 123.091 homicidios en los últimos once años, lapso en el cual se han puesto en práctica quince planes de seguridad. Los dispositivos dados a conocer por las autoridades han sido el Plan Nacional de Desarme Carcelario, Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, Plan Estratégico de Prevención de la Violencia y la Convivencia, Plan Confianza, Plan Piloto de Seguridad, Plan Nacional de Control de Armas, Plan Integral de Seguridad Misión Caracas y Plan Estratégico Nacional de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Plan Caracas Segura, Noche Segura, Autopista Segura, Madriguera, Bicentenario y Ruta Segura”.. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el déficit habitacional supera el millón 800 mil viviendas, y 60% de las existentes necesita ser mejorada o ampliada. Incluyendo las viviendas ubicadas en lugares de alto riesgo o con servicios y ambiente deficientes, el déficit sobrepasa los 2 millones 500 mil”.“Barrio Nuevo es por ahora el último, pero ciertamente no el único. Planes para construir viviendas han abundado durante el gobierno de Chávez, si bien muchas veces no se trata más que del mismo proyecto con diferente denominación, relanzamientos de una misma idea. Sólo Caracas ha visto desfilar nombres de todo tipo: Misión Villanueva, Misión Hábitat, Plan Caracas, Ciudad Zamora, Ciudad Miranda, Ciudad Cabruta, Programa Ocho y Sustitución de Rancho por Casa. Y ahora el último: Barrio Nuevo”..La recesión que afecta a la economía venezolana ha llevado a los trabajadores a paliar la falta de puestos de trabajo formales con el desarrollo de labores independientes. Un total de 3.915.665 personas se encontraban en esta situación en julio de este año, según el INE”. “Indagando en la data del Instituto Nacional de Estadística (INE) es posible darse cuenta que, en efecto, muchas personas han sido despedidas y han pasado del sector formal al informal, más específicamente se han ido al sub-sector Empleados por cuenta propia .La informalidad pasó de 43,3% (de la población ocupada) en el mes de abril a 46,6% en el mes de mayo de 2010. Si realizamos algunos ajustes y sumamos los desempleados (cuya tasa está referida a la población activa) a los empleados informales (cuya tasa está en base a la población ocupada) tenemos que el 50,9% de la población activa no tiene un empleo formal, eso se traduce a que más de 6.500.000 personas trabajan informalmente o no trabajan”.. 

 

3.1.- El fracaso de un modelo económico 

 

Continuar hablando del modelo económico reformista con el cual se sigue insistiendo desde el gobierno, ya se ha vuelto fastidioso y cansón. Pareciera que el ministro Giordani y compañía son los únicos que no logran ver que dicho modelo ha fracasado rotundamente e insisten tercamente en su mantenimiento, o será, más probablemente, que no tienen o no creen en una alternativa viable, realmente socialista. En un artículo que escribimos hace más de dos meses citábamos a Domingo Alberto Rangel para referirnos a esta situación, pensamos que sería bueno revisarla porque no ha perdido vigencia sino que, desgraciadamente, se ha ido confirmando cada día:“Si las gentes avanzadas de Venezuela —a la cabeza de ellos los científicos que se reclaman del marxismo— siguen ignorando el hecho clamoroso de que existe en el país un sistema capitalista ya implantado que tiende a expresarse y actuar conforme a sus preceptos específicos, sin hacerle con­cesiones a los modos de producción anteriores, llegarían a ser aquéllas una especie de exilados en su propia tierra. Quien no capta las realidades, para combatirlas y transfor­marlas adecuadamente, termina por labrarse el aislamiento de los solitarios. El primer descalabro a que conduce la falta de perspicacia histórica para entender y criticar los fenó­menos sociales tal como ellos son, estriba en lo que pudié­ramos llamar la perplejidad del que asume esa posición y de quienes se fían de su palabra. Como las circunstancias no se producen conforme a los dictados que formula el que parte de suposiciones equivocadas, él mismo y sus seguidores caen en el extravío que es la desintegración intelectual. La realidad se les convierte en rompecabezas que cierra todas las perspectivas analíticas. Para no llegar a la estupefacción absoluta, que sería admitir la impotencia, se ensayan enton­ces explicaciones apresuradas que lejos de despejar los horizontes contribuyen a ensombrecerlos más. Así se llega a una situación en que el científico obnubilado se asemeja a los que se pierden en la selva cuya tragedia consiste en que han de girar inconcientemente en torno al mismo paraje. Mientras la realidad avanza, porque tiene unas leyes que la encauzan, los que carecen de un conjunto de instrumentos analíticos apropiados para criticarla vuelven siempre a su punto de partida en una noria triste. Incomprendidos, porque las gentes ven unos hechos que aquéllos no contemplan, van reduciéndose al ensimismamiento en que la rebeldía se transforma en quisquillosidad”. En el artículo mencionado también insistíamos en que el problema fundamental residía en el hecho de querer domesticar a un sistema, como el capitalista, que es de naturaleza anárquica y, por lo tanto, imposible de controlar. He ahí la principal contradicción del reformismo y que ha llevado a la economía venezolana al nivel caótico y de semiparalización que tiene actualmente.  

