Hego Korea da munduko herrialde industrializatuenetako bat eta langile klase indartsu eta borrokalarienetako bat dauka. Klase honek diktadura gogorrak eta gobernu autoritarioak jasan ditu. Demokrazia burgesa ez zen ezarri berandura arte, 1987ra arte alegia. Eta ustezko demokrazia honek grebak antolatzen dituzten sindikalistak zigortzen ditu.

El Gobierno surcoreano (derecha) anunció su intención de crear una filial para operar el tren de alta velocidad. Los trabajadores del sector ferroviario lo denunciaron como una maniobra para privatizar el ferrocarril, despedir trabajadores y encarecer el billete, por lo que decidieron ir a la huelga. 


El 22 de noviembre el 80% de los 10.000 afiliados al sindicato de la empresa Korail (ferrocarriles estatales) votaron ir a la huelga indefinida, que dio comienzo el 9 de diciembre. Ese mismo día la empresa anunció el despido de 4.213 trabajadores y presentó denuncia contra 194 sindicalistas. 


El 16 de diciembre, tras una semana de huelga, la presidenta Park atacó públicamente a los huelguistas. Simultáneamente un tribunal ordena la detención de diez sindicalistas. El día 17 la policía asalta la sede del sindicato ferroviario. Al día siguiente, el primer ministro califica la huelga de ilegal y exige su cese. El tribunal ordena la detención de otros 11 sindicalistas. El 22 de diciembre la policía asalta la sede del sindicato más combativo del país, la Confederación de Sindicatos de Corea (KCTU) buscando a los sindicalistas ferroviarios huidos. En el asalto se producen 130 detenciones. La KCTU convoca huelga general contra esta acción y en solidaridad con los trabajadores ferroviarios. El 28 de diciembre tiene lugar la huelga general: una marea humana marcha de forma militante sobre Seúl. 


El Gobierno mantuvo su pulso y anunció la contratación de esquiroles así como medidas punitivas contra todos los huelguistas. Simultáneamente, se mostró dispuesto a crear una comisión parlamentaria para “evitar” la privatización del ferrocarril si la huelga era desconvocada. El día 30, la huelga finaliza. Tras 22 días se ha convertido en la huelga ferroviaria más larga de la historia de Corea y marcará un hito.


No obstante, la represión continúa. El 6 de enero los fiscales pidieron orden de arresto para otros ocho sindicalistas, hay dos sindicalistas en prisión y el máximo dirigente del sindicato ferroviario, Kim Myung-hwan se encuentra huido. También un grupo de sindicalistas que se presentó voluntariamente en la comisaria fue detenido. “El jefe de policía Lee Sung-han declaró ante los periodistas que las autoridades podrían haber tratado a los líderes sindicales que se presentaron voluntariamente con condescendencia, pero no lo hicieron porque lideraron una huelga en la que se cometieron infracciones graves y que tuvo un gran impacto sobre la economía y el Estado” (Yonhap, 7/1/14). Este es el lenguaje de las fuerzas represivas de un Estado que no se molesta en disimular su reciente pasado dictatorial.


La KCTU, tras la huelga general del 28 de diciembre, ha asegurado que va a continuar la lucha. El 3 de enero exigió la dimisión de Park y ha anunciado dos días más de huelga general. El proletariado surcoreano vuelve con fuerza a escena y está llamado a jugar un papel clave en los acontecimientos revolucionarios que se desarrollarán en el sudeste asiático.