• Herriak antolakuntzarekin erantzun dio PPren Generalitatearen eta PSOEren Gobernu zentralaren utzikeria kriminalari

    Herriak antolakuntzarekin erantzun dio PPren Generalitatearen eta PSOEren Gobernu zentralaren utzikeria kriminalari

  • Gaza, Zisjordania, Libano. Israelgo erregimen naziak mundua mehatxatzen du

    Gaza, Zisjordania, Libano. Israelgo erregimen naziak mundua mehatxatzen du

  • EH Bildu eta Pradalesen Jaurlaritza. Herri akordioak ala klase borroka?

    EH Bildu eta Pradalesen Jaurlaritza. Herri akordioak ala klase borroka?

  • Etxebizitza eskubide bat da. Etxejabeen, errentadunen eta espekulatzaileen aberasteak amaitu egin behar du

    Etxebizitza eskubide bat da. Etxejabeen, errentadunen eta espekulatzaileen aberasteak amaitu egin behar du

  • Gerra inperialistak, genozidioa eta totalitarismoa. Komunismo iraultzailearen indarrak eraikitzeko unea da!

    Gerra inperialistak, genozidioa eta totalitarismoa. Komunismo iraultzailearen indarrak eraikitzeko unea da!

  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5


Marxismoak arazo nazionalari ematen dion garrantzia zein den ikusi dugu hainbat eta hainbat artikulutan, batez ere, arazo nazionalarekiko Leninen ideiak zein ziren. Ondoko lerroetan, Trotskyk zituen ideiak laburbilduko ditugu. Ikusiko denez, Leninekin eta Boltxebikeek defendatu zutenarekin bat egiten du.

Cualquiera que sean los destinos ulteriores de la revolución soviética
-y está lejos aún del puerto- la política nacional de Lenin entrará para siempre en el patrimonio de la humanidad.


León Trotsky,
Hª de la Revolución Rusa



Completa igualdad de derechos de las naciones; derecho de autodeterminación de las naciones; fusión de los obreros de todas las naciones; tal es el programa nacional que enseña a los obreros el marxismo.


V.I. Lenin,
El derecho de las naciones a la autodeterminación.




La importancia cardinal que el marxismo otorga a la cuestión nacional radica en el hecho de que sólo una política correcta en este terreno puede garantizar el éxito de la revolución, especialmente en aquellos estados de composición plurinacional, como la Rusia zarista, auténtica "cárcel de pueblos", en la que desarrolló su acción revolucionaria el Partido Bolchevique.



La defensa del derecho a la autodeterminación



El 57% de la población del Imperio ruso estaba formada por minorías no rusas, oprimidas nacionalmente por la burguesía de la nacionalidad dominante. Y como explica Trots-ky "el gran número de naciones lesionadas en sus derechos y la gravedad de su situación jurídica daban una fuerza explosiva enorme al problema nacional en la Rusia zarista".



Sólo una política de oposición intransigente a la opresión nacional por parte de los bolcheviques podría unir a la clase obrera de las distintas nacionalidades que componían el imperio. Pero "con ello, el partido bolchevique no se comprometía en  ningún modo a hacer propaganda separatista. A lo único a que se comprometía era a luchar con intransigencia contra todo tipo de opresión nacional, incluyendo la retención por la fuerza de cualquier nacionalidad en los límites de un estado común. Sólo por ese camino el proletariado ruso pudo conquistar gradualmente la confianza de las nacionalidades oprimidas".



Al mismo tiempo que los bolcheviques luchaban contra la opresión nacional, se negaban categóricamente a aplicar una estructura "federal" en el seno del partido, que dividiese a los obreros en líneas nacionales. Al fin y al cabo, "una organización revolucionaria no es el prototipo del Estado futuro, es únicamente el instrumento para crearlo. La herramienta debe ser adecuada para la fabricación del producto, pero de ningún modo debe asimilarse a él", ya que "únicamente una organización centralista puede asegurar el éxito de la lucha revolucionaria incluso cuando se trata de destruir la opresión centralista sobre las naciones".1



Lucha contra el nacionalismo burgués



De la lucha contra la opresión nacional y por la defensa del derecho de autodeterminación de las nacionalidades "no se desprendía en ningún caso el reconocimiento de alguna misión revolucionaria de la burguesía de las nacionalidades coloniales o semicoloniales".2 Para el triunfo de la revolucion tan importante era que los obreros de la nacionalidad dominante se opusieran a la opresión nacional, como que los obreros de la nacionalidad oprimida rompieran cualquier lazo o confianza en los partidos de la burguesía y de la pequeña burguesía de su nacionalidad.
La burguesía de las nacionalidades oprimidas estaba íntimamente ligada a la burguesía de la nacionalidad opresora, tal y como explicó brillantemente Trotsky en su teoría de la revolución permanente. En realidad, tal y como ocurre siempre en la historia, el único momento en el que la burguesía de la nacionalidad oprimida lucha seriamente por la independencia, es cuando la revolución socialista amenaza con barrerles.