 

Entre otras cosas, lo que se ha logrado desde la implementación de las medidas devaluacionistas de comienzos de año, que buscaban “hacer más competitiva la economía venezolana, al promover las exportaciones” ,  ha sido liquidar entre enero y mayo de este año más de 8 millardos de dólares otorgados a los capitalistas para realizar importaciones, 66,1% más que en el mismo período del año anterior. En cuanto a las exportaciones que se quería promover, el propio BCV reconocía que en el segundo trimestre de 2010 "el consumo privado desciende 2,4%, la inversión cae 0,8% y las exportaciones se desploman 19,4%" . El dólar paralelo que también se buscaba  controlar con estas medidas, que luego fueron complementadas en el mes de mayo introduciendo un tercer tipo de cambio, pasó de Bs. 5,32 por dólar en diciembre de 2009, con el dólar oficial a Bs. 2,15, a Bs. 8,30 por dólar en julio. Si continuamos observando los demás índices económicos entregados por el BCV para este segundo trimestre, la situación no es mucho mejor. La inflación del mes de julio fue de 1,4% para una interanual de 30,5% y una acumulada en el año de 18%, en 2009, para ese mismo período, la inflación había sido de 13,1% . “El informe del Banco Central al cierre del segundo trimestre señala que, si bien el descenso es menos profundo, la economía continúa en recesión a pesar de que el precio promedio del petróleo, la fuerza que tradicionalmente ha estimulado el crecimiento, promedia 69,75 dólares en lo que va de año. En el segundo trimestre la economía cae 1,9% respecto al mismo lapso del año anterior, dato que refleja una contracción menos intensa en comparación con 5,8% del primer trimestre, pero donde los músculos que pueden impulsar la creación de empleo y el bienestar siguen muy debilitados… La radiografía desnuda el impacto en áreas clave para la creación de riqueza y empleo: la manufactura desciende 3,7%, el comercio 6%, la construcción 6,4%, la actividad petrolera 2%, y electricidad y agua 8,8%. A flote se mantienen las áreas de comunicaciones con un salto de 6,5%, servicios producidos por el Gobierno con un incremento de 2,9% y los servicios comunitarios con un avance de 0,6%... En el semestre el PIB cayó 3,5%, según el BCV” . El mismo informe reconoce en otra parte que "el volumen exportado por la industria petrolera se redujo en 16,3% al contrastar el segundo trimestre de este año con el mismo lapso de 2009… Las compras privadas disminuyeron principalmente en maquinarias y equipos, alimentos, bebidas y aparatos eléctricos… En contraste, el sector público no experimenta ningún problema en el acceso a las divisas y sus importaciones se disparan 78,1%... la producción de Pdvsa, la que se destina a exportar y la que abastece al mercado interno cae 2% en el trimestre”. Si a esto le sumamos que la canasta alimentaria para el mes de julio se ubicó en Bs. 2.305,41 con alzas “en semillas, oleaginosas y leguminosas 6,7%, frutas y hortalizas 5,6%, pescados 5,0%, carnes y sus preparados 2,6%, grasas y aceites 0,9%, raíces, tubérculos y otros 0,1%”, y que el salario mínimo es de Bs. 1.223,89, el panorama no es muy halagüeño que digamos, algo que también se refleja en el informe del BCV en el que se destaca que las ventas al por menor cayeron un 12,4% en el primer semestre: “Al analizar el comportamiento de las ventas al por menor, destaca que alimentos, bebidas y tabaco en almacenes especializados desciende 29,6%; productos textiles cae 19,6%, productos farmacéuticos, medicinales y de tocador 30,4% y vehículos 36,9%”. Para verificar esta realidad, donde se mezclan el sabotaje y la especulación de los capitalistas con la ineptitud y la complicidad de la burocracia, sólo hace falta recorrer los mercados y supermercados privados. En este momento tenemos una situación muy preocupante en la economía venezolana denominada estanflación, es decir, existe una recesión o caída del PIB conviviendo con una alta inflación, y lo peor es que mientras se continúe con estas políticas reformistas de corte monetarista, la posibilidad de revertirla es prácticamente nula, ya que lo que se suele implementar para hacer crecer la economía también hace crecer la inflación, y si, por el contrario, se trata de controlar a esta última se profundiza, entonces, la recesión. En definitiva, los economistas reformistas se encuentran atrapados en su propia trampa.  

 

Todo esto que acabamos de decir, traducido al lenguaje del pueblo, se expresa en el bajo poder adquisitivo del salario que cada vez cuesta más ganar y que, a su vez, cada día alcanza para comprar menos, en un mercado que, salvo las excepciones que representan Mercal y Pdval, se caracteriza por la pobre oferta, la especulación y el sabotaje. Como también hemos venido repitiendo hasta el cansancio, el meollo del asunto reside en que no es posible fusionar dos sistemas económicos antagónicos como el socialismo y el capitalismo, o es uno o es otro, y eso parece ser, precisamente, lo que no entienden los reformistas. La mayoría de los problemas económicos que sufrimos hoy en día en Venezuela se originan en este intento descabellado de plantear implementar medidas de corte socialista conservando las relaciones de producción capitalista.  

 

Contrariamente a las barbaridades que proponen los capitalistas y sus voceros, agrupados en la Mesa de la Unidad, la solución para corregir este rumbo erróneo no pasa por un regreso al capitalismo salvaje que teníamos en la IV República, generador de todas las penurias que sufrió el pueblo venezolano durante el régimen burgués y que es el mismo que actualmente se desploma en todo el mundo, la solución a la falta de vivienda, a la inseguridad, a la inflación y al desempleo, o al empleo informal, hay que buscarla en los postulados del verdadero socialismo, del socialismo científico que formularan Marx y Engels. Aún en los regímenes estalinistas, que eran una caricatura de socialismo, estos problemas no existían gracias a la economía planificada y al control social. En la medida en que la revolución no logra acabar con estas lacras capitalistas se genera desencanto y frustración en una buena parte de las masas que hasta ahora han estado dispuestas a los mayores sacrificios con la esperanza de una vida mejor, pero según va pasando el tiempo y esto no ocurre y, además, oyen a los ideólogos del reformismo repetir incansablemente que aún faltan muchísimos años para alcanzar la nueva sociedad socialista, la paciencia se va agotando como el agua de un cántaro roto. Los explotados y desposeídos se enamoran del socialismo si ven que éste les resuelve sus necesidades básicas como seres humanos, si les permite mañana vivir mejor que hoy y así sucesivamente, si eso no ocurre la conclusión es que el socialismo no les sirve, que es más de lo mismo, y poco a poco se irán tornando más apáticos y descreídos, y, entonces, la revolución estará realmente en peligro. Las masas aún conservan una buena dosis de esperanza y se ven dispuestas a la lucha por una sociedad mejor, pero también parecieran, con razón, estar cansándose de los bellos discursos y de continuar viviendo en un rancho cercado por los malandros y la inflación. 

 

4) El escenario electoral 

 

El escenario electoral, después de tantos años de revolución, debería ser muy distinto al actual si, efectivamente, se hubiesen llevado a cabo las tareas propias de una revolución socialista, es decir, y lo repetimos por enésima vez porque, evidentemente, hay mucha gente, sobre todo en funciones de dirección, que parece no entenderlo: acabar con las relaciones de producción capitalista, acabar con la propiedad privada de los principales medios de producción y de la banca, y entregárselos a los trabajadores para su administración, nacionalizar masivamente la tierra y entregársela a los campesinos, monopolizar en manos del Estado el comercio exterior, derrumbar la estructura del Estado burgués y comenzar a construir un nuevo Estado estructurado en base a los consejos de trabajadores, comunales y campesinos, que permita planificar la economía de un modo racional y ponga el control efectivo de la sociedad en manos del pueblo. Decimos esto, porque si se hubiera cumplido dicho programa la reacción hoy no existiría o estaría reducida a su mínima expresión como resultado que la inmensa mayoría de las masas, sino todas, estarían ganadas para la revolución y participando activamente en la construcción de una nueva sociedad donde serían ellas las que tendrían la última palabra y no la burocracia, y donde la arcaica democracia liberal burguesa, bajo la cual aún vivimos, con todas sus reglas de juego,  habría comenzado a ser un mal y lejano recuerdo en la mente de las mismas. Desgraciadamente, por todo lo que se ha venido diciendo hasta aquí, esto no ha ocurrido y una vez más el pueblo venezolano es convocado a unas elecciones, esta vez de carácter legislativo, en un escenario que de antemano no luce tan auspicioso para el chavismo como en anteriores ocasiones.   

 

4.1.- Los bolivarianos 

 

El PSUV se comenzó a conformar como partido político durante el año 2007 a instancias del presidente Chávez y ante la necesidad de la revolución de contar con una organización que reuniera y diera dirección a las masas revolucionarias. El entusiasmo que esto generó en el pueblo chavista quedó reflejado en la avalancha de inscripciones de aspirantes a militar en el nuevo partido que superó los 5 millones y medio de personas en los 43 días que duró el proceso, el equivalente al 80% de los votos obtenidos por Chávez en 2006. Ese mismo entusiasmo se trasladó luego a la conformación de 14.171 batallones de base donde comenzaron a participar cerca de un millón y medio de aspirantes convertidos ahora en militantes. Una fuerza tremenda que se extendía hasta los rincones más remotos de Venezuela, sin embargo, en su gran tamaño estaba también su gran debilidad. Al constituirse como un partido de masas, policlasista, sin una clara orientación ideológica, y con una militancia de base heterogénea y desorganizada, la dirección del PSUV quedó a merced de la misma casta burocrática que ya se había apoderado del aparato del Estado. El propio Müller Rojas advirtió esta situación en su momento: “Yo creo que se cometió un error cuando se colocó paralelamente a los individuos que estaban en la burocracia pública como líderes del partido”. La lucha de clases que se venía  dando desde hacía algún tiempo dentro de la revolución, donde un sector importante de la alta burocracia ha venido defendiendo las posiciones de la burguesía, inevitablemente se trasladó también al interior del partido, y esto se ha visto en cada elección de delegados, en cada discusión de documentos programáticos, estatutos, etc. En esta lucha los sectores revolucionarios, que son mayoritarios, han dado grandes batallas por dotar de una orientación revolucionaria al PSUV pero han terminado chocando contra la mejor organización y manejo de recursos económicos del sector burocrático, que finalmente ha impuesto sus criterios y sus candidatos. En última instancia se trata de una lucha que en el plano ideológico se traslada al enfrentamiento entre reformismo y revolución. La ausencia de una participación organizada de la clase obrera en el partido, evidentemente, ha facilitado la labor de la burocracia y, por ello, esta última ha maniobrado permanentemente para impedir que esta presencia se dé, como cuando se impidió la participación de los batallones de trabajadores en la postulación de pre candidatos para estas elecciones, entre otros. La situación actual, donde los propios camaradas de base confiesan que una gran cantidad de batallones no se están reuniendo, que no tienen una orientación ideológica clara, que no se propicia la democracia interna y que sólo se los convoca cada vez que hay una elección, da la impresión que la burocracia busca convertir al PSUV en una maquinaria electoral a su servicio, tal como ocurrió con el MVR. Sin embargo, al igual que en el resto de los frentes donde se disputa la revolución, tampoco aquí está dicha la última palabra y ejemplo de ello es el hecho que la burocracia, aunque controla la dirección del partido, sólo logra imponer sus puntos de vista luego de fuertes enfrentamientos con los sectores revolucionarios y teniendo que hacer concesiones.  

 

Para estas elecciones el aparato burocrático del partido volvió a imponer en las internas a una mayoría de sus pre candidatos. Por esos días la página web de aporrea, uno de los pocos espacios informativos de la revolución que no se encuentra bajo el control de la burocracia, se convirtió en un receptáculo de numerosas denuncias de abusos y ventajismos, donde se señalaba el uso del aparato del Estado, por parte de los pre candidatos de la burocracia en desmedro de los pre candidatos de las bases. Si a esto se le une la desorganización de las propias bases que participaron con varios candidatos en un mismo circuito, dividiendo así su voto, mientras los burócratas presentaban uno o dos, se explica entonces el por qué, una vez más, se impusieron los mismos de siempre. Y como siempre, ante su poca ascendencia entre las masas, gastados por el tiempo y por sus propias contradicciones, sin un discurso convincente, ha tenido que salir, otra vez, Chávez para echárselos al hombro y tratar de hacerlos llegar a la meta. El programa de los candidatos del PSUV, en general, mantiene la línea reformista que ha venido manejando la burocracia, donde se plantea continuar la revolución etapa a etapa, muy lentamente, haciendo convivir las relaciones de producción capitalistas con las reformas sociales, tratar de mantener las reivindicaciones logradas hasta la fecha, y poco más. Evidentemente, como se trata de unas elecciones legislativas tienen que hacer referencia al trabajo que van a realizar desde la Asamblea y darle relevancia a la función legislativa dentro de la revolución.  “Jesús Farías, candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por el circuito 4 de Caracas, tiene claro que sólo hay una posibilidad de instaurar una sociedad socialista en Venezuela: ‘desmontar el Estado burgués y darle poder al pueblo’, tal como lo establece el Plan Nacional Simón Bolívar… ’Tenemos que crear las leyes que hagan énfasis en este sentido. Ellos se van organizando y nosotros vamos legislando para transferirle cada día más recursos que les permitan tomar el poder’, afirmó el candidato durante el acto de lanzamiento de la Campaña Admirable, El pueblo pa la Asamblea. Otra de las tareas que Farías identifica como prioritaria es precisamente la creación de condiciones para que el país pueda desarrollarse económicamente y así salir de la dependencia y el subdesarrollo, todo lo cual redunda, a juicio del candidato, en la defensa integral del país.‘Para ello se necesitan leyes y se necesita un extraordinario esfuerzo institucional y de la clase obrera’,… ‘Debemos empezar por crear una ley de la propiedad socialista que establezca cuales son los límites alcances, actores y regulaciones de la participación del pueblo en el espacio económico que le permita su participación y su dirección’, afirmó el dirigente político… ‘Él (Fidel Castro) lo que quiso señalar es que el Socialismo es la primera fase de la transición histórica de la humanidad a una sociedad de libertad y de igualdad. Eso es un proceso sumamente largo y nosotros estamos construyendo las bases para que en un larguísimo plazo podamos llegar a esa sociedad’, interpretó Farías, quien inició su militancia revolucionaria en el Partido Comunista de Venezuela, organización aliada de la Revolución Bolivariana”. Ese mismo día, 27 de agosto, el propio Jesús Farías había declarado en el canal de televisión Televen que: “La propiedad privada va a tener que competir con la propiedad socialista para demostrar cuál es superior”.    

 

4.2.- Los escuálidos 

 

En el bando de la reacción la oferta electoral es francamente deplorable, pero ¿qué se puede esperar de los representantes de una clase social decadente y de un sistema que se desploma en todo el mundo, agonizante y podrido? La reacción venezolana es como esos seres primitivos, sin muchas luces, elemental, básica, pero que suple esas carencias a base de constancia e instinto de supervivencia. Esto le ha permitido mantener en el tiempo una línea de acción con cierta coherencia. La historia de la reacción se podría dividir en un antes y un después de abril de 2002. Fue en esos días del golpe de Estado que logró aglutinar su mayor apoyo de masas, principalmente dentro de la pequeña burguesía, para lanzarse al asalto del poder haciendo a un lado todos esos “principios democráticos” que hoy defiende tan ardorosamente. Su ineptitud y soberbia se estrellaron contra unas masas revolucionarias que se encontraban en un momento de ascenso y que le hicieron sufrir una dolorosa derrota que les costó, entre otras cosas, el apoyo visible que tenían en el ejército. La demostración de debilidad del gobierno bolivariano, que dejó impunes a los golpistas y no profundizó la revolución, la animó a nuevos intentos por hacerse con el poder al margen de las reglas de juego de la democracia liberal. Por esta vía vinieron el lock out patronal y el paro petrolero de 2002-2003, y el intento de fraude electoral en el referéndum de 2004. Estas dos nuevas derrotas mermaron considerablemente el apoyo que aún conservaba en la pequeña burguesía y la sumieron en la desmoralización, amén de la división que se acentuó entre sus dirigentes. A partir de ese momento, y aunque jamás ha abandonado la opción golpista, no le quedó más remedio que plegarse al juego electoral donde, entre su torpeza y el empuje revolucionario de las masas, fue sufriendo derrota tras derrota, siendo la de las presidenciales de 2006 la más aplastante de todas. En el referéndum constitucional de 2007 logró lo que es su única victoria electoral hasta la fecha, pero a la que tampoco le pudo sacar demasiado rédito ya que, además de ser muy estrecha, no se dio por mérito propio sino como consecuencia de la abstención de los chavistas. A esta triste victoria la siguieron dos nuevas derrotas: en las regionales de 2008 y en la enmienda constitucional de 2009, sin embargo, en ellas la reacción comenzó a recortarle distancias a las fuerzas bolivarianas, nuevamente, esto no ocurrió por sus virtudes sino por el cansancio que se comenzó a dar entre las masas como consecuencia de la falta de respuestas del modelo reformista.  

 

En esta etapa de confrontación electoral la principal lucha de los operadores de la burguesía, a parte del propio enfrentamiento contra los bolivarianos, ha sido siempre por lograr una mítica unidad que, en teoría, les permitiría descontar la gran diferencia de votos que Chávez les ha sacado durante todos estos años. La Mesa de Unidad es el enésimo intento en ese sentido, todos los anteriores fracasaron estrellados contra los egos y las ambiciones personales de los incontables caciques que se disputan la dirección del escualidismo, sin embargo, también los seres primitivos aprenden de la vida, y no hay mejor maestra que la derrota. Pareciera que esta vez, a pesar que también se cayeron a trancazos, se han acercado un poco más al objetivo y han logrado presentar una mayoría de candidaturas unitarias, eso sí, conformadas por cadáveres políticos de la IV República, delincuentes de todo tipo: estafadores, corruptos, ladrones, hasta colocaron en algún momento como posibles candidatos a los policías que están condenados judicialmente por la masacre de Puente Llaguno, elegidos, en su inmensa mayoría, a través de acuerdos cogoyéricos, tan del gusto de los cuartorrepublicanos. No obstante, independientemente de la unidad lograda con calzador, lo que realmente une a este heterogéneo grupo de representantes de la burguesía es su profundo odio de clase hacia las masas que tuvieron la osadía de desplazar a sus mandantes del poder y, en particular, hacia la persona que facilitó que esto ocurriera: el presidente Chávez. Esto es algo que les carcome el alma y que les impide cualquier disimulo en lo que respecta a sus verdaderas intensiones. “Luis Ignacio Planas, presidente del partido Copei, aseguró este jueves 2 de septiembre en Anzoátegui que uno de los objetivos de los candidatos de la oposición que aspiran llegar a la Asamblea Nacional (AN) es sacar al actual Presidente de la República, Hugo Chávez Frías.‘La idea de que la oposición llegue a la Asamblea Nacional (AN) no sólo es lograr que el Presidente de la República ‘salga de poder’’, dijo Planas, según declaraciones publicadas este viernes en el rotativo regional El Norte, que circula en el estado Anzoátegui. El presidente del partido derechista Copei indicó que además de sacar al Presidente Chávez, la oposición también busca ‘recuperar los espacios perdidos y lograr controlar el gasto público’, sin especificar las vías que utilizará para alcanzar tales objetivos. No obstante, Planas admitió que existe la posibilidad real de que la oposición no logre la mayoría en las elecciones parlamentarias. ‘Aunque no gane la mayoría, la oposición debe lograr la cohesión durante la toma de decisiones en la AN’, reza la nota de El Norte en referencia a las declaraciones de Planas. Las afirmaciones de Planas se corresponden con la posición de otros miembros de su partido como Oswaldo Álvarez Paz, quien recientemente aseveró que ‘cuando Chávez dice que ‘vienen por mí’, tiene razón. Sí, sí, vamos por él porque es el problema mayor’.En una entrevista publicada por el diario La Razón el domingo 18 de julio de 2010, Álvarez Paz aseguró que ‘la principal tarea de la próxima Asamblea es enjuiciar a Hugo Chávez’, esto con la intención de reproducir en Venezuela el golpe de estado contra el presidente José Manuel Zelaya en Honduras”. Además de reconocer que su principal objetivo es Chávez, los escuálidos no tienen inconveniente en dejar bien claro que también van tras los dineros del Estado. La pandilla de delincuentes que representa a la reacción se presenta con un programa que plantea sin medias tintas un retorno a la Venezuela de los años 90, privatizando lo que se ha nacionalizado e, incluso, pasando a manos de los capitalistas parásitos que se reúnen en Fedecámaras las misiones alimentarias como PDVAL, y acabando con las demás misiones que supongan una competencia para sus propios negocios en las áreas de educación y salud. “La autodenominada Mesa Democrática de la Unidad presentó este martes un informe sobre una supuesta ‘Crisis de Alimentos en Venezuela’, en el que admite que uno de sus objetivos, de llegar a la Asamblea Nacional, sería privatizar la empresa Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos (PDVAL), entre otras medidas neoliberales con las que enfrentaría el tema agroalimentario en el país. ‘Desplazar gradualmente las responsabilidades asumidas por el Gobierno en materia de importación directa de alimentos hacia las empresas privadas especializadas que tengan experiencia y conocimiento de los mercados internacionales, sus precios, y calidad de los productos’, dice textualmente el punto K de las recomendaciones del texto leído por Carlos Machado, quien fue presentado como un especialista en el área agroalimentaria… Su intención es que la Asamblea Nacional modifique las leyes vigentes ‘para garantizar a los productores agrícolas, ganaderos, agroindustria, y otros agentes económicos de la cadena agroalimentaria sus labores y la libre disposición de los bienes a través del fortalecimiento de los derechos de propiedad’”

 

La burguesía no sólo ha conservado su poder económico, como decíamos antes, sino que también mantuvo la hegemonía de los medios de comunicación, producto de la ineptitud y de la moralidad pequeño burguesa de la burocracia, tan respetuosa de la legalidad burguesa, y los ha venido utilizando como un poderoso cañón con el que bombardea a diario, sin tregua y sin piedad, a la revolución. Aprovechándose de las materias pendientes que el reformismo gubernamental no logra solucionar, apuntan directamente contra esos flancos débiles y hacen verdadero daño con una guerra de desgaste,  donde mezclan realidades con medias verdades y mentiras, y ante la cual la burocracia luce patéticamente impotente. Trotsky decía en su “Historia de la Revolución Rusa”, “Cuando la revolución toma o puede tomar el carácter de guerra civil, ninguno de los campos beligerantes admite la existencia de prensa enemiga en la órbita de su influencia, de la misma manera que no se desprende voluntariamente del control sobre los arsenales, los ferrocarriles o las imprentas. En la lucha revolucionaria, la prensa no es más que una de tantas armas”. Como era de esperar, en esta nueva batalla electoral la reacción ha arreciado con sus andanadas mediáticas. “Los sectores opositores han seguido la línea que les ordenó el consultor derechista Juan José Rendón, ‘la campaña electoral sólo debe enfocarse en dos o tres mensajes’. Y los factores contrarrevolucionarios obedientemente han acatado la propuesta. Así lo demuestra el hecho de que en los últimos tres meses, los grupos adversos al Gobierno Nacional han centrado sus discursos en el caso de los alimentos descompuestos, la descalificación a las instituciones del Estado y el tema de la inseguridad. Para la periodista y profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Asalia Venegas, estos tres aspectos tienen como elemento dominante: la muerte y el miedo”. Además de meter por los ojos a sus candidatos durante las 24 horas del día, como verificó el CNE. “Durante los primeros cuatro días de campaña electoral, los partidos políticos de oposición han abarcado un 75,4% de las propagandas trasmitidas por los canales de televisión nacional de señal abierta, informó este domingo la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena... Explicó Lucena que tras este análisis se concluyó que la participación porcentual hasta el momento se representa de la siguiente manera: "La oposición tiene el 75,4% de las cuñas para 73,8% del tiempo, mientras que porcentualmente el chavismo tiene de la frecuencia de transmisión el 24,6% de las cuñas, para el 26,2% del tiempo". A este cañón mediático interno se le agregan los cañones que también disparan sin cesar desde el exterior, principalmente desde España y EEUU, pero sin menospreciar a los de Colombia y demás países latinoamericanos en los cuales la burguesía mantiene el monopolio de las comunicaciones. La estrategia electoral de la reacción es tan elemental y antigua como ella misma: resaltar y exagerar las carencias del gobierno tratando de hacer creer que todo esto es nuevo y producto del “socialismo”, cuando en realidad son lacras propias del capitalismo y que con seguridad se profundizarían si ellos retornaran al poder, como ocurrió en los años 90, mientras agitan el fantasma del “comunismo” que, supuestamente, les va a quitar todo a los que, paradójicamente, nada tienen.  

 

5) ¿Para qué votar y por quién? 

 

En la medida en que en Venezuela se mantiene el Estado burgués prácticamente intacto, es lógico que también se mantengan las instituciones que lo constituyen. El poder legislativo es una de ellas, y junto con el poder judicial y el poder ejecutivo conforman las tres patas donde se asienta dicho Estado, lo que Marx llamó la superestructura jurídica política. Estos poderes tienen una expresión física concreta, que en el caso del primero es el parlamento, el cual en Venezuela se denomina Asamblea Nacional y que, salvo porque actualmente es unicameral, no se diferencia mucho en lo estructural del que existía en la IV República. Otro componente de la superestructura jurídica política es el sistema de gobierno propio del Estado en cuestión, en nuestro caso, que estamos hablando de un Estado burgués, ese sistema de gobierno es la democracia liberal representativa. Al respecto, ese gran bolchevique que fue Evgueni Preobrazhenski la describió muy bien:“… en el Estado burgués la violencia de la minoría pudiente sobre la mayoría está admirablemente enmascarada, especialmente allí donde el poder guberna­mental se encuentra concentrado en manos de un Parlamen­to elegido sobre la base del sufragio universal o cualquier procedimiento cercano a éste. El burgués contemporáneo realiza la obra de “dirección” de las masas trabajadoras de una forma más sutil que los nobles, que únicamente sabían obrar a través del fiscal de embargos Aquí la violencia está enmascarada bajo el aspecto de la libertad formal, del mismo modo que se encuentra enmascarada la explo­tación de la clase obrera por los capitalistas en el terreno económico... En la sociedad burguesa, el poder supremo pertenece al parlamento. Mientras en el régimen autocrático de la no­bleza el obrero y el campesino recibían solamente órdenes y, en caso de resistencia, eran castigados sin previa discu­sión, ahora, hasta a las clases trabajadoras se les pregunta una vez cada tres o cuatro años a quién quieren enviar al parlamento… La burguesía sabe todo esto y por ello prefiere, antes que la violencia directa sobre las masas, antes que la designación del gobierno desde arriba, organizar la sociedad de modo que las masas elijan por sí mismas a las autoridades que han de oprimirlas”. Desafortunadamente, al igual que ocurre con el Estado y con el sistema económico, y fruto de las políticas reformistas de la burocracia, el sistema de gobierno de Venezuela, luego de 11 años de revolución, continúa siendo el mismo que utilizaron los burgueses y sus representantes durante la IV República, por eso se hace tan difícil para las masas avanzar hacia el socialismo con él, porque es una estructura creada y perfeccionada para oprimir a los explotados, para desarrollar el capitalismo, no el socialismo.   

 

Independiente de lo anterior, la realidad es que hoy tenemos este Estado y este sistema de gobierno, y con ellos tendremos que ir a las elecciones del 26 de septiembre, y ante esta realidad los revolucionarios debemos pensar con la cabeza y no con el corazón. En la medida en que la revolución aún no ha triunfado y las contradicciones se siguen acumulando, debemos concurrir a estas elecciones viéndolas como lo que son: una nueva batalla de la lucha de clases que se viene desarrollando de una manera muy intensa en Venezuela a partir de 1998, no hacerlo así es la mejor manera para no entender nada y terminar actuando de un modo emocional, totalmente alejado de lo que debe ser el comportamiento de un revolucionario, y más si se trata de un marxista. A lo largo de estas líneas hemos tratado de ser lo más objetivos y crudos posibles, sin tratar de esconder ni adornar ninguna de las carencias de la revolución, a lo dicho habría que añadir que la labor parlamentaria en este período que concluye dejó mucho que desear, tanto es así que el propio presidente Chávez tuvo que llamarles la atención en más de una ocasión. A las limitaciones de la institución, que comentábamos al comienzo de este punto, habría que agregarle las limitaciones de los propios parlamentarios, varios de los cuales, incluso, saltaron la talanquera para pasarse a la reacción, que fueron incapaces de aprobar, por ejemplo, la reforma de la Ley del Trabajo, una aspiración tan querida por los trabajadores. Sin embargo, y reconociendo todo esto, para los revolucionarios no deben haber dudas en cuanto a la necesidad de concurrir a votar y votar por los candidatos del PSUV, es una cuestión estratégica, no hacerlo significaría ceder espacios a manos de la reacción y ya sabemos lo que eso significa, sólo basta con recordar lo que hicieron en las casi 48 horas que tuvieron el poder en abril de 2002 y, también, después que ganaron algunas gobernaciones y alcaldías en noviembre de 2008. El 30 de noviembre de 2008, el presidente Chávez leyó algunas de las acciones de la reacción:     

 

“Indicó que los estudiantes de la Misión Sucre y del curso de Medicina Integral Comunitaria que estudiaban en la sede de la Policía de Miranda debieron desalojar las instalaciones. Un inspector del cuerpo policial "nos atropelló" y les dijo que abandonaran la sede del cuerpo policial.