En vísperas de la revolución de Octubre, cuando los obreros finlandeses abrazaban el bolchevismo, la burguesía finlandesa escribía en su prensa: "el pueblo ruso se acerca a un desenlace anárquico... En estas condiciones ¿no deberíamos desligarnos en lo posible de este caos?".3 Trotsky señala como ante la inminencia de la revolución en Rusia "los círculos burgueses de la periferia que estaban siempre inclinados invariablemente hacia el poder central, se lanzaban ahora a un separatismo que en muchos casos no tenía ni sombra de fundamentos nacionales".4



El potencial revolucionario de la opresión nacional



En no pocas ocasiones, la opresión nacional en Rusia estaba también entrelazada con la opresión de clase, al ser la burocracia y la burguesía rusa la que aplastaba a los sectores populares de la minoría nacional. En el caso de Rusia "a medida que la revolución ganaba más ampliamente a las masas en la periferia, aparecía más claramente que la lengua oficial era allí la de las clases dominantes" de forma que "el despertar político del campesinado no podía producirse más que con la vuelta al idioma natal y con todas las consecuencias que se desprendían de ello en materia de escuelas, tribunales y administraciones autonómicas".5



Si bien es cierto que la existencia de distintas nacionalidades dentro de un estado crea dificultades para la unidad de la clase obrera, no lo es menos que, una vez rota cualquier ilusión en la burguesía nacionalista, la lucha contra la opresión nacional desata unas ingentes energías revolucionarias. Este proceso fue analizado con profundidad por Trotsky, quien consideraba que el nacionalismo de la clase obrera y el campesinado de las nacionalidades oprimidas en Rusia era en realidad la envoltura de un "bolchevismo inmaduro". La política nacional de los bolcheviques logró separar a estos sectores de la influencia de sus burguesías y hacer que el torrente de la lucha contra la opresión nacional confluyese en el lecho de la lucha por el socialismo.



Estado obrero y cuestión nacional



Tras la toma del poder en octubre de 1917 los bolcheviques pusieron en práctica su programa nacional. La forma de mantener unidos a los distintos pueblos de Rusia consistía en que esa unión fuese voluntaria, otorgando el derecho a la separación para las nacionalidades oprimidas. Y la forma de convencer a estas nacionalidades de que no se independizaran era acabando con cualquier tipo de opresión nacional, potenciando su lengua y su cultura. Por supuesto, junto a todo esto, mejorar profundamente las condiciones de vida de la población de las nacionalidades oprimidas era esencial para sortear las tendencias centrífugas.



El joven Estado obrero procedió a inventar cuarenta y ocho alfabetos para aquellas lenguas habladas en el antiguo imperio ruso que carecían de él, entre las que se encontraba la de los uzbecos, turkmenos o kirguizes. Antes de la revolución, el ruso era el único idioma impartido en las escuelas. Diez años después, en 1927, el 90% de la enseñanza en estas nacionalidades se impartía en su lengua materna.



La autodeterminación se puso en práctica. En 1918 se acepta la separación de Finlandia y Polonia. Ese mismo año se constituyen repúblicas soviéticas independientes en Estonia, Letonia y Lituania. Esto, a su vez, permitió mantener dentro de las fronteras de la URSS al resto de nacionalidades. El problema nacional en las fronteras del Imperio ruso estaba en vías de solucionarse, a través de métodos revolucionarios.



Sin embargo, la degeneración burocrática que sufrió la URSS, con la llegada al poder de la camarilla de Stalin en 1924, supuso un serio retroceso, y una vuelta a la vieja opresión nacional, bajo otras formas. La burocracia estalinista no podía tolerar ninguna manifestación de independencia y, de forma monstruosa, retomó los viejos métodos del zarismo.



Como en otros muchos aspectos, parte esencial del legado teórico de León Trotsky, proviene de la lucha contra esta degeneración. Trotsky analiza el proceso afirmando que el centralismo burocrático totalitario establecido en la URSS, que exige total sumisión, explica que "como el Kremlin es la sede del poder, como la periferia tiene que imitar al centro, la burocracia central toma inevitablemente una actitud rusificadora, mientras que le atribuye a las demás nacionalidades un solo derecho indiscutible: el de cantar en su propio idioma los elogios del árbitro".6


Lucha contra la política nacional del estalinismo



La Oposición de Izquierdas de Trotsky denunció implacablemente la política de represión de los derechos democrático-nacionales en la URSS, que el estalinismo impuso. En el programa político de la Oposición de Izquierdas, publicado en 1927, podemos leer: "[el burocratismo] ha impuesto una vigilancia burocrática a las repúblicas autónomas, hasta el punto de privar a estas últimas del derecho a resolver los litigios sobre la tierra entre la población local y la población rusa" y alerta de que "este chauvinismo de gran potencia (...) sigue siendo el principal enemigo del acercamiento y la consolidación de los obreros de las diferentes nacionalidades".7



Entre las diferentes medidas que la Oposición de Izquierdas exige que se implementen en el Partido para corregir esta situación, cabe mencionar la de adoptar el "repudio absoluto de la actitud de mando para con los elementos no rusos y de los nombramientos y los traslados desde arriba" o que "las cuestiones de estos sindicatos [en las nacionalidades oprimidas] deben tratarse en la lengua local, debiendo protegerse los intereses de todas las nacionalidades y las minorías nacionales".8 Lejos de corregirse, la opresión nacional bajo el estalinismo se exacerbó. En los años 40 Stalin desterró naciones enteras so pretexto de supuesta colaboración con los nazis. Ese fue el caso, por ejemplo, del pueblo checheno, deportado a la fuerza a Asia central en 1945 y cuyos exiliados no pudieron regresar hasta 1957. Estos crímenes contribuyeron a la ruptura de la URSS una vez que el régimen entró en crisis.



El regreso a la opresión nacional en el interior de la URSS, el abandono de una política internacionalista, tuvo su correlato en la política exterior con la adopción, por parte de la burocracia, de la antileninista teoría del "socialismo en un solo país". Esta política nacionalista (que respondía al deseo de la burocracia de disfrutar de los beneficios de su posición de privilegio y olvidarse de la molesta lucha por la extensión de la revolución a otros países) fue analizada y combatida por Trotsky, quien demostró la imposibilidad de construir el socialismo en un solo país y denunció el pernicioso papel de las mentiras propagandísticas del estalinismo, que aseveraban que en la URSS -en medio de una situación de sufrimiento de las masas- el socialismo se había alcanzado ya en sus "nueve décimas partes".



"El obrero que comprende que no se puede construir el paraíso socialista como un oasis en el infierno del capitalismo mundial, que el destino de la república soviética y, por consiguiente, el suyo, dependen enteramente de la revolución internacional, cumplirá su deber para con la URSS con mucha más energía que el obrero al cual se ha dicho que lo que existe son ya las nueve décimas partes del socialismo".9



Como previó Trotsky, la teoría estalinista del "socialismo en un solo país", acabó por provocar la degeneración nacional-reformista del PCUS y de toda la Internacional Comunista. Como consecuencia de este abandono del internacionalismo, los diferentes partidos comunistas de la Internacional renunciaron a tomar el poder en sus propios países y pasaron a convertirse en simples peones usados por la burocracia de Moscú para presionar y llegar a acuerdos con las potencias imperialistas, renunciando a la revolución socialista. Esta visión está también detrás de la política de colaboración de clases que la dirección de los PC de los países excoloniales practicaba, apoyando a la burguesía nacional de estos países frente al imperialismo y provocando derrota tras derrota.



Sólo Trotsky analizó, previó y combatió esta política traidora. Sus escritos constituyen un auténtico arsenal teórico, imprescindible para armar a las nuevas generaciones de revolucionarios y educarlos en las ideas del genuino internacionalismo proletario.




1. León Trotsky, Historia de la revolución rusa. Tomo II, Pág. 302-303, Fundación Federico Engels.


2. Ibíd., pág. 315.


3. Ibíd., pág. 305.


4. Ibíd., pág. 312.


5. Ibíd., pág. 308.


6. León Trotsky, La Revolución Traicionada, pág. 169. Fundación Federico Engels.


7. León Trotsky, La Oposición de Izquierdas en la URSS, pág. 82. Editorial Fontamara.


8. Ibíd., pág. 87.


9. León Trotsky. Crítica al programa de la internacional comunista. Ed. Akal.