- Allí mismo en el municipio Guaicaipuro, un grupo de 10 médicos cubanos de Barrio Adentro que se alojaban en el Hotel Gran Casino de Los Teques fue agredido por un grupo de opositores y fueron obligados a abandonar dichas instalaciones.

- Un total de 1.180 viviendas han sido invadidas en los últimos días en el estado Miranda: 69 en el municipio Andrés Bello, 80 en el municipio Cristóbal Rojas, 490 en Rafael Urdaneta y 610 en Tomás Lander. "Hay una situación de tensión máxima en esos complejos habitacionales".

- En Maracaibo, el nuevo alcalde Manuel Rosales ordenó el desalojo de 14 casas donde funcionan módulos de Barrio Adentro y el desalojo de 10 viviendas de médicos especialistas cubanos.

- En la Plaza de Toros maracaibera funcionaba una oficina de la Onidex y de la Misión Miranda, que fue desalojada. Hay acoso contra misiones y Centros de Diagnóstico Integrales por parte de grupos de oposición.

- En Puerto Cabello, grupos afectos al gobernador de Carabobo, Enrique Salas Feo, amenazando a  médicos cubanos y misiones en Cumboto, El Portuario y otras urbanizaciones y el casco central de la ciudad.

- En el municipio Libertador de la ciudad de Mérida (donde ganó la alcaldía Léster Rodríguez, el también ex Rector de la Universidad de Los Andes) pretendían tomar la sede del Centro de Alta Tecnología. Fue defendido por médicos cubanos y el pueblo.

- En Táchira, en el municipio Córdoba, el consultorio de Barrio Adentro 1 que funcionaba en la prefectura fue desalojado, sacaron los equipos y los pusieron en la calle. Irrespetaron a los médicos cubanos del CDI más cercano junto a los equipos. Fueron desalojadas las misiones Robinson y Ribas que funcionaban en la prefectura.

- En el municipio Independencia del estado Táchira, el consultorio Barrio Adentro I, donde también funcionaba la Casa de los Abuelos, está siendo amenazado de ser desalojado, tanto los abuelos como el local. El aula de medicina integral comunitaria, que funciona en un ambulatorio municipal donde también funciona el servicio de odontología y oftalmología, ha sido amenazado de desalojo porque las instalaciones son de la alcaldía, ahora en manos de la oposición.

- En el municipio Uribante del estado Táchira, trataron de tomar el CDI. La comunidad lo impidió pero se mantiene la amenaza. Exigen abandonar las más de 20 casas donde están residenciados médicos cubanos.

- En el municipio Libertad exigen desalojar 2 viviendas alquiladas y 4 que son propiedad de la alcaldía.

- En el municipio Ayacucho, motorizados de los partidos de oposición atacaron la sede del Psuv causando destrozos en puertas, ventanas y vidrios.

- En el municipio Michelena, la oposición hostiga a los trabajadores de Mercal, Mercalitos, CDI y la televisora comunitaria Michelena”.

He ahí varios botones de muestra de lo que significaría un hipotético triunfo del escualidismo. Hoy es más necesario que nunca poner rodilla en tierra y no retroceder de las posiciones alcanzadas, siempre será más fácil avanzar desde lo logrado hasta la fecha que desde el retroceso que significaría una victoria de la reacción. Se trata de mantener las posiciones alcanzadas y no resignarlas al enemigo de clase. Votar por los candidatos del PSUV no significa tampoco darle un cheque en blanco a quienes resulten electos diputados, hay que recordarles siempre que se deben al pueblo que los eligió, exigirles que lleven adelante un programa revolucionario, que apoyen desde el parlamento las luchas populares, que aprueben leyes que realmente beneficien a las masas, si cumplieran con esto ya sería un gran paso adelante. 

 

La revolución no se va a decidir en las urnas, ni se va a completar a través de leyes, ni el socialismo se va a construir desde la Asamblea Nacional, una institución burguesa, ésas no son más que utopías reformistas. Como dijo Marx hace más de 150 años, a partir de la experiencia de la Comuna de París, los trabajadores no pueden construir el socialismo con las viejas instituciones burguesas, necesitan desarrollar sus propias instituciones revolucionarias para poder realizar su tarea histórica de liberar a la humanidad, y para ello deben comenzar derribando el Estado burgués y su democracia liberal representativa, y remplazarlos por el Estado y la democracia obreros. Como decíamos antes, hay que votar por el PSUV para asegurar un espacio que en manos de los escuálidos se convertiría en otra arma para atacar a la revolución, para despojar a las masas de las conquistas que han logrado hasta ahora en materia de educación, salud y alimentación, principalmente. Manteniendo las posiciones en la Asamblea, los trabajadores ganamos tiempo para terminar de organizarnos y construir una dirección revolucionaria, para tomar el control del PSUV, para tomar posesión de los medios de producción y desarrollar el control obrero en los mismos, en definitiva, para tomar el control de la revolución y conducirla finalmente hacia el socialismo, por ello, la construcción de dicha dirección tiene que ser la principal tarea a desarrollar por los revolucionarios a partir de las elecciones, e independientemente del resultado de las mismas